Me rendí, quité las manos de mi boca y me reí más fuerte de lo que pensé que podía reír.
-¡Sigo sin creérmelo! ¿Jaques Carther, lloró en una película?
-Es que fue muy, emotiva.
El volumen de mi risa aumentó, no podía contener las lágrimas, Jaques miraba al suelo avergonzado, puse cara seria y lo tomé de las manos.
-Ya, Jaques, escúchame ¿okay? Está bien llorar.
-¿De veras lo crees?
-Sí Jaques, en especial cuando tu novia no llora, y tú sí. -Volví a explotar.
-Ja ja muy graciosa, que tú no hayas llorado -dijo señalándome con el dedo- significa que no tienes corazón.
-Sí, tienes razón, pero a ti te sobra el que a mí me falta.
Entramos a ver la película, y cuando las luces se apagaron, me tomó de la mano y la apretó, literalmente sacó una caja de pañuelos, ¡se estaba preparando para llorar! Yo no lloro en las películas, no es mi forma de ser, pero cómo pude llevar a Jaques, a sufrir de esa manera, yo no sabía que era un reverendo sentimental, además, ¡él fue el que me dijo que viéramos ésa película! Yo no tengo la culpa aquí.
-Tal vez, yo deba ser el humano en la relación.
-¿Disculpa?
-Sí, tu eres como un robot.
-¡Hey! Tampoco te pases, amigo, sí puedo ser femenina y llorar como tú.
-Pruébalo.
-Dónde quieras, cuándo quieras. -le dije con un aire desafiante
-Mañana, en mi casa, a las ¿cinco? -Me extendió la mano.
-Cinco, mañana, hecho. -Se la estreché
Me llevó en su auto a mi casa, se despidió de mí con un beso y se marchó, yo entré a mi casa, y saludé a mis padres, subí por las escaleras y entré al cuarto de los chicos, los saludé y me senté al lado de Nate.
-Cameron, de pura casualidad no sabes ¿dónde está el periódico de ése día?
-¿Ése día? ¿Para qué lo quieres Lindsey?
-No me digas Lindsey, y las necesito.
-Dime para qué.
-Si te lo digo tendría que matarte.
Cameron cruzó los brazos y se encogió de hombros.
-Correré ése riesgo.
Nate, nos miraba divertidos, desde su litera, con los codos sobre la cama y su cabeza sobre sus dedos entrelazados.
-Nate, mejor no escuches, no quiero que tú mueras.
-Oh, ¡vamos Chase! no me vas a dejar fuera de la diversión ¿o sí?
Cameron, se paró y levantó los brazos en el aire.
-Bien, ¡ahora tengo un testigo por si Chelsea me mata!
Nate y yo nos reímos, era un vil exagerado, dramático actor, pero, bueno, familia es familia.
-Verás, ¿recuerdas al chico del lago?
-¿Karim?
-¡No! El otro.
-Oh, ¿el chico misterioso?
-Ése, creo tener una pequeña idea de quién es-
-¡¿Quién es?!
-No lo sé, necesito ver las fotos.
-Pero ¿quién crees que es?
-Sé que suena raro, pero creo que es Jaques.
-¿Jaques?
Nate también parecía muy confundido.
-¡¿Jaques?!
Los miré a los dos con aire de superioridad.
-Sí, Jaques.
Cameron me miró como si fuera una papa parlante, me miró como si no tuviera la capacidad humana de pensar.
-No te parece algo extraño ¡¿que conociste a Jaques después de mudarnos?!
Analicé rápidamente la situación y caí en la conclusión de que Cameron tenía razón, el incidente del lago fue, en Minnesota, y ahora estábamos en Seattle, a Jaques lo conocí aquí.
-Por favor Cameron- suspiró
-Están en el ático.
-¡Gracias hermano!
Le di un beso en la mejilla, y salí al pasillo que rodeaba las habitaciones, en el techo había una pequeña puerta de madera, la abrí y se destendieron una escaleras de madera también, subí lentamente, con la mano en la frágil baranda, cuando llegué al último escalón busqué con mi mano, el apagador del foco en la oscuridad, cuando lo localizé prendí la luz, y entré al cuartito. Empecé a mover cajas, con las vigas crujiendo bajo de mis pies. Detrás de unas revistas y juguetes viejos, encontré una caja, llena de ejemplares del periódico local de Minnesota, la caja decía "12 de diciembre, Chelsea" La abrí tosiendo por el polvo que soltaron las hojas.
Miré cuidadosamente cada una de las hojas grises, casi no había fotos, y era muy difícil distinguirlas, porque todas estaban en escalas de grises, me transportaba a ese día, y me sentía igual de incolora que las hojas, la única foto que tenía al chico, mostraba que tenía ojos y cabello oscuros, pero simplemente no era él. Leí una parte que removió algo dentro de mi: "la madre del pequeño héroe, compartió con la prensa que para evitar más incidentes como éste, cambiarían lo más pronto posible de residencia."
-También se mudaron.
Pero, tranquila, pudo ser una coincidencia, nosotros nos mudamos por la misma razón que ellos, alguien más lo pudo haber hecho ¿no? No había una fija razón o prueba para creer que Jaques, fuera él.
La tentación me invadía, simplemente, me quemaba la curiosidad, pero como dicen la curiosidad mató al gato. Saqué mi móvil, y me metí a los mensajes, busqué su contacto y le mandé un mensaje.
Tú y yo tenemos que hablar.
¿Hablar?
Necesito saber si, suena tonto, pero quería saber si reconoces algo.
¿Qué?
Le mandé una foto de la noticia, necesitaba acabar con el drama, con la situación lo más pronto posible, obtener respuestas.
Nunca la has visto ¿no es cierto?
Nos vemos en el café en diez minutos, y oh, lleva la noticia.
No tardé en reaccionar, tomé mi abrigo y las llaves del auto y salí disparada al café; llegué ahí y el carro azul de Jaques ya estaba estacionado, entré y él estaba sentado en una silla con la cabeza entre sus manos, con su puño cerrado. Se dio cuenta cuando llegué y me hizo una seña para que me sentara. Me vio por unos segundos y después bajó la vista a su puño cerrado, estaba abriéndolo lentamente pero de repente se detuvo en seco y puso su mano libre sobre la mía causando que un pequeño escalofrío recorriera mi espalda. Me tenía alerta, una especie de suspenso.
-De verdad, lo siento Chelsea.
Abrió su puño de un solo movimiento, rápido, como una flecha, y yo sentí cómo el aire simplemente me faltaba, literalmente, una apuñalada por la espalda.
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Obsession
Teen FictionChealsea Seth se dará cuenta de que si un secreto mal guardado puede destruirlo todo, entonces todo nunca valió la pena.