Capítulo 12

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Dos meses después

Gaia se encontraba tranquila en la sala de la casa de sus padres, mientras acariciaba a su perro. Tras haber llegado a la casa de su familia, la ojiazul había comenzado a comunicarse con la universidad, pues estaban a medio semestre y ella prácticamente lo había perdido. Algunos maestros habían dado de baja su nombre en sus materias, mientras que otros simplemente le entregaron documentos para que se pusiera al día, mas la carga era demasiado pesada.

La pelinegra tomaba un poco de café que había preparado y pasaba tiempo con su tierna mascota. El tiempo que llevaba en casa de sus padres había sido de ayuda, pero a la vez la hacía sentir culpable, pues sus padres, en especial su mamá, habían vivido lo que eran sus ataque; por suerte, no había pasado nada demasiado grave en estos.

Algo que sin duda la relajaba demasiado eran las constantes visitas de Marlenne, quien le ayudaba con los temas de la universidad, así como a simplemente pasar el rato juntas. La castaña había extrañado demasiado a su mejor amiga, y el que estuviera en casa de sus padres le había ayudado a que la mirara más. Sus pláticas siempre se extendían por horas, terminando casi siempre en un tema en particular: Steve. Gaia aun no se encontraba segura de que fuera buena idea seguir con su relación, pero tampoco soportaba estar apartada de él.

-¿Tú qué dices? ¿Será buena idea regresar?-le preguntó al perro junto a ella, el cual solo movía las orejas.

Los días siguieron pasando con tranquilidad, y comenzaba a acercarse los exámenes finales. La joven pensaba que una vez que terminara con las pocas materias que llevaba en esos mes, tal vez era buen momento para regresar junto al equipo. Para ese momento, todo el mundo sabía que los vengadores se habían movido de base, hacia un nuevo recinto a las afueras de la ciudad. Gaia no sabía en qué momento se había creado aquel lugar, pero le agradó la idea.

~*~

El viento movía su corto cabello, mientras viajaba en su motocicleta. Árboles y cientos de personas aparecían en su visión, pero la ojiazul tenía un objetivo en específico. Tras cuarenta minutos de viaje, por fin podía divisar los edificios que conformaban la nueva base de los vengadores, y se sintió en casa. Al llegar a la entrada, un agente la detuvo, pero solo bastó levantar la visera del casco para que la dejara entrar.

Gaia no sabía hacia donde tenía que dirigirse, pero aparcó la motocicleta en un lateral, sin estar realmente segura de dejarla ahí. Unos cuantos agentes que entrenaban pasaron por su lado, mirándose extrañados ante la misteriosa presencia, pero cuando se quitó el casco todos la saludaron con formalidad. La ojiazul, un poco tímida, preguntó donde se encontraban los demás, los cuales le explicaron por donde debía de ir para llegar a ellos.

Caminó tranquilamente por el lugar, admirando su alrededor, realmente todo se miraba muy del estilo de Tony, y le agradó. A algunos metros se podía escuchar la voz de Natasha dando órdenes, por lo que suspiró pesadamente y accedió al sitio. Se encontró con rostros conocidos, pero una de esas caras le provocó un nudo en el estómago, Wanda Maximoff se hallaba ahí. Esta fue la primera en notar su presencia, por lo que dejó de hacer lo que la pelirroja le pedía.

-Wanda, sabes que no debes parar-le recriminó la rusa. La castaña solo movió la cabeza hacia su dirección.

Natasha giró hacia donde la nueva vengadora le señalaba, encontrándose con la vengadora que hacía falta desde hacía tiempo. Gaia sonrió levemente hacia ella, mientras que caminaba con tranquilidad.

-Veo que por fin se te acomodaron las ideas-la saludó la espía. La ojiazul rio levemente y abrazó a la pelirroja con el cariño que sentía por ella.

-Digamos que algo así-respondió, mirando de reojo a la sokoviana.

-Ya hacia falta que regresaras... el cap te hecha mucho de menos-comentó Sam, mientras cerraba sus alas. Gaia solo pudo sonreír.

Mystic: Angel FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora