catorce

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- Blair, ¿estás despierta? – di un salto de la cama cuando escuché la voz de mi mamá insistir a través de la puerta. Tenía que sacar a Luke de aquí. Comencé a sacudirlo levemente para hacer que despertara

- Luke, Luke despierta, nos quedamos dormidos – mis intentos comenzaron a funcionar cuando Luke comenzó a moverse y a abrir los ojos lentamente. Cuando se acostumbraron a la luz del día y me vio sobre él, me regaló una de las sonrisas mas bellas que nunca había visto en él

- Hola, guapa, buenos días – se levantó un poco para darme un pequeño beso en los labios y se volvió a recostar. Al verlo tan tranquilo ahí sentía la tentación de volver a acurrucarme a su lado, enrollar mis brazos alrededor de él y volver a dormir escuchando los latidos de su corazón. Pero unos golpes en la puerta me devolvieron a mi realidad.

- ¿Por qué esta cerrado con seguro? – mi mamá seguía insistiendo

- Rápido, párate, es mi mamá – le dije a Luke sacudiéndolo con más fuerza – si te encuentra aquí será un gran problema – Luke, sin la menor pizca de preocupación rondando por su cuerpo siguió recostado y puso ambos brazos detrás de su cabeza

- ¿Por qué? Si estamos saliendo creo que será mejor que la conozca, ya sabes, tener confianza – rio un poco. La tranquilidad de Luke comenzaba a ponerme nerviosa, así que tomé una almohada y comencé a golpearlo

- NO. ESTES. JUGANDO. ESTO. ES. SERIO. – mis golpes se calmaron cuando el comenzó a amortiguarlos con sus manos y se comenzaba a poner de pie

- Ya, ya, ya entendí, me voy, deja de golpearme – se sentó sobre el borde de la cama y se comenzó a poner los tenis

- Ya voy mamá, me estoy cambiando – mentí en un grito dirigido a mi mamá y corrí a la puerta del balcón para despedirme de Luke, quien también se dirigía hasta allí. Llegó hasta mi y me tomo por la cintura

- Me encantó esta noche – dijo viéndome a los ojos, con esa mirada que me hacía perderme por completo

- A mí no, roncas – le dije bromeando, recibí una risita de su parte y un suave beso en los labios

- Nos vemos después – dijo y comenzó a caminar hacia el gran árbol que había enfrente a mi balcón, al mismo tiempo que cerré la puerta mi mamá entró a mi habitación, estaba sosteniendo una canasta de ropa sucia en un brazo y miraba extrañada dentro de mi habitación, para luego detenerse sobre mi y verme con un gesto de confusión

- ¿No era que te estabas cambiando? – volteé a verme hacia abajo y pude ver que aun traía la ropa del día siguiente

- Si...es que...no recordaba que esto lo traía puesto ayer – mentí no tan hábilmente, las mentiras nunca fueron mi fuerte. Aun así, mi mamá parecía no haberlo notado

- Danny te está esperando abajo para desayunar – dijo, antes de quitar la llave que estaba sobre mi cerrojo. Por eso pudo entrar

- Dile que ya bajo, cinco minutos

- Cinco minutos – dijo mi mamá, luego cerró la puerta, y, solté todo el aire que no noté que estaba conteniendo. Tomé rápidamente unos shorts y una camiseta, junto con ropa interior y corrí al baño

(***)

Hice tiempo record en la ducha, aun faltaba mi maquillaje, pero eso era lo de menos. Ya estaba en el comedor, con Danny esperando a que salieran hot cakes recién hechos y un gran vaso con licuado de mango en la mano. También me serví un poco y poco a poco me integré a la platica

- Blair, ¿te sientes bien? Hace un rato estabas muy pálida – preguntó mi mamá, al mismo momento que traía una pila de hot cakes a la mesa. Los puso en el centro y Danny se apresuró a tomar varios para comenzar a devorarlos

- Solo un pequeño dolor de cabeza – volví a mentir forzando una sonrisa mientras vertía un poco de miel en mi desayuno

- ¿Y por eso le pusiste seguro a tu puerta? – respondió mi mamá, se asomó por la ventana recorriendo la calle con la mirada- anoche había un auto estacionado enfrente de la casa, no parecía ser de aquí, menos mal que ya se ha ido – volvió a cerrar la cortina y volvió a lo que estaba haciendo. Mi papá había apartado la vista del celular y dirigía su mirada hacia mi

- No puedes hacer eso, Blair, reglas – dijo él, dando un trago a su jugo de naranja

- Si...lo se...es solo que... - fui interrumpida por mi pequeña hermana

- Culpa mía. Anoche la estuve molestando, entrando a su habitación y cerró la puerta con seguro para que ya no pudiera entrar – dijo tan naturalmente que me sorprendió

- Es verdad, supongo que por eso me dolió la cabeza – continué con la historia mientras mis papás desviaban su vista de nosotras, pareciendo haber quedado conformes con lo que dijimos. Volteé a ver disimuladamente a Danny, quien me guiñó rápidamente un ojo y volvió a su desayuno. Me quedé callada, viéndola y sin poder creer la gran astucia y habilidad para mentir que podía caber en ese pequeño cuerpecito

- Y, hablando de reglas, tú tampoco las has seguido – dijo mi mamá dirigiéndose a mi papá

- ¿De qué hablas? – preguntó él, volviendo a alzar la vista de su celular

- En la madrugada estabas usando el celular en la cama, sabes lo que opino de eso – dijo ella con un tono severo

- Cosas del trabajo, pensé que ya no hacía falta explicártelo – le devolvió la mirada fría a mi mamá, quien no se quedaría solo así

- Últimamente has estado teniendo mucho trabajo en las noches – mi mamá estaba colocando vasos recién lavados entre los trastes limpios cuando mi papá dejó caer sus manos en la mesa de una manera ruidosa

- Si, trabajo, el que me da el dinero para que sigas yéndote de compras con tus amigas – mi papá comenzó a subir la voz, mientras Danny y yo solo nos veíamos mutuamente con la cabeza baja

- Antes no tenías que trabajar tanto, ¿a qué se debe ahora? – a diferencia de mi papá, mi mamá mantenía su tono calmado

- ¿Es que ya ni siquiera puedo hacer mi trabajo sin que desconfíes de mí? – el volumen de la voz de mi papá nos sorprendió a todas. Cansado, tomó su celular y se puso de pie, yéndose molesto del comedor

- Que tensión – dijo Danny, se puso de pie para dejar su plato y su vaso en el lavaplatos y salió del comedor. Tomé una servilleta para quitarme un poco de miel que se me había quedado en las manos e imité lo que había hecho Danny antes. Cuando llegué al lavaplatos me quedé un momento ahí, junto a mi mamá que también se encontraba a un lado

- Mamá, ¿esta todo bien? – le pregunté en voz baja, temiendo a la respuesta

- ¿De que hablas? – dijo con una voz tan suave que no se le parecía en nada a la que había usado antes

- Papá y tú, parecían molestos – dejó la toalla que tenía entre las manos en la mesa y respiró hondo

- No te preocupes por eso, cariño, son cosas de nosotros – me dijo, al mismo tiempo que tomaba mi mano en un gesto cariñoso – ahora ve, que se te hará tarde para la escuela – le dirigí una pequeña sonrisa, después me dirigí hacia las escaleras, camino a mi cuarto para terminar de arreglarme

(***)

Las clases de historia del arte son las que mas me aburren, estaba distraída mirando hacia la ventana mientras el profesor hablaba acerca de los precursores en las corrientes artísticas cuando sentí que mi celular vibró sobre la mesa. Encendí la pantalla y vi que era Luke. Abrí el mensaje y este decía:

"Mañana. 5pm. Paso por ti. Ponte un lindo vestido y lleva esa cara bonita" se leía. Le respondí:

"No puedo esperar para verte". Apagué la pantalla sin poder contener una gran sonrisa que se asomaba por mis labios, me dejé ir con mis pensamientos mientras volvía mi vista a la ventana observando los árboles que cubrían el camino y las pequeñas ardillas que paseaban sobre estos.  

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¡Hola, chicas! Lo sé, es un capítulo algo flojo, les prometo que el próximo será mejor. Igual, espero que les guste✨

Gabss

𝘊𝘖𝘕𝘎𝘌𝘓𝘈𝘋𝘖 // Luke Patterson // JATP // *en edición* TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora