xxxv. the fight with hydra

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CAPÍTULO 35
La pelea con Hydra

El efecto invisible de Hydra ya estaba desvaneciéndose más rápido de lo que habían pensado, y así, Sadie pudo intercambiar miradas con ella

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El efecto invisible de Hydra ya estaba desvaneciéndose más rápido de lo que habían pensado, y así, Sadie pudo intercambiar miradas con ella.
El perro era Sirius Black, ambas lo sabían. Por eso mismo, se confiaron de que no sucedería nada, hasta que tuvieron a Ron frente a ellos, siendo arrastrado por el perro como si fuera su juguete.

Sadie quiso darle una buena patada a Sirius, ¿no le había bastado con el hueso de hule que ella le regaló?

Algo surgido de quien sabe donde, golpeó a Harry, y cuando Sadie estuvo apunto de reírse por la extraña caída, algo le golpeó el hombro, derribándola.

—¡Lumos! —susurró Harry.

La luz de la varita iluminó un grueso árbol. Habían perseguido a Scabbers hasta el sauce boxeador; y sus ramas crujían como azotadas por un fortísimo viento y oscilaban de atrás adelante para impedir que se aproximaran.
Al pie del árbol estaba el perro, arrastrando a Ron y metiéndolo por un hueco que había en las raíces. Ron luchaba denodadamente, pero su cabeza y su torso se estaban perdiendo de vista.
Sadie sintió como la rabia la invadía, y corrió hacia Ron, le quería dar una buena y merecida patada a Sirius. Pero no pudo hacerlo porque Hydra la jaloneó.

—¡Mira, Hydra, sé que es tu padre y todo pero esta arrastrando como trapo a mi marido!

Hydra negó con la cabeza. Señaló frente a Sadie, estaba el sauce apuntó de darle un golpe con una de sus ramas, de no ser porque Hydra la alejó.

Lo único que podían ver ya de Ron era la pierna con la que el muchacho se había enganchado en una rama para impedir que el perro lo arrastrase. Un horrible crujido cortó el aire como un pistoletazo. La pierna de Ron se había roto y el pie desapareció en aquel momento.
Sadie lanzó un grito preocupada, asustada y molesta.

—Harry, tenemos que pedir ayuda —gritó Hermione. Ella también sangraba, como Harry, a quien había golpeado el sauce boxeador. El sauce le había hecho un corte en el hombro a Hermione.

—¡No! ¡Este ser es lo bastante grande para comérselo! ¡No tenemos tiempo!

—No conseguiremos pasar sin ayuda.

Otra rama les lanzó otro latigazo, con las ramitas enroscadas como puños.

—Si ese perro ha podido entrar, nosotros también —jadeó Harry, corriendo y zigzagueando, tratando de encontrar un camino a través de las ramas que daban trallazos al aire, pero era imposible acercarse un centímetro más sin ser golpeados por el árbol.

Sadie lo siguió impidiendo que Hydra la volviera a detener. Iría por Ron, aunque saliera de ahí medio muerta o con una pierna rota. Después de todo, ya había usado muletas una vez, y Madame Pomfrey ya estaba acostumbrada a recibirla.

SADIE SHEPHERD Y EL PRISIONERO DE AZKABAN [3]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora