Capítulo 8

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En la mañana Jaques me despertó con un mensaje de texto, me dijo que me pusiera un traje de baño y me fuera en bus al Ópera. Seguí sus instrucciones y me puse un bikini equis, en una bolsa puse block solar, agua y un sombrero y me dirigí a la parada del bus. Llegué al café y abrí los ojos como platos al ver a Jaques sentado en el capó de una jeep blanca, con la cajuela llena de hielos, sombrillas y tapetes.

-Jaques ¿qué es todo esto?

-¡Nos vamos a la playa!

Sonreí, corrí a abrzarlo y entramos al café, pedimos algo frío para llevar y nos pusimos en marcha, puso la mejor playlist que he escuchado y conducimos por algo ahí de cuarenta y cinco minutos. En la carretera había todo tipo de cosas, había un campo de trigo, vacas, ovejas, lagunas, granjas, casas, pasto, caballos y hasta ríos. Jaques y yo comenzamos a jugar juegos de viaje: contar autos rojos, jugar póker con las placas de los carros, la canción de los elefantes y veo algo. Lo pasamos de maravillas. Llegamos a un río que pasaba por un árbol gigante de unos quince metros, Jaques sacó su cámara y nos tomamos muchas fotos, jugamos con el agua y seguimos nuestro camino. 

Llegamos finalmente a un estacionamiento que daba directamente a la playa, era una playa hermosa, con un mar azul iluminado por el hermoso sol del mediodía, el domingo perfecto. Extendimos los tapetes sobre la hermosa arena blanca, armamos la sombrilla y la clavamos. Jaques se acostó sobre su tapete y yo me quedé sentada, qué exagerada había sido, Karim está en el pasado, y ya no puede hacer nada a menos que apareciera diez y tantos años después, pero esa posibilidad era de uno en un millón, que tontería. Me acosté al lado de Jaques, me abrazó y me tomó de las manos, nos fuimos durmiendo poco a poco. Me desperté como 10 minutos después cuando comenzé a percibir como el sol quemaba mis piernas, Jaques ya estaba despierto, me sonrió malicioso y se empezó a quitar la camisa, le seguí la corriente y me desvestí hasta que nos quedó el traje de baño.

-¿Una carrera?

-Tú que crees.

Corrimos con todas nuestras fuerzas y en la orilla Jaques dió una especie de vuelta de carro y entró al agua, cuando plantó sus pies en la arena me extendió los brazos, yo salté hacia él y con un hábil movimiento quedé encima de sus hombros, comenzó a caminar y yo reía, me caí de espaldas y le aposté que podía cargarlo, lo intenté varias veces hasta que por fin pude, pero no duré más de cinco minutos de pie. Nos pusimos boca arriba en el agua y dejamos que el agua nos arrastrara.

-¿Sabes algo? -volteé para verlo a los ojos

-¿Qué?

-No me molesta que no me hubieras dicho de Karim.

_¿Ah no?

-Claro que no, ¿sabes? los secretos existen por una razón y así se deben quedar: en secreto.

-Entiendo.

-Nada de que no le cuente nada a nadie, porque así se crean los rumores.

-Claro.

-Así que no te perocupes ¿ok?

-Aunque Karim estuviera en éste mismo estado, en ésta misma ciudad o incluso en ésta misma playa, ya tomé mi desición. Karim sólo significó tenerle miedo a todo, pero ya no soy la misma persona... 

-Te entiendo pero...- lo callé con el dedo

-Déjame terminar.

-Sí claro lo siento.

-Todas las cosas a las que aprendí a tenerles miedo, ya no me asustan, ya no me asustan los errores y ya no me asustan las desiciones y Jaques... tú eres mi decisión.

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