xxxvi. the betrayal of remus

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CAPÍTULO 36
La traición de Remus

Pasaron unos segundos y Harry seguía inmóvil, con la varita en alto

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Pasaron unos segundos y Harry seguía inmóvil, con la varita en alto. Black lo miraba fijamente, con Crookshanks sobre el pecho. En la cama en la que estaba tendido Ron se oía una respiración jadeante. Hermione permanecía en silencio. Hydra se mantenía callada en una esquina, intercambiando miradas de dolor con Hermione, probablemente porque Hermione estaba furiosa, pensando en la traición de Hydra. Sadie había llegado a la cama en la que estaba Ron, con Scabbers en el bolsillo del pelirrojo, los tres estaban juntos.
Y entonces oyeron algo que no habían oído hasta entonces.
Unos pasos amortiguados. Alguien caminaba por el piso inferior.

—¡ESTAMOS AQUÍ ARRIBA! —gritó Hermione de pronto—. ¡ESTAMOS AQUÍ ARRIBA! ¡SIRIUS BLACK! ¡DENSE PRISA!

Black sufrió tal sobresalto que Crookshanks estuvo a punto de caerse.

La puerta de la habitación se abrió de golpe entre una lluvia de chispas rojas y Sadie se volvió cuando el profesor Lupin entró en la habitación como un rayo. El profesor Lupin tenía la cara exangüe, y la varita levantada y dispuesta. Miró a Ron, que yacía en la cama; a Hermione, encogida de miedo junto a la puerta; a Harry, que no dejaba de apuntar a Black con la varita; y al mismo Black. Por último, miró a su ahijada, y Sadie juró que le vio preocupación y un destello de culpa en sus ojos, antes de que evitara su mirada.

—¡Expelliarmus! —gritó Lupin.

La varita de Harry salió volando de su mano. También lo hicieron las dos que sujetaba Hermione y la varita que Sadie sostenía. Lupin las agarró todas hábilmente y luego penetró en la habitación, mirando a Black, que todavía tenía a Crookshanks protectoramente encaramado en el pecho.
Entonces habló Lupin, con una voz extraña que temblaba de emoción contenida:

—¿Dónde está, Sirius?

Sadie miró a Lupin. No comprendía qué quería decir. ¿De quién hablaba? Se volvió para mirar de nuevo a Black, cuyo rostro carecía completamente de expresión. Durante unos segundos no se movió. Luego, muy despacio, levantó la mano y señaló a Ron. Desconcertado, Harry se volvió hacia el sorprendido Ron.
Y Sadie lo miró confundida.

—Pero entonces... —murmuró Lupin, mirando tan intensamente a Black que parecía leer sus pensamientos—, ¿por qué no se ha manifestado antes? A menos que... —De repente, los ojos de Lupin se dilataron como si viera algo más allá de Black, algo que no podía ver ninguno de los presentes— ... a menos que fuera él quien... a menos que te transmutaras... sin decírmelo...

Muy despacio, sin apartar los hundidos ojos de Lupin, Black asintió con la cabeza.

—Profesor Lupin, ¿qué pasa? —interrumpió Harry en voz alta—. ¿Qué...?

—¿Qué está pasando, Remus?— preguntó Sadie, sin mostrar un poco de respeto como Harry— ¿Que hay con Ron?  ¿por que..?

Pero no terminó la pregunta, porque lo que vio la dejó muda. Lupin bajaba la varita. Un instante después, se acercó a Black, le cogió la mano, tiró de él para incorporarlo y para que Crookshanks cayese al suelo, y abrazó a Black — como a un hermano.

SADIE SHEPHERD Y EL PRISIONERO DE AZKABAN [3]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora