Capítulo 19

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Si alguna vez le iba a mentir a mi mamá, tenía que ser por algo que valiera la pena, y ésto, al menos para mí, valía la pena. Me sentía culpable, claro que sí, pero también feliz. 

Mi teléfono comenzó a vibrar debajo de mi almohada, me desperté y me deslicé fuera del colchón con cuidado de no despertar a Nate. Fui a mi habitación y me cambié, tomé mi maleta y bajé a la cocina, tomé una manzana y le di una mordida, mi mamá bajó y me saludó.

-¿Van a venir por tí?

-No, quedamos de vernos en el parque, me voy a ir en autobús

-Muy bien, te cuidas

-Gracias, igual tú, te quiero

-Y yo a tí -movió su dedo índice- y recuerda los mensajes

Salí y caminé a la parada del autobús, llegué al parque y Karim ya estaba ahí, me sonrió y me extendió los brazos sutilmente, me acerqué a él y me dio un abrazo y un beso en la coronilla.

-¿Aún no llegan Vance y Dereck?

-No, me acaban de mandar un mensaje, dicen que ya vienen en camino

Tenía que hablarle a Riley y a Tam para decirles que si hablaba mi mamá le dijeran que están conmigo en la playa, le hablé a Riley, siempre está despierta así que no temí despertarla.

¿Hola?

Hola Riley

¡Charles! Qué milagro, ¿a qué debo éste honor?

Estoy en la playa con corté mi oración, Riley aborrece, detesta y odia a Karim no te vayas a enojar ¿de acuerdo?

¿Qué hiciste?

Antes de que digas algo, estoy bien, pero prométeme que no te vas a enojar

Si no lo prometo ¿me voy a enojar mucho?

Muchísimo no le iba a mentir, qué caso tenía 

De acuerdo, lo prometo ¡suéltalo niña!

Estoy en la playa con Karim un gruñido se oyó al otro lado de la línea le dije a mi mamá que iba a estar contigo, Tamara y Jaques

Hablando del rey de Roma, ¿qué pasó con Jaques?

Nada, es una larga historia, te la cuento luego, en fin

Déjame adivinar, si tu mamá habla estás con nosotras

Exacto, ¿y le puedes decir a Tam?

No hay problema dijo algo molesta

Gracias te debo una contestó con un gruñido y colgó

Unas manos cubrieron mis ojos, eran delgadas y estaban frías, las tomé y me las quité de los ojos.

-¡Oye no es justo! Se supone que debes de adivinar

-¡Vance! -La abracé y luego abracé a Dereck

-¿Lista para irnos?

Me subí a la furgoneta, cuando todos estuvieron adentro quedé entre Vance y Dereck, él no me pareció una persona cálida cuando lo conocí, pero hoy parece una persona totalmente diferente, puso su brazo sobre mis hombros y me empezó a contar chistes. Vance no se molestaba, ni un poco, se reía de los chistes de su novio con toda la naturalidad del mundo, eran dos personas amables y es cómodo estar con personas amables.

Vance alzó una mano en el aire y pusa la otra sobre mi hombro.

-Pedimos la tienda naranja

Karim suspiró y negó con la cabeza

-Tú siempre tienes la tienda naranja

-Oh vamos, sean hombres y confórmense con la tienda azul

-No

-El que la pide se la queda ¡es la ley!

-¿Desde cuándo esa es una ley Taylor?

-Es una tradición Merge, y tú no eres nadie para romperla

En ese momento pude experimentar lo que sentía Vance, ella y Karim se llevaban tan bien, creaban un ambiente tan ligero, que no había espacio en mí para los celos, así se llevaban, Karim y Dereck, Derck y Vance, Vance y Karim.

-Touchez

-Te rindes muy fácil Merge, yo creí que eras un guerrero

-¿Qué te puedo decir? Las apariecias engañan

Algo se movió, se retorció dentro de mí "las apariencias engañan" tal vez Karim, parecía seguir siendo el chico que conocí pero había cambiado, o tal vez, parecía haber cambiado y seguía siendo igual. Me sentía bien hasta ese momento, en el que un presentimiento de inseguridad me recorrió de la cabeza a los pies. Si no había que tenerle miedo, por qué me sentía tan mal.

-Qué te pasa Chelsea -Karim me miraba por el retrovisor, miraba a la calle, y volvía a ver al retrovisor, le sonreí para tranquilizarlo y bajé la vista al suelo.

-No es nada estoy bien

Llegamos y le mandé el mensaje a mi mamá, era una hermosa playa, con arena blanca y agua azul, Vance salió corriendo de la furgoneta y agarró una bolsa naranja que estaba en la cajuela, me hizo bajar de la camioneta jalándome de la mano, corrimos hacia la playa mientras los chicos bajaban todo lo que faltaba, fuimos a un escritorio que estaba en la entrada a la playa, una chica pelirroja estaba sentada en una silla y nos volteó a ver, yo pelllizqué a Vance.

-¿Campistas? -Vance se puso en frente de la pelirroja

-Sí, ¿todavía hay campos?

-Claro, hay dos, están disponibles el blanco, el rojo y el verde

-Quiero el blanco

-¿Cuando salen?

-Mañana a las doce

-De acuerdo, disfruten su día

Mientras Vance y yo caminábamos a la zona de camping, Vance me miraba extraño

-Karim tiene razón, estás algo rara ¿qué te pasa?

-De veras no es nada

-Vamos, sólo estamos tú y yo, no hay chicos ni Karim, cuéntame

Llegamos a un amplio espacio con arena, una fogata apagada, un asador y unos baños, Vance sacó de la bolsa un rollo de mantas, las extendió y sacó la tienda de campaña doblada.

-De acuerdo -suspiré, y le conté toda la historia de Karim y yo, cuando vivíamos en Minnesota, había partes en las que parecía estar intrigada, otras sorprendida, y otras enojada con su amigo.

-No puedo creer que Karim haya hecho algo así

-Sí, ni yo, parece una persona totalmente diferente, me costaría creer que alguna vez fue así

-Pero tú lo has dicho, ya cambió, entonces ¿qué te preocupa?

-En realidad no lo sé

Me quedé pensando en la pregunta de Vance, y le iba a responder pero llegaron los chicos.

-¿De qué hablaban?

 -Problemas de chicas

Así entendieron la indirecta de que no era algo que queríamos compartir con ellos. Pasamos la tarde muy bien, comiendo, cantando, hablando y riendo, Karim y Dereck hicieron un concurso de quien era el más atractivo, nos preguntaban a Vance y a mí quien estaba más marcado, quién era más carismático y quién tenía los ojos más bonitos. Miré los ojos verdes de Dereck y luego los de Karim, potentes, como a mí me gustan, nada de azules, violetas, ni verdes, ni grises, me gustan marrones, hermosos marrón avellana como los de Karim, me atrapan, me hipnotizan, me penetran, me derriten. Caí en la cuenta, de que no hizo falta más de una semana, para que me volviera a enamorar de él.



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