xviii. dates

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CAPÍTULO 18
Citas

La mañana de Halloween, Sadie despertó emocionada por la ida a Hogsmeade, o más bien por la cita que tendría con Terence Higgs

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La mañana de Halloween, Sadie despertó emocionada por la ida a Hogsmeade, o más bien por la cita que tendría con Terence Higgs.
Tanto que se había puesto su mejor atuendo y se había peinado, algo inusual en ella, la mayoría de veces solo cepillaba su cabello y si despertaba con ganas, se ponía un broche. En esa ocasión con ayuda de Hermione (con quien había hecho las pases) y Hydra, trenzó dos mechones hacia atrás que con esfuerzo pudieron unir porque tenía el cabello muy corto, Hermione tuvo la idea de decorar las trenzas con florecitas blancas del tamaño de una aceituna chica, así que fue a buscarlas mientras Hydra y Sadie charlaban.

—Creí que lo suyo sería algo como una cita.

—Eso era— dijó Hydra—. Creo que Hermione lo mal entendió e invitó a Ron.

Sadie rió ligeramente mientras negaba con la cabeza.

Unos minutos después, llegó Hermione con las flores en una bolsa pequeña y comenzó a ponerlas en el cabello de Sadie.

Bajaron juntas al vestíbulo donde Filch examinaba a los alumnos que tenían permiso para ir. Ahí estaban Harry y Ron.

—No te desanimes, cerdito— dijó Sadie al ver a Harry con una triste mueca—. Te traeremos cosas, y a la próxima irás.

—Traeremos un montón de golosinas de Honeydukes — habló Hermione, compadeciéndose de él.

—Sí, montones —asintió Ron, quien también había hecho las pases con Hermione.

—No se preocupen por mí —dijo Harry con una voz que procuró que le saliera despreocupada—. Ya nos veremos en el banquete. Diviértanse.

Caminaron a donde Filch, el conserje, señalaba los nombres en una lista, examinando detenida y recelosamente cada rostro y asegurándose de que nadie salía sin permiso.

—¡Hey!— Higgs llegó por detrás asustando a Sadie, ambos rieron por eso— ¿Vamos?

—Claro— asintió intentando mantener la calma después de que Terence le sujetara la mano.

—Me gustan tus flores.

—Gracias— dijó sintiendo sus mejillas acalorarse—. Me gusta tu sudadera.

—Quizás te la deje, como la sudadera verde— dijó riendo.

Ron los miraba receloso desde atrás al escuchar lo último, y casi le dieron ganas de golpear su propia cabeza contra un muro al ver la mano de Sadie sujetada a la de Higgs. Sin embargo, intentó ignorar eso al recordar que Harry le había dicho que debía disimular si no quería que Sadie se enterara sobre su pequeño enamoramiento hacia ella.

Cuando llegaron al pueblo, los grupos se separaron. Sadie caminaba con Higgs, mirando maravillada al rededor, no había ni un solo muggle por lo que todos podían estar haciendo magia sin tener que esconderse, aunque para ella estuviera prohibido, se sentía liberador.

SADIE SHEPHERD Y EL PRISIONERO DE AZKABAN [3]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora