Capítulo 18

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Dos semanas después de la misión, Gaia preparaba un pequeño regalo para el rubio, quien al día siguiente cumpliría años. La joven estaba acompañada por la gemela, quien le daba ideas sobre lo que podía hacer. Wanda parecía emocionada de festejar el cumpleaños del capitán.

-Tal vez deberíamos poner globos en la sala-recomendó la castaña.

-No lo sé... tal vez se enoje-comentó riendo la joven, dándole después un sorbo a su bebida.

-No si le horneas un pastel-la gemela sonreía con la pelinegra.

-O tal vez podrías regalarle una andadera, ya vez que a esa edad es muy normal tener problemas para caminar- la voz de Tony las tomó por sorpresa.

-¡Tony!-la ojiazul se puso de pie y lo abrazó.

-Yo también te extrañé-mencionó riendo el millonario-Hola brujita- saludó a la sokoviana, quien solo asintió como saludo.

-¿A qué debemos la visita?-preguntó la pelinegra.

-Solo quería ver cómo iban las cosas por aquí-respondió Stark.

-¿Y cómo está Pepper?-

-Bien, ahora está en Los Ángeles-comentó.

-Así que por eso viniste, te quedaste solo-se burló la vengadora.

-O tal vez te extrañaba, hermanita-Tony se sentó al frente de ambas.

-Sí, aja- se burló Gaia.

-Parece que quieren hacerle una fiesta al anciano... ¿qué tienen en mente?-preguntó el ingeniero.

-Nada realmente-respondió Wanda-Gaia no se decide-

-Podría prestarles la cabaña nuevamente-Tony alzó una ceja mientras sonreía, y terminó por reírse al notar cómo los ojos de la joven cambiaban de color.

-Siento que estás las veinticuatro horas viendo qué hacemos-se quejó la ojiazul, para después beber un poco de jugo nuevamente.

-Pues, ¿qué hacen que no quieres que vea?-preguntó el morocho, haciendo que la pelinegra casi se ahogara, causando que ambos se rieran.

Los tres siguieron viendo qué hacer para festejar el cumpleaños del capitán, sobre todo ahora que el millonario parecía que se quedaría por unos días en el lugar. El trio de vengadores tenía ya una idea para realizar al día siguiente, por lo que tuvieron que comenzar a moverse para preparar todo.

La mañana del cuatro de julio era cálida y soleada, por lo que la ojiazul se llevó al capitán fuera de la base de los vengadores para disfrutar de un desayuno lejos de los problemas que involucraban al grupo de super héroes. Gaia había optado por ir a Brooklyn a desayunar, cosa que alegró a Steve. Ambos paseaban por la ciudad con tranquilidad, disfrutando de la compañía del otro. Cualquiera que los mirara solo podían ver a una pareja que disfrutaba de un día juntos, sin los pesados trabajos que tenían que hacer.

Era casi la una de la tarde cuando la ojiazul recibió un mensaje de Wanda, informándole que ya podían regresar al complejo. El capitán no sospechaba nada de lo que sucedía, solo se dedicaba a disfrutar del día con su hermosa novia. Al llegar al lugar, ambos caminaron tranquilamente hasta la sala del complejo. Pronto los globos y algunas cosas más se presentaron ante ellos, así como los demás vengadores, los cuales felicitaban al capitán.

La ojiazul caminó hasta el pastel, notando que este tenía una vela con un signo de interrogación, haciéndola reír. El ambiente del lugar dejaba ver que eran ya una gran familia, y que nada podía cambiar aquello. De pronto, Wanda sacó un segundo pastel del refrigerador, el cual tenía un veintitrés de color azul.

Mystic: Angel FallDonde viven las historias. Descúbrelo ahora