Capítulo 12

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Después de un rato llegamos nuevamente a la casa de Chloe. Nuestros amigos están afuera cuando llegamos.

Daniel y yo salimos del auto sin saber muy bien que decir por nuestra repentina ausencia.

– ¡Estábamos pensando en llamar un taxi, nos dejaron botados! –grita Kyle, pero en su noto de voz denota que no está enojado, más bien parece aliviado de ver otra vez a su amigo.

– Nos marchamos de esa fiesta en cuanto ustedes se fueron–dice Ellie.

– ¿Entonces por qué esta el número de Alex escrito en tu brazo? –señala Daniel.

Ellie abre la boca en señal de sorpresa.

– Casi en cuanto se fueron–corrige y se cubre el dorso de su mano.

– Siento haberlos dejado tirados, chicos–dice Daniel.

Soy capaz de ver como los ojos de Kate se abren y puedo ver la expresión de asombro en cara de Daniel y Ellie. Están asombrados, y no los culpo, aunque lo conozco de poco, sé que verlo disculparse no es algo de todos los días, incluso para Daniel es difícil, tiene los hombros echados hacia delante y las manos en los bolsillos delantero de su pantalón.

– No te preocupes, hermano.

Daniel asiente y estoy segura que no tiene algo más que decir.

– ¿Nos vamos entonces? –pregunto cambiando el tema.

– En definitiva, sí–dice Kate, y por su tono de voz sé que esta fastidiada de esta noche.

Nos subimos al auto y nos vamos a un bar. Nos pedimos cervezas y nos quedamos platicando hasta la madrugada. Es una experiencia agradable. El poder estar con gente tan diferente y poder sentirte a gusto con ellos. Para cuando llego a la casa con Ellie estoy rendida pero extrañamente me doy una palmadita en la espalda porque siento que estoy en los mejores términos con Daniel de lo que lo he estado antes. Lo conozco más y eso me hace entenderlo mejor. Sus razones, sus motivos y lo que hace. Mientras más profundo conoces a alguien y sus razones para actuar, te resulta más complicado no estar de su lado.

*

Es sábado y al abrir mis ojos por la mañana solo puedo desear dormir más. El dolor de cabeza es horrible y el ruido que viene de la cocina me martilla la cabeza.

Me paro de mi cama con un gran esfuerzo y abro la puerta.

– Ellie baja el ruido estoy durmiendo–digo.

Entonces me da algo. No es Ellie. Daniel está usando la licuadora en la cocina. Me quedo de piedra mientras lo veo en la cocina. Luego el me mira y sonríe.

– Buenos días–dice. Entonces su mirada baja debajo de mi rostro y se frunce su ceño. Miro en la misma dirección y me percato enseguida. El color llega a mis mejillas inmediatamente. Llevo la pijama, que en mi se traduciría como unas bragas negras y un una blusa de algodón tan delgada que mis senos y pezones se transparentan por completo. Cierro la puerta de golpe.

Estoy repasando seriamente la opción de no salir de nuevo de la habitación pero seria darle mucha importancia, no es como Daniel acabara de ver algo del otro mundo, estoy segura que ve a chicas más desnudas cada semana, pero conocerlo de hace unos días me resulta lo vergonzoso. Suelo dormir casi siempre, es seguro ya que mi compañera de departamento es una chica. Me cambio muy rápido, me pongo un sostén, bragas limpias, un short de tiro alto y una blusa de manga larga con estampado, peino mi cabello y lo ato en un nudo en la parte alta de mi cabello. Me lavo los dientes y la cara y salgo de mi habitación.

Daniel sigue en la cocina y ahora Ellie está sentada en uno de los taburetes.

– ¡Buenos días, señorita resacas! –me saluda Ellie. A ella no le ha pegado tan duro, por supuesto que no. Su cabello esta prolijamente desordenado y la cae a lado de su cara maquillada de forma natural, lleva un vestido floreado y medias negras.

–Hola–digo saludando a ambos. Daniel me dirige una sonrisa y me siento en uno de los taburetes.

Enseguida me doy cuenta que está preparando hot cakes y ha hecho jugo.

– Daniel es tan generoso, vino temprano hacernos de desayunar–dice Ellie.

– ¿Cuántos vas a querer? –me pregunta Daniel.

Me debato entre decirle que yo puedo hacer los míos, pero en sueños me quedarían tan bien como los que le hizo a Ellie.

–Dos, por favor–digo.

Daniel se giró de nuevo a la estufa a hacer lo suyo.

–¿Músico y chef? ¿Qué otros talentos escondes, Daniel? –pregunto divertida.

Daniel se ríe.

– Soy bueno en los deportes, dibujo bien y  a decir verdad soy bueno planchando.

– Un hombre multifacético–señalo.

Daniel pone los hot cakes en un plato enfrente de mí, les unto Nutella y empiezo a devorármelos con un vaso de jugo de naranja. Es, sin dudarlo, el mejor desayuno que he tenido desde que he llegado.

–¡Yo me voy! Tengo trabajo, gracias por la comida, Daniel–dice Ellie–. Te veo en la noche, Larisah!

Ellie sale por la puerta mientras le gritamos un adiós. Ellie trabaja cada sábado y domingo por la mañana en una tienda de ropa a unas calles, por lo que paso sola gran parte del fin de semana.

Daniel se sirve cuatro hot cakes en un plato y les pone Nutella y toma asiento.

– Siento lo de esta mañana, no pensé que siguieras dormida.

Levanto la vista y comienzo a ruborizarme.

– Olvídalo, este desayuno lo compensa.

– ¿Siempre duermes en bragas y sin sostén?

Okey. ¿Qué?

Lo miro y sé que mi mirada fulminante lo asusta un poco.

– Sí, usualmente lo hago. Deberías estar acostumbrado a ver mujeres así al despertar–refunfuño.

– ¿Debería? –pregunta confundido?

– Pues sí, ¿con cuántas chicas duermes a la semana? ¿Dos? ¿Tres? –pregunto.

No logro descifrar la mirada de Daniel pero desaparece un segundo después.

–Algo así–dice mientras se mete un bocado a la boca. – ¿Entonces soy ese? ¿Él chico que se acuesta con muchas?

Noto un tono de burla en su voz.

– Pues sí–replico.

– ¿Y tú qué clase de chica eres?

Lo pienso durante un minuto y luego respondo:

– La clase de chica que ya no se enamora, que solo se divierte–respondo terminando el último bocado.

– ¿Cómo la clase de chica que yo me tiro cada semana? –pregunta.

Me remuevo algo incomoda.

– Algo así–digo.

– No te has metido conmigo todavía–dice Daniel con la mirada en su plato.

– Lo he deseado.

Daniel levanta la mirada enseguida y sus ojos se clavan en los míos.

He dicho eso en voz alta.

Mierda.

Mi error favorito{Pausada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora