Capítulo 4: Un almuerzo ideal

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Altagracia no esperaba ver a la mujer de Navarrete en su oficina, pero decide ser amable con ella. No le convenía tener conflictos con su mujer. ¿Quién sabe? Hacerse amiga de esta mujer podía facilitarle las cosas para echar a José Luis de la empresa.

–Eleonora, discúlpame– dice poniéndose de pie y dándole un beso en la mejilla– No sabía que eras la esposa de Navarrete.

–No te preocupes Altagracia. Solo venía a darte la bienvenida a la empresa. José Luis me ha hablado mucho de ti.

–¿Ah sí? Me imagino que solo cosas malas– ríe.

–Mm– le sonríe– Pero el es así. Cuesta que se lleve bien con quien parece su rival.

–Por cierto– mira a Martín– El es Martin Farran, mi esposo.

–Mucho gusto– le dice el moreno dejando un beso en su mejilla.

–Que voz tan masculina– ríe.

–Lo es– le acaricia el rostro a su esposo.

–Altagracia, espero no te incomode esto, pero quería invitarte a almorzar– mira a Martín– Bueno, ya que están los dos, a los dos.

–¿Qué dices mi amor?– mira a Martín.

–Lo que tú decidas hermosa– dice poniendo una de sus manos alrededor de la cintura de Altagracia.

–Bueno, ya qué. Vamos a comer juntos– le sonríe a Eleonora.

–Perfecto– dice con una gran sonrisa– Iré a buscar a José Luis y venimos para acá.

–Excelente– le dice Altagracia con una sonrisa fingida.

Una vez que la esposa del empresario sale de la oficina, Altagracia libera el aire que acumulaba por la tensión que le había provocado esa mujer tan imprudente.

–Si que eres bastante buena fingiendo– dice riendo.

–No te rías– ríe– Que mujer tan molesta esa, ¿no?

–Es bastante entusiasta por lo que veo.

–Demasiado para mi gusto– rueda los ojos.

–¿Entonces por qué aceptaste mi amor?

–Porque nunca olvides que hay que mantener a los enemigos bien cerca, bien vigilados.

–Pero ella no parece una "enemiga"– dice haciendo comillas con sus dedos.

–Ella no, pero su esposo si.

El empresario ese día no esperaba la visita de su esposa. Si bien es cierto, le había dicho que podía ir a cerciorarse que Altagracia no era su amante, jamás imaginó que realmente iría. Cuando la ve entrar en su oficina se incomoda de inmediato.

–¿Que haces aquí Eleonora?– la incomodidad se le notaba demasiado.

–Me dijiste que podía venir– le da un beso– Quiero que vayamos a comer.

–Eleonora, estoy trabajando ¿Qué no ves?

–Iremos a almorzar José Luis. Además tenemos invitados.

–¿Qué?– se toma la cabeza y luego la mira– ¿A quién invitaste a almorzar?

–A Altagracia.

–No mames Eleonora. Sabes que no me llevo bien con ella.

–Bueno, creo que deberías hacerlo. Están trabajando juntos y no nos conviene que se lleve mal contigo. Ya sabes lo peligrosa que dicen que es.

Infielmente TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora