Capítulo 4

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Unas manos frías acariciando suavemente mi pecho me despiertan. Me giro en cama, y veo esos ojos azules que me embriagaron cuando entré por la puerta. No digo nada, y ella sonríe, tímidamente, haciendo que sus labios acaparen toda mi atención. Son carnosos y parecen muy juguetones, se los muerde ligeramente, creando en mí una necesidad irremediable por hacerlos míos.

El frio camino que van dibujando sus manos está llegando a mi cuello haciendo que toda mi piel se erice, no por la temperatura, sino por la inquietud que me provocan sus caricias. Me acerco peligrosamente hacia ella provocándole una risa tonta y nerviosa. Sin ni saber su nombre me tiene anonadado, estoy deseando probar si la delicia que parece que muestran sus labios es real y cierro mis ojos justo cuando nuestras narices se rozan.

Me aproximo lentamente, disfrutando el momento, no sé cómo ha pasado pero la castaña está en mi cama metida, no sé su nombre, no la conozco de nada, no entiendo cómo puede provocar en mi esta sensación de calma y nerviosismo al mismo tiempo. Quiero cortar ya el poco espacio que queda entre nosotros y me abalanzo a ella.

- ¿Sardinita?¿Estás bien? Tu teléfono lleva sonando media hora, quita el despertador al menos para poder seguir en el quinto sueño- la voz de Maialen zarandeándome un poco para despertarme me devuelve a la realidad.
- ¿Maialen?- digo con voz ronca mientras me maldigo por dentro al ser consciente de que todo ha sido un sueño.
- ¿Quién voy a ser? Estamos solos Hu- me dice mirándome extrañada cuando consigo abrir un poco los ojos- uy, creo que necesitas una ducha de agua fría, te dejo- es obvio que el sueño estaba siendo muy placentero, pero su interrupción repentina no me dejó disfrutarlo todo lo que debería.
- ¿Cómo solos?- consigo decirle antes de que cierre la puerta- Ayer coincidí con la chica de melena larga...
- Ah, ayer vino con una amiga que necesitaba un sitio donde dormir porque su casero no la podía recibir hasta hoy y se fueron a primera hora para ayudarla a acomodarse, vendrá a lo largo ‪de la tarde‬. Es super simpática, creo que haremos un buen trío- me dice ilusionada Mai- y ahora, no quiero saber con quién soñabas, pero veo que tu compañía de ayer no te sació, ponle remedio.- su mirada pícara me hace enrojecer. Si algo tiene Mai es que parece super tímida por su tono de voz pero no tiene tapujos ni vergüenza para hablar de temas tan naturales y me encanta.

¡¡Ay!! Si supiera que esta reacción la ha provocado alguien que ni siquiera conozco, que solo la he visto dos veces en mi vida, pensaría que estoy loco, pero ¿acaso no lo estoy?

Después de una ducha reparadora y necesaria puedo abandonar mis aposentos e intentar hacer algo más productivo como tirarme a ver películas con Mai en el sofá. Es nuestro pasatiempo favoritísimo de los domingos de resaca en los que Bruno trabaja.

- ¿Hu, hacemos maratón de películas chorras?- me dice cuando aparezco en el salón sin preguntarme por la situación comprometida que hemos vivido en nuestro anterior encuentro.
- Venga, dale Mai- y nos zapateamos en los sofás. Por suerte tenemos un salón muy grande, con dos sofás de tres plazas y un sillón orejero, de hecho, éste parece una extremidad de mi compi, puede pasarse horas y horas ahí sentada.

Tras llevar ya dos películas y comer un par de pizzas oímos unos golpes extraños en el descansillo. Me acerco a mirar por la mirilla pero antes de que pueda hacerlo la puerta se abre de golpe y quedándome a unos centímetros de pararla con mi cara.

- ¡¡¡Ey, cuidado compañera!!!- digo cuando me recupero del susto pero me quedo paralizado al ver de quién se trata- ¡¡¡¡venga ya!!!!!
- No te creooooo- dice la rubia clavando la mirada en mí- rubiales, ya te dije que creía que nos íbamos a llevar muy bien.
- ¿Pero ya os conocéis¨?- dice la voz de Mai detrás de mí a lo que ambos afirmamos con la cabeza- no es justo, ahora os vais a hacer más amiguis y me vais a dejar de lado.... – me enternece muchísimo cuando Mai se comporta como una niña pequeña y no puedo evitar acercarme a achucharla entre mis brazos.
- Que va, a este, solo lo quiero por el interés- suelta nuestra nueva compañera.
- ¡¡Ay no!!! ¿no me digas que es una de tus conquistas?
- Maialen por favor, nada que ver- le digo apresuradamente, no me apetece que se cree una imagen de mi algo distorsionada.
- Mai, no soy su tipo, pero mi amiga sí...- dice sin pelos en la lengua- es más, fijo que ayer durmió pensando en ella.
- ¿Pero qué dices loca? Si no me conoces de nada- le digo mientras me giro y me lanzo de nuevo al sofá.
- Uy, uy, uy- escucho como dice Mai mientras que la otra se ríe y me empiezo a mosquear ligeramente. –pues bienvenida oficialmente a nuestra humilde guarida Sam, bueno y ahora tuya, es un placer tenerte aquí. ¿Te unes a nuestra tarde de pelis y comida basura?
- Por supuesto que sí- y la observo acomodarse en el sillón mientras me mira sonriente.

Doy gracias porque la castaña no viva en casa, si solo con cruzar nuestras miradas una vez consigue hacerme soñar de manera acalorada, jugando con el frio y el calor de su cuerpo, no sé qué podría pasar, pero tener a Sam no sé si será mucho mejor. Me desconcierta y me atrae que sea tan directa, creo que podemos llegar a congeniar muy bien pero me da miedo su personalidad tan explosiva.

La luz en mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora