- Tómate esto- me dice Jesús acercándome un chupito.
- ¿pero si sabes que nunca bebo en turno?- le digo sorprendido cuando me lo acerca.
- Te lo ha dejado la castaña para ti, como tú no bebes me ha dicho que te lo dieses- me quedo de piedra cuando me dice eso.
- ¿En serio?- solo puedo preguntarle eso.
- Si tío, creo que es más tímida aún de lo que ya parece, te ha evitado conscientemente.- me sorprenden las palabras de Jesús y la vuelvo a buscar entre la gente, quiero poder darle las gracias por el detalle, poder tener nuestras primeras palabras, sacarme esta necesidad de conocerla que tengo desde que la vi aquí hace menos de dos semanas. Y cuando al veo, observo que se va hacia la entrada, no lo dudo y hago lo que tantas ganas tengo, ir a hablar con ella.
- ¡Cúbreme Jesús! Vengo ahora- le digo perdiéndome en la gente y siguiendo el rastro de ella.
Se dirige hacia la entrada, la tengo en el punto de mira todo el rato pero de repente la pierdo, llego a la puerta sin verla, me quedo estático, ¿dónde se ha metido? ¿cómo ha podido desaparecer tan rápido?. Los porteros me miran extrañados y me saludan. No es habitual que yo me acerque a la puerta principal, de hecho no la utilizo ni para acceder al local, siempre lo hago por la puerta trasera.
- ¿Buscas a alguien rubiales?- un susurro en mi oreja hace que la piel se me erice. Observo como la dueña de esa voz pasa a mi lado y me mira tímidamente.
- Eh...no...a nadie- le digo como bien puedo. La tengo justo delante y no soy capaz de decirle nada, ¿qué me está pasando? ¡Este no soy yo!.
- Aha, entiendo- veo que se ríe- por cierto, gracias por distraer a aquellos idiotas- me brinda una sonrisa que enciende algo dentro de mí.
- Nada, no me gusta la gente que molesta. Gracias a ti por el chupito.- me sonríe de nuevo pero no me dice nada más, se da la vuelta y se dirige al exterior de la discoteca. Antes de abandonarla, se gira y me mira de nuevo.
- Y por cierto, se te da fatal mentir. Nos vemos rubiales- y diciendo eso sale corriendo perdiéndose entre la gente que se encuentra agolpada para poder entrar de nuevo.
¿Qué ha pasado?¿ Desde cuándo yo salgo detrás de una chica? Pero lo más absurdo de todo ¿por qué no he sido capaz de hablar con ella como lo hago con todas? Me golpeo con mi mano en la cabeza y regreso a mi puesto de trabajo. Ahora tendré que aguantar el interrogatorio de Jesús pero será peor que nunca ya que veo como cierta rubia está a su lado mirándome y sonriendo muy contenta.- ¿Qué ha sido eso Hugo?- me dice Jesús aunque le dedico una mirada cómplice indicándole que le contaré después.- Bueno, vamos al lio. Esta señorita quiere su chupito...
- Exacto- dice Sam- lo quiero con tantas ganas como tú a mi amiga.-le lanzo una mirada asesina, no estoy de humor, no entiendo que me está pasando y no me apetece que nadie me vacile y menos Sam, que apenas me conoce- Venga Hu, no pongas esa cara y sírveme el chupito. Además, mañana es viernes, y será un buen día, ya verás.
- Mira que eres persuasiva eh Sam- le digo sirviéndole su chupito- ¿Y qué se supone que pasa mañana viernes para que sea un buen día?.
- Nada, pero intuyo que será un buen día. Y ahora os dejo, me voy con mis amigas, que si no me harán como ella y se escaquearán pronto dejándome colgada.Un rato después ya tenía a la rubia pegada a la barra y solitaria. Sus amigas no le siguen el ritmo y me pidió si podía quedarse conmigo. Al principio me disgustó la idea, pero siendo mi compi de piso me interesa llevarme bien, y la verdad me lo pasé francamente bien.
- ¿Sabes qué Huguito?, engañas bastante- me dice de camino a casa al amanecer.
- Sorpréndeme- le digo mirándola de manera inquisidora.
- Vas de fuck boy, pero tienes tu corazoncito.- me sale una carcajada nerviosilla al oírla- a ver, no me malinterpretes, eres un fuck boy, pero, eso, pronto cambiará, mostrarás que no eres de piedra, ya verás.
- Uy si, una cosa loca- le digo burlón- Sam, no voy de duro, soy así....
