13.-SEXO CON TIEMPO

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El repiqueteo del teléfono me despertó, aunque no violentamente. En mis sueños imaginaba la campana lejana de una escuela que llamaba incesantemente a clases. Los timbrazos se aproximaron poco a poco hasta que mi cerebro recibió la señal de que era el teléfono, de que me había quedado dormido recargado sobre la cómoda después de escribir la carta, de que mi hijo estaba en el hospital y de que quizá se trataba de una llamada de emergencia. Todo en un segundo. 

Descolgué la bocina.

—____, ¿te encuentras bien?

—Sí —contesté aún semidormido—. ¿Quién habla?

—Park Jihyo.

—¿Pasa algo malo?

—No. Quizá lo contrario. Llamé al hospital hace unos minutos y me informaron que el niño, aunque sigue inconsciente, ha comenzado a dar muestras de sensibilidad. Parece que puede oír

Mis ojos se abrieron como platos y mi corazón comenzó a latir apresuradamente.

Miré el reloj. Iban a dar las diez de la mañana

—Oye, ¿te puedo pedir un favor? 

—Dime...

—Avísale a Namjoon que iré a verlo más tarde.

—Ya lo hice. Ah, tu hijo está en la habitación nueve del séptimo piso. 

—Gracias. —Y colgué sin decir nada más.

Inmediatamente me vestí y salí.

Entré al hospital corriendo y pasé como ráfaga por el recibidor sin solicitar información ni pedir permiso.

Choqué de frente con una enfermera. Tirarla al piso, ayudarla a levantarse, pedirle disculpas y seguir corriendo fueron sólo un acto. 

Ni siquiera me molesté en oprimir el botón para llamar al elevador: fui directamente hacia las escaleras y subí los siete pisos sin reparar en la fatiga.

Jadeando, me detuve en el umbral del cuarto de Jungkook. Dentro estaban mi esposa, mis suegros y el neurólogo Min Yoongi. 

¿Puedo pasar?

—Adelante —dijo el doctor.

El resto de los presentes me ignoró. Seulgi le hablaba al niño al oído; mi suegro le sobaba los pies y la señora le acariciaba la frente. Observé la escena sin decir nada.

Al cabo de unos minutos me aproximé a Seulgi

—Déjame intentarlo.

Se puso de pie y me cedió su lugar sin hacer ningún comentario.

—Jungkook... Soy yo, tu papá, ¿me escuchas?

El médico percibió una ligera respuesta en el EEG permanente y me animó a seguir hablándole. 

Sé que me escuchas —continué— y no quiero que te angusties. Estamos a tu lado, no vamos a dejarte. Te queremos mucho, hijo... Relájate y siéntete tranquilo. 

Seguidamente todos los presentes comenzamos a proferir frases cortas y deshilvanadas. Unos le urgían a despertar, otros le prometían viajes y juguetes. Su madre y yo le asegurábamos cariño... Hasta que el doctor Rangel detuvo la bulla haciéndonos señas con ambas manos: Jungkook pareció reaccionar levantando la ceja izquierda como si tuviera un tic. 

Psychology || Seulgi [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora