CAP 18

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    Llevaba una semana de viaje en el carro. Los niños que me acompañaban no pudieron sobrevivir y fueron arrojados al río. La escena fue impactante, y pensar que yo podría ser la próxima me aterraba.

El día estaba nublado, triste y aburrido. Mi confusión por la pérdida de memoria seguía atormentándome. ¿Quién demonios era yo? La pregunta daba vueltas en mi cabeza y me resultaba desesperante.

—Hemos llegado —dijo el anciano, abriéndome la puerta de la cárcel.

Bajé despacio y con cuidado para no tropezar. Después de tanto tiempo sin caminar, me costaba mantenerme en pie, como si estuviera dando mis primeros pasos.

Comencé a seguir al hombre con dificultad hasta detenernos frente a un palacio. ¿Qué hacía yo ahí? En la puerta principal había un guardia, esbelto y alto.

—¿Es este el esclavo? —preguntó, analizando cada parte de mí.

—Sí —respondió el anciano con una sonrisa algo diabólica—. Como el rey ordenó.

Hubo un largo silencio. El anciano fue el primero en romperlo.

—Mi recom...

—Aquí tiene —interrumpió el guardia, extendiéndole una bolsa de dinero.

—Muchas gracias. Ahora, si me disculpa... me iré —se despidió del guardia y luego se giró hacia mí—. Bueno, esto es una despedida. —Y se marchó.

Maldecí mi situación. No sabía qué hacer ahora. ¿Escapar?

—Sígueme —ordenó el guardia, casi leyendo mis pensamientos.

Obedecí y lo seguí. Al entrar, me condujo a una sala oscura. En el centro había un trono, en el que estaba sentado un joven. Sus ojos dorados eran intimidantes y mostraban una superioridad, mientras que su cabello negro era hermoso, misterioso y único.

—Arrodíllate, esclava —dijo el guardia—. Estás en presencia del rey de Athlin.

Me arrodillé temerosa. Tenía miedo; ¿me iba a matar? No, no podía morir sin saber quién era realmente. Tenía que hacer todo lo posible para salir de allí.

—Sé que eres mujer —habló el rey—. No puedes engañarme cortándote el pelo.

—¿Qué quieres de mí? —pregunté, asustada y con el corazón latiendo a mil—. Sé que me mandaron aquí por un motivo en especial.

No sé si mis palabras fueron bruscas, pero eran completamente ciertas, basadas en la conversación que había tenido el anciano con el guardia.

Sabía que él me había traído aquí y sospechaba que la amnesia también era parte de su plan. Estúpido rey.

—Veo que eres inteligente —respondió el rey, divertido—. Es por eso que realmente me gustas.

Me convertí en una villanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora