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—Me aburro —se quejó Donghyuck apoyando su mejilla en su brazo y echándose encima de su pupitre.
—Entonces ponte a leer lo que puso el profesor, no te pongas intenso ahora —murmuró Jeno sin levantar la vista de su cuaderno.
—Jeno, me aburro~ —el menor ahora estaba pinchando el brazo de Jeno, el cual ya se estaba empezando a cansar.
Continuó alrededor de un minuto molestando al mayor hasta que este decidió que ya era demasiado.
—Ya Hyuck, estás muy denso hoy, ¿qué te pasa?
—Es porque no vino Injunnie —respondió Jaemin mientras se daba la vuelta para mirar a sus amigos —Se aburre porque no tiene en qué concentrarse.
—Tiene literalmente que leer ocho páginas ahora —mencionó Jeno frunciendo el ceño.
—Pero eso es aburrido, no me puedo concentrar —tenía un mal presentimiento acerca de todo esto, pero no podía decirlo sin que lo tomen como un paranoico, así que prefirió callarse y omitir esa parte.
—Mira, yo tampoco estoy contento porque Renjun faltó, pero no voy a dejar de prestar atención en clases, así que solo lee eso, Hyuck.
—Si tan preocupado estás mándale un mensaje o llámalo, vas a ver que no es nada y te comes la cabeza sin motivo alguno —le aseguró Jaemin sonriente.
Donghyuck asintió y para cuando fue el recreo lo primero que hizo fue mandarle un mensaje al niño chino.
—No le llegan —murmuró mirando la pantalla del móvil.
—Debe tenerlo apagado, es temprano de todos modos, no te preocupes —dijo Jisung mirándolo.
Y a pesar de que sus amigos seguían repitiendo que no se preocupase, de verdad tenía una opresión en el pecho y un mal presentimiento que lo atormentaba.
Así pasó el resto de la jornada, preocupado y esperando a que su móvil vibrara con la feliz noticia de que el chino había respondido sus mensajes, pero aquello no pasó, seguían sin llegarle los mensajes.
Suspiró mientras acomodaba su mochila para irse a su hogar.
Sus amigos ya se habían retirado y quedaba poca gente en el salón de clases.
Fue cuando Hyunjin se acercó a él con una cara que no sabía si era de miedo o preocupación, que el mal presentimiento que tenía volvió y más fuerte que antes.
—Hyuck —lo llamó —Tengo... algo que decirte. ¿Podemos ir a un lugar más... privado?
Donghyuck asintió algo dubitativo y siguió al chico a un pasillo vacío. Se detuvo cuando el pelinegro se dio la vuelta para mirarlo.