- Ya, ya, ya- me dice tapándome la boca- dentro de unos meses, me dices si sigues siendo igual.
- ¿Qué confiada te veo?
- Siempre tengo razón, y algo me dice que vas a mostrarte como verdaderamente eres.- Sam me descoloca, parece leerme en mi interior, conocerme de hace años, no de apenas una semana, y no me explico como lo hace.
Cierto es que no siempre he sido este chico ligón, cerrado y sin querer saber nada del amor. Pero todos cambiamos, siempre hay algo que nos hace cambiar y yo hace años que cambié a lo que ahora mismo soy.
- Estoy deseando tumbarme en cama, tengo los pies destrozados- la voz de la rubia a mi vera me hace olvidarme de mis pensamientos y reírme, lleva los zapatos en la mano y va descalza sin importarle nada.
El ruido del salón me saca de mis sueños más profundos. Parece que se está montando una buena abajo. Sam es adicta a escuchar música, y como tiene problemas de audición, en ocasiones pone la música demasiado alta. Hoy es una de esas. Apenas tengo resaca, pero quiero dormir, es viernes y no me apetece nada más que cama.
- Sam, ¿es necesario todo este jaleo a estas horas?- le digo con voz ronca.
- Huguito, son las cuatro de la tarde, creo que son horas de hacer algo productivo- me dice mientras no para en su tarea, está quitando el polvo del salón.
- ¿Eres maniática en la limpieza?- le digo vacilón- ¡Que yo sepa, Mai pasó ayer la mopa!
- ¿Hay algún problema en que quiera tener todo limpito?- me dice con cara inquisidora- Además, hoy tengo visita, quiero que flipen con mi casa.
- ¿Visita?- en mi cabeza solo aparece la imagen de una castaña a la que aún no pongo nombre.
- Si, ya te presentaré después, vienen a cenar- me está intrigando saber quién, pero estoy viendo la cara de vacile de Sam, no me lo va a decir por muchas ganas que yo tenga de saberlo.- Arréglate algo, las primeras impresiones cuentan mucho- me dice riéndose- y si te portas bien, te dejo quedarte a cenar con nosotras.
- Sam, pero ¿quién viene? ¿tus amigas?- las palabras salen disparadas de mi boca, no me gusta la intriga, nada, por eso no puedo ver películas de suspense, me pone histérico no saber qué pasa.- y lo de cenar, vais a tener que prescindir de mí, he quedado en casa de Fla para cenar antes de currar.
- Ah, pues si no te quedas, no te digo quienes vienen.- y veo cómo deja el trapo y me mira divertida- me voy a por las bebidas, aprovecharemos que no estáis ni Mai ni tu para montar mi primera fiesta- y tan pancha se queda diciéndome eso y saliendo por la puerta.
La verdad es que nunca sé con qué me va a sorprender Sam, es tan impredecible. Pero no quiero darle vueltas, me voy a tumbar otro rato, sobre las 21:30 me esperan en casa de Fla los chicos, y no me vale de nada darle vueltas a quién vendrá esta noche a casa. Cosa que por mucho que lo quiera evitar, es imposible. Esa castaña se pasea por mi mente sin poder remediarlo.
Miro el reloj y marcan las 21:30, estoy sentado en cama, arreglado ya para la noche, no puedo engañar a nadie, me he vestido cinco veces, nervioso por no saber que ponerme, nervioso por no saber quién viene. Hace media hora ha sonado el timbre por primera vez, a los diez minutos volvió a sonar, y hace apenas cinco lo ha vuelto a hacer. Eso me hace calcular que en casa hay cuatro personas, tres amigas de Sam.
Casualmente, cuando la conocí iba acompañada de cuatro amigas, y si no recuerdo mal, una de ellas no iba a venir aquí a estudiar. Tengo el treinta y tres como tres por ciento de probabilidades de que mi castaña esté en el salón. Y eso me está paralizando. Aún resuenan en mi cabeza las pocas palabras que he cruzado con ella. ¿Qué coño me está pasando? En la puñetera vida he tenido esta sensación y me parece de locos, porque no sé ni su maldito nombre.
Mi móvil suena, un mensaje de Flavio echándome en cara que llego tarde, y reclamando una ronda de chupitos gratis por ello. Decido no posponer más lo inevitable, cojo mi chupa de cuero, me la pongo y salgo de la habitación dirección al salón. Escucho voces animadas, están escogiendo música y esperando a la cena. Asomo y veo la silueta de Sam de pie manejando el cotarro y dos amigas suyas sentadas en el sofá.- Sam, creo que tienes que presentarnos a alguien- dice la morena con una peca en la frente mientras Sam se da la vuelta.
