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Era sábado y como siempre Renjun no tenía planes para levantarse de su suave y cómoda cama

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Era sábado y como siempre Renjun no tenía planes para levantarse de su suave y cómoda cama. Estaba demasiado calentito entre todas las frazadas, el día tampoco estaba muy caluroso.

Afuera había una pequeña tormenta, las gotas de lluvia golpeaban constantemente el vidrio de su ventana causando un sonido que lo único que transmitía era paz.

Así que ahí estaba, tapado hasta la cabeza mientras leía un buen libro.

O eso hacía hasta que su mente empezó a divagar.

Simplemente se quedó pensando en el día anterior, en el dibujo y en cómo Hyunjin sabía su inesperado secreto.

Aunque no sabía se consideraba un secreto puesto que, ¿no lo sabía hasta que vio el dibujo? Sí, eso.

No sabía qué era lo que le pasaba, si le gustaba el chico que dibujó o solo se le hacía atractivo.

Todo era nuevo para él. No el hecho de que le atrajeran los chicos, eso ya lo sabía desde hacía mucho, sino el hecho de quién es el chico que ocupaba esa página en su cuaderno.

Prefiere pensar que solo fue un impulso, que fue hecho inconscientemente por su mano. Que no tenía importancia.

Pero lo dudaba.

Y hubiera seguido pensando, si no fuera porque su madre le había gritado desde la cocina que fuera a comprar harina, ya que se le había acabado.

—¿Y por qué no vas tú? —preguntó Renjun cuando entró al cuarto donde estaba su madre, molesto de tenerse que levantar de su cálida cama y salir afuera, donde seguramente hacía frío y todavía lloviznaba.

—Porque estoy ocupada haciendo el bizcochuelo que vas a comer, así que sé obediente y ve a comprar como tu madre te manda —respondió su madre sin mirarlo. Renjun bufó, ahora sabía de dónde había sacado su actitud —. Hay dinero en la mesa, abrígate antes de salir y lleva paraguas. Ah, y cariño, que la harina sea cuatro ceros.

—Sí mamá —dijo sin prestar mucha atención y buscó el dinero, tomó su abrigo y su paraguas y salió de la casa.

Todavía caía una que otra gota, nada fuerte, pero el viento hacía que se le helaran los huesos a pesar de tener un abrigo.

Metió sus manos en los bolsillos del abrigo, intentando inútilmente de calentarlas.

Se supone que no tendría que caminar tanto para llegar a algún lugar donde vendieran harina, pero los almacenes cercanos estaban cerrados, así que tuvo que optar por ir hasta el supermercado, que quedaba aún más alejado de su casa que los demás almacenes.

Maldijo en voz baja, justo hoy y ahora tenían que estar cerrados los negocios cercanos. El frío todavía le calaba los huesos, aunque ya estaba más acostumbrado a cuando salió de su casa.

Ya ni siquiera lloviznaba, así que llevaba su paraguas cerrado en su mano.

Cuando llegó al supermercado no tardó en entrar y dirigirse rápidamente a las góndolas en dónde estaban las harinas.

Gamer Pro | Renjun x NCT DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora