Capítulo 21

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El teléfono sonó y sonó y siguió sonando, ya había intentado marcar tres veces, pero nadie contestaba, me di por vencida. Por más que me doliera hablarle a mi mamá para que fuera a recogerme, y tener que admitir que le mentí poniéndome de alguna forma en riesgo, corté la llamada por cuarta vez. Apenas se distinguía el color de la arena con mis pies descalzos por mis ojos vidriosos. Me sentía, traicionada ¡usada!, me sentía... indesfensa, a Karim no le importaba lo que yo pensará "¿la perdí para simpre? Bien por ella" pero yo me sentía mal, como si hubiera terminado algo que había durado toda la vida, porque de cierta manera así fue, desde el momento en Minnesota, una parte de mí siempre estuvo encariñada con él, y se hacía la estúpida como si nunca pasara nada, esa parte de mí aceptaba a Karim y rechazaba a Jaques contra mi propia voluntad, era mi cuerpo entero, conectado mente-cuerpo-sentimientos era una continua guerra de emociones contrarrestándose las unas a las otras y yo que era el simple caparazón intentando mantener al borde una revolución, sentía que de un momento a otro iba a explotar con tanta cosa dentro.

Me dejé caer sobre la arena, mirando al mar; libre y sin complicaciones, y aquí los humanos sufriendo, porque quieren involucrarse en cosas tan desastrozas como el amor. Es masoquismo puro, sufrir por querer. Por razones que la ciencia desconoce, querer a una persona, es como tener alas y no saber volar, antes de que sientas lo que es vida, te desplomas contra el suelo. Mi teléfono sonó con la música que siempre me ponía de buen humor, con la excepción de ése día, contesté sin ver, porque aunque lo intentara, no veía nada con los ojos tan empañados.

-¿Chelsea?

La voz del otro lado de la línea me cortó la respiración en seco, no se le ocurrió a mi cuerpo avisarme para que pudiera tomar aire, un sentimiento cálido recorrió mis espalda, con lo último de fuerzas que tenía miré en dirección del mar, y me pareció... más lindo, más libre y con muchísimas menos complicaciones ¿cómo se le pueden quitar las complicaciones a alguien que no las tiene? No lo sé, sólo un poder sobrenatural podía hacerlo, sólo un poder como ningún otro podía aclarar esas dudas, como, qué fue primero, ¿el huevo o la gallina? Necesitaba respuestas, y la persona que dijo mi nombre por segunda vez, las tenía.

-¿Chelsea? ¿Hola?

Intenté que mi cuerpo reaccionara, quería hablar, quería decirle algo, abrí la boca y moví los labios pero no salió ninguna palabra, de fondo se escuchaban dos voces hablando. "¿Seguro que es ella amigo?" y la otra voz respondía "Lo sé, reconozco su número" Intenté volver a hablar pero seguía en shock, la segunda voz suspiró con pesadez "tal vez deberías colgar, no te hagas esto hermano" la otra voz correspondió el suspiro "si, tienes razón." Iba a colgar, ¡pero yo no quería que él colgara! Quería que hablara, que me dijera algo, pero no lo haría hasta que escuchara que era yo del otro lado de la línea. Mi mente quería lanzar el teléfono al mar y que muriera ahogado, pero yo retenía el impulso, junté fuerzas y abrí la boca, soltando un ruido, algo parecido a un quejido. "¿Oíste eso? Sí hay alguien" la segunda voz se rió sarcásticamente "amigo, no puedo creer que sea tan importante para tí, ¡tienes que superarlo! ¡por tu propio bien!" Mi mente pensaba "sí, que cuelgue y luego ahogamos el teléfono, nos vamos caminando a casa y nada de esto pasó. Además, se supone que el ejercicio te pone de buenas ¿no?" ¡NO! No podemos dejar que acabe así de fácil, tenemos que decir algo, no, no...

-¡No! -¡Eso es todo! Mi voz salió

-¿Lo ves amigo? -la voz se escuchó más fuerte

-Jaques

-¡Chelsea!

Tragué saliva y lo dije todo exacto, no me interesaba contarle a Riley, escucharía un sermón lleno de "Te lo dije" y no quería eso, necesitaba a alguien que me escuchara, con atención y seriedad.

-Jaques, escucha, no puedo explicarte, pero -estaba a punto de llorar, mis palabras se entrecortaban intercalándose entre oraciones y sollozos, uno y uno para variar- Necesito que

-¿Qué? ¿Qué necesitas?

-Necesito que vengas por mí

-¡Claro! ¿En dónde estás?

-En... Alki

-¡¿Qué?! ¿Qué estás haciendo en Alki?

-Te lo explico luego, pero espera ¿Jaques? Si no quieres venir, te juro que está bien, me iré en taxi

-No no no ¡Nada de eso! Yo paso por tí, estaré ahí en media hora

Colgó, mis lágrimas se habían secado, Jaques, estaba ahí, siempre ahí para mí, y nunca lo había notado, él no me hizo nada, lo que me haya dicho me habría molestado en cualquier momento que me lo hubiera dicho, sólo esperó a el que creía, era el mejor momento, fui al campamento a recoger mis cosas, entré sigilosamente, pues no quería interrumpir nada. Vance y Dereck estaban hablando al fondo de la playa entre unas palmas ¿y dónde estaba Karim? No me podía importar menos. Guardé en una pequeña maleta mi ropa y todo lo que había traído, me despedí a lo lejos de los chicos que me soplaron un beso al mismo tiempo.

Me paré a la orilla de la carretera, a unos metros de la playa, estaba hundida en mis pensamientos, soteniendo mi maleta como una deportada que no sabe a dónde ir. Escuché un claxonazo, era Jaques, bajó el vidrio del auto y me miró con una sonrisa de amigos, amigos de verdad, yo casi rompo en lágrimas ahí mismo, extendí mis brazos y él se bajó del auto y me abrazó, ayudó a subir mis cosas en el auto y partimos. Karim corrió hacia donde estaban Vance y Dereck.

-¡¿Dónde está Chelsea?!

Dereck le señaló el auto de Jaques que estaba arrancando y Karim lo miró con furia, yo abrí la ventanilla del techo y me paré en el asiento, me arranqué del cuello que Karim me había dado diez años atrás y se lo arrojé, me volví a meter al carro y Jaques aceleró.

-Entonces estuviste con Merge ¿eh?

Bajé la mirada al suelo, y me sonrojé, no quería que Jaques pensara que lo tomé como repuesto.

-Lo siento, pensé que de veras había cambiado

Se rió sarcásticamente -Mala hierba nunca muere

-Oh, pero lo hará, tan pronto consiga un yunque cobraré mi venganza

-¿Tu crees que con un yunque baste?

-¿Tiene algo en mente doctor?

Pensó por unos minutos y luego levantó una ceja, sintiéndose importante.

-Se me ocurre que podríamos colgar un piano en la entrada de su casa


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