- Hombre, apareciste- dice Sam y yo revoloteo los ojos- venga, que te presento.
- Dale Sam, llego tarde. Hola a las dos, yo soy Hugo, el pringado que tiene que aguantar a la loca de vuestra amiga- consigo que suelten una carcajada relajada las tres, no me gustan las presentaciones tan formales, soy más de casualidades.
- Encantada, yo soy Anajú- me dice la morena acercándose y dándome dos besos. Alucino con el olor tan agradable que desprende.
- Y yo Anne. –me dice una chica más menudita que parece mucho más joven que las demás.- y la verdad te compadezco, Sam no es fácil de aguantar.
- Cuando me canse de ella, os llamaré- digo vacilón- ahora lo siento, me esperan y ya debo una ronda de chupitos, no quiero deber más. Nos vemos, pasaros después por Palladium y os invito a algo- veo como Sam sonríe- a ti no, ya te he invitado a muchas, te estás aprovechando de mi- y pongo los ojos de corderito que siempre me funcionan.
- ¡¡Que malo eres!!!- me dice poniendo voz de bebé Sam- venga, nos vemos después.
Salgo por la puerta, entro en el ascensor y suspiro dejando salir todos los nervios estúpidos que se habían establecido en mí, nervios sin sentido y que me hacen sentir aún más estúpido.
Nada más salir del portal, recibo un mensaje de Sam, ¿qué querrá ahora si no han ni pasado dos minutos desde que me he ido? Lo abro y me quedo paralizado, no puede ser.
{Mensaje de Sam} Mensaje recibido a las 21:47: Mira, nos hemos sacado un selfie ya empezando la fiesta, ¿a qué estamos guapísimas las 4?
{Mensaje de Hugo} Mensaje enviado a las 21:48: Sam, ya vas borracha que no sabes contar.
Pero justo al enviar recibo ese maldito selfie, ese selfie donde compruebo que realmente hay cuatro chicas en mi salón, donde veo que hay una castaña con unos ojos azules impresionantes con una sonrisa cautivadora.
{Mensaje de Sam} Mensaje recibido a las 21:51: ¿estás aún vivo? ¿cómo no me contestas?
{Mensaje de Hugo} Mensaje enviado a las 21:51: Oh, gracias por preocuparte.
{Mensaje de Sam} Mensaje recibido a las 21:52: Jajajjaja, lo siento, tenías tanta prisa, ella estaba en el baño. Creo que el destino no quiere que os conozcáis.....
{Mensaje de Hugo} Mensaje enviado a las 21:53: Vete a la mierda Sam. Te has quedado sin chupitos esta noche.
Meto el móvil en el bolsillo justo después de ponerlo en silencio. Me siento frustrado. Está en mi casa, segunda vez que está ahí y no nos conocemos. Puedo subir, fingir que me he olvidado algo, pero sería un cantazo, Sam ya me tiene muy fichado y el vacile sería descomunal. No me queda más que resignarme y proseguir mi camino con la esperanza que esta noche se obre el milagro y por fin nos conozcamos.
- Menos mal que llegas, tío- Me dice Flavio al abrirme la puerta.- pensé que teníamos que mandar un equipo de rescate.
- Uy, esa cara no me gusta- Javi me conoce muy bien, y sabe leer lo que me pasa en mis ojos pero no estoy con ganas de comentar nada, no me siento orgulloso de lo que me está pasando.
- Nada, Sam, que un día me va a sacar de mis casillas- intento desviar el tema como bien puedo- ¿Rafa, no te interesa? Creo que podríais hacer muy buena pareja.
- Vete a tomarle el pelo a otro, aún sigo enamorado de....
- Ni hablar, temas amorosos fuera- le corta Flavio- vamos a divertirnos y disfrutar que es viernes y la noche es larga.
- ¡¡Esa es la actitud!!- intento fingir ganas y emoción pero la mirada de Javi en mi hace que me sea difícil ocultarle nada.
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La luz en mi oscuridad
FanfictionMi mundo es la noche, desde siempre me he sentido ave nocturna. De pequeño estaba más enérgico por la noche que por el día, mi madre siempre me lo ha repetido, era dormilón por el día y demonio por la noche. A medida que fui creciendo esto se acentu...