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Cuando el timbre sonó Jisung tomó sus cosas y bufó molesto. Chenle no había vuelto y lo había dejado aburrirse solo en la clase.
Supone que el chino realmente debía estar enfermo.
Salió del aula para dirigirse a la de los mayores, quienes al verlo solo preguntaron por el otro chico.
—No lo sé, se sentía mal en clases y nunca volvió —se encogió de hombros, recibiendo un golpe en la parte trasera de su cabeza, cortesía de Donghyuck.
—¡Hubieras ido a ver zopenco! ¡¿Qué si se nos murió el niño?! —le reclamó alzando la voz.
—¡No es mi culpa, estúpido! ¡El profesor no me iba a dejar salir! —trató de defenderse Jisung, cubriéndose con sus brazos para evitar que el mayor lo siguiera golpeando.
Donghyuck iba a responderle pero fue detenido por Jaemin.
—Deberíamos ir a buscarlo y ver si está bien, dejen de ser unos críos —reprochó preocupado por su amigo.
Los otros dos bufaron y asintieron a la vez que se cruzaban de brazos.
—Ahora, ¿dónde lo buscamos? —preguntó Jeno.
—Zhong debe estar en la enfermería, parecía tener fiebre.
Todos, sorprendidos, se giraron hacia donde provenía la voz, encontrando al chino concentrado mientras acomodaba sus cuadernos.
—O-oh —murmuró Jeno —Gracias. Vamos chicos.
Y juntos se retiraron del salón.
Fueron hasta la enfermería, donde encontraron al joven chino dormido en la camilla plácidamente.
Jisung empezó a moverlo para que se despierte, y en menos de dos segundos ya estaban todos moviéndolo.
Chenle se despertó entre quejidos, maldiciendo a quien osaba a interrumpir su sueño.
—Lele, ¿estás bien? ¿Cómo que tenías fiebre? —preguntó Jaemin agarrando los hombros del chico y sacudiendo su cuerpo.
—No es nada, ya debe haberme bajado —murmuró el chino sonriendo ante la preocupación de su amigo —. En fin, ¿cómo sabían que estaba aquí?
—Renjun nos lo dijo.
El chino solo asintió, sintiéndose feliz por alguna razón.
Chenle se levantó, se puso sus zapatos y tomó su teléfono, que descansaba en la mesita a su lado.
—Bien, vámonos —dijo Jeno y todos lo siguieron fuera de la habitación.
Mientras caminaban por los pasillos buscando dar con la cafetería, Jisung se quedó un poco atrás, unos alumnos lo habían retenido.
—Oh vamos Jisung, sabemos que tu mamá tiene los exámenes en su casa porque en las oficinas no están —se quejaba uno, Jisung los miraba con los brazos cruzados y una expresión nada agradable.
