Capítulo 24. Luciel, Te quiero.

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*Narra Jin*
-Debe haber una manera de recuperar a ___.
-No sé, debemos ser precavidos con Luciel...- decía Rika.
-Sólo voy a llamarla una vez más.
-Está bien, a la cuarta va la vencida.

Llevaba así una hora, debía dar resultado.
Le llamé.

Cuando escuché la voz de ella respondiendo a la llamada sentí mi corazón encogerse.

-____, vamos ahora mismo a salvarte.

-No...

-Oye... ¿Estás llorando?

-No...

-¿El bastardo ese te ha hecho algo? Como te haya puesto una mano encima yo voy a...

-No le vas a hacer nada.

Mi cara palideció, ¿Por qué? ¿Desde cuándo ____ defendía a alguien así?

Rika tenía razón, ese 707 la estaba manipulando.

-Voy ahora mismo allí.

-¡No!

-Niega lo que quieras, es todo por tu bien, ____.

Le colgué.

-¿Te llevamos?- Me dijo retóricamente Rika.

*Narra ____*
-Luciel.

Wow, a pesar de haber estado hace nada llorando sueno bastante firme.

-¿Qué sucede?

-He detectado varios de los atacantes que me persiguen... Están en camino hacia aquí.

-¿Qué? ¿Cómo...? ¿Saben dónde estamos?

-Sí, y debemos irnos cuanto antes.

Fui rápidamente agarrando mis portátiles y metiéndolos en una mochila que tenía. No había tiempo para mis problemas emocionales, no podía permitir que descubrieran la ubicación e identidad de Luciel... Si le encontraban sería culpa mía.

-+++. Me agarró de la mano y mi corazón se encogió.

Oye, Luciel, este momento de crisis es una muy buena escena típica de declaración de amor... Debo de dejar de leer novelas románticas cutres.

-Estaré a bajo arrancando uno de mis bebés, date prisa, no voy a marcharme sin ti, iré avisando a los de la RFA, quizás Jumin nos consiga apoyo.

Asentí, fui agarrando algunos portátiles de Luciel también junto a sus patatas.

Lo siento Jin, no entenderías esto que estoy haciendo nunca... Ni siquiera estoy yo segura de entenderlo.

Bajé y monté en el coche donde me esperaba Luciel.

-¿Has conseguido contactar con ellos?

-Sí, Jumin puede darnos cobijo en su mansión durante un par de días y está mandandonos refuerzo... Tenemos que irnos ya.

Sin dudar ni un segundo, arrancó y comenzó a conducir a una velocidad alta.

Cuando salimos a la carretera pude ver detrás de nosotros un coche. Al mando iba aquel tal Saeran y de copiloto Jin... ¿Por qué? ¿Cómo Jin había acabado juntándose con esa persona?

De repente, noté una fuerte embestida, Saeran había chocado contra nuestro vehículo.
-¿¡Está loco!? Supuestamente nos quieren con vida.

-Pueden dejarnos hositalizados, me sé de una que le pasó.

Otra embestida.

Estábamos cerca de una pequeña pendiente, mi corazón cada vez iba más rápido, si caíamos por ahí...

Apuestas son apuestas. (707×___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora