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El día domingo Renjun pasó toda la tarde haciendo todas las tareas que tenía pendiente y, aunque generalmente odiaba tener mucha tarea, esta vez lo agradecía

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El día domingo Renjun pasó toda la tarde haciendo todas las tareas que tenía pendiente y, aunque generalmente odiaba tener mucha tarea, esta vez lo agradecía. Ayudaba a tener su mente distraída un rato.

La noche anterior luego de aquel sueño le costó horrores volver a dormirse, y no solo eso, se despertaba continuamente a lo largo de toda la madrugada, por lo que no era de sorprender que tuviera aquellos enormes círculos oscuros alrededor de sus ojos.

Dejó el lápiz en su escritorio y cerró su cuaderno. Ya había terminado todo y ya no sabía qué hacer para mantener su mente alejada de todo esos pensamientos.

Dibujar no era una opción, su mano terminaría por hacerle caso a su corazón que a su cerebro, si veía algo en la tele lo más probable era que se distrajera y comenzara a divagar y si dormía seguramente sueñe con algo que no quiere.

Suspiró y se echó hacia atrás, su espalda golpeando con el respaldo de la silla. Se frotó los ojos con sus dedos, tanto por frustración como por el sueño.

—¿Qué te dijo el oculista de frotarte los ojos? Cuando no veas nada ya te quiero oír —alejó sus manos en cuanto la voz de su madre hizo acto de presencia.

Esperó a que sus ojos volvieran a enfocar para darse la vuelta y mirar a la mujer.

—¿Quieres que te ayude en algo? —preguntó mientras se levantaba.

—¿No prefieres dormir, Ren? En serio que te ves cansado.

—No... no.

Su madre frunció el ceño y dejó el canasto de ropa que llevaba en el suelo para sentarse en la cama de su hijo.

—Vas a acostarte en esta cama y dormir un rato, niño. Lo necesitas.

—P-pero...

—Sin peros. Y si no puedes no te preocupes, en algún momento podrás y sin que te des cuenta estarás dormido.

—N-no es que no pueda, es que no quiero.

Su madre lo miró y frunció más el ceño —Ren, cariño, creí que ya habíamos pasado por esta etapa.

—No es eso, es solo que... recuerdas lo que te conté ayer, ¿verdad? —preguntó con cuidado mientras se acercaba y se sentaba en su cama junto a la mujer.

—Si, y recuerdo también haberte recomendado qué hacer con esos dos.

Renjun bajó la mirada a sus manos y jugueteó con ellas, evitando a toda costa mirar a su madre.

—B-bueno, lo que pasa es que... no... no creo que sigan siendo dos...

—¿Elegiste uno? Mira que bien, mejor para ti así no te comes tanto la cabeza —la mujer se puso de pie y se agachó para volver a tomar el canasto.

Y antes de que su madre avanzara para salir de la habitación, Renjun habló.

—Ma, son tres ahora.

Gamer Pro | Renjun x NCT DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora