Capítulo 14

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Después de ese beso nos separamos y la miro con cierto temor, no quiero ofrecerle ir a mi casa, temo que lo interprete como una de mis conquistas más y con ella no quiero eso.

Me asombro a mi mismo teniendo estos pensamientos, ¿quién me iba a decir que estaría pensando en no tirarme a una tia?, ¿quién me diría que me iba a importar la imagen que una tia podría tener de mi?.

Pero es que no se trata de una chica cualquiera, se trata de Eva, y no sé cual es la razón, pero con ella no quiero ser el Hugo ligón, falto de sentimientos. Con ella quiero más, ella ha demolido una de las capas de mi acorazado corazón y eso aún me da más miedo. Hace tiempo sufrí tanto que no quiero volver a retomar aquellos sentimientos, no quiero volver a sentirme papilla por alguien y por eso me escondí, siendo todo fachada. Nunca lo reconoceré abiertamente, pero no soy ese chulo insensible. A la mente se me viene la imagen de ella, la causante de todo mi cambio pero una voz me saca de mis pensamientos.

- ¿Te pasa algo? Tienes mala cara- Eva me devuelve a la realidad, acariciándome la mejilla con simpleza y cariño, demostrando en ese simple roce su preocupación.
- Perdona, nada- le digo pero ella frunce el ceño- ¿Por qué me miras así?
- Hugo, eres transparente, sé que no eran simples pensamientos, pero no quiero agobiarte- me lanza una sonrisa tan sincera que impulsivamente la abrazo.
- Gracias- le digo en un susurro- por ser así de cercana.
- No las des, me sale ser así contigo- me susurra aún en mi pecho- y eso que yo soy muy toxo.
- ¿Muy toxo?- le digo apartándola ligeramente pero sin soltar nuestro abrazo para buscar su mirada.
- Bueno- veo que se ríe- en Galicia hay unas plantas típicas, son amarillas pero pinchan mucho. Solemos llamar Toxos a aquellas personas más ariscas y cerradas, no sé si me explico bien....- su cara de duda me encanta.
- Pero que vas a ser tú una planta de esas que no sé ni pronunciar, si pareces un osito- sus carcajadas me dan vida.
- Te lo he dicho, me sale ser así solo contigo....- si yo soy transparente para ella, su mirada lo es para mi y no puedo evitar volverla a besar. Pero ese beso no es un simple beso como los que me he dado todos estos años con todas las chicas con las que he acabado mis noches de fiesta. Ese beso es algo más, es un beso cálido que ha empezado a resurgir las cenizas de mi acorazado corazón, ablandándolo y dándole de nuevo un suspiro de esperanza por volver a latir de verdad.
- Venga- le digo separándonos- ¿qué te apetece hacer?.- su mirada traviesa me hace estremecer.
- Mmm, quizás no te guste la idea- duda bastante pero al final se anima a contarme- me apetece volver a ver una película contigo en el sofá....
- Oh, me parece estupendo- ella esboza una sonrisa alegre- mi casa está vacía y queda más cerca que la tuya... ¿te parece bien?
- Si- y me abraza.

Caminamos agarrados de la mano como una pareja que lleva años haciéndolo. Desprendiendo confianza y seguridad. Nunca le doy la mano a nadie, me parece muy personal, pero con ella estoy rompiendo todas mis barreras, estoy dejándome llevar.

Llegamos a casa, doy las gracias de estar solos y creo que ella también. Al entrar le comento si quiere que le preste algo de ropa y mientras yo voy a mi habitación ella queda en el salón escogiendo la película. Me decanto por llevarle una sudadera parecida a la de la última vez pero cuando estoy llegando al salón la escucho hablar, debe estar al teléfono con alguien, no alcanzo a escuchar toda la conversación...

- Y ahora que me llamas, ya no me haces falta, ahora estoy en modo avión.

Nada más atravesar el umbral de la puerta veo como tira su teléfono al sofá enfadada y se deja caer en el mismo, con unos pucheros que consiguen enternecerme a pesar de esas palabras que acaba de pronunciar.

- Aquí tienes- no quiero atosigarla, por ello no le pregunto- mientras yo hago palomitas puedes cambiarte en el baño.
- Gracias, aunque aún no he escogido película, estoy indecisa, ¿a ti que te apetece ver?.
- Lo que tu quieras, contigo me da igual- mis palabras salen sin filtro y trago saliva pensando que la puedo asustar pero ella me sonríe y se lanza a mis besos de nuevo.

La luz en mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora