Capítulo 4

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¿Qué demonios acababa de decir Ellie?

Ted, su primo, me miraba con una media sonrisa formada y la boca semi abierta. No estaba ni una pisca de lo incómodo que yo. Sentía el calor subir a mis mejillas y seguro que me había puesto igual de blanca que una hoja de papel. Giré solo un poco la cabeza para ver al resto de los chicos mirándome.

Genial. Ni siquiera había cruzado media palabra con alguno de ellos y ya estaba avergonzada.

Daniel, el guapo vocalista, al que de hecho SÍ me quería tirar, me estaba viendo. Por primera vez, me estaba mirando sin inmutarse. ¿Era esto tan común que se había acostumbrado? Después soltó una pequeña sonrisa con bufido y regreso su vista a la libreta en la que estaba escribiendo.

No sabía que se podía pasar de avergonzada a enojada tan pronto.

¿Sólo eso? ¿Una estúpida sonrisa y un bufido? De acuerdo, chico. Sí de algo estoy segura es que merezco más que una estúpida sonrisa y un bufido.

Lo que pareció un eterno momento se rompió cuando Ted estalló en risas.

– ¡Las reacciones de las chicas siempre son lo mejor!

Con ojos como platos lo miré sin entender nada. Ellie se reía ahora también.

– Si hubiera sabido que la reacción sería tan bueno hubiera grabado esto, lo juro–dijo Ellie entre risitas.

– ¿Qué? –pregunté confundida.

– Es un código, bebé. –Me respondió Ted tomándome por los hombros–. Ellie viene seguido a vernos con chicas, la mayoría realmente se quiere tirar a Daniel o alguno de nosotros. Así que cuando es alguien de confianza que no quiere hacerlo, Ellie dice esto. Lo inventó ella, lo más divertido son las reacciones de sus amigas. Eres la primera amiga americana que trae, yo soy de Florida pero vivo aquí desde los siete.

Aire. Aire volviendo a mis pulmones. Sólo había algo: sí que quería algo con Daniel. Y no quería vernos, salir, establecer reglas, sufrir y llorar, porque era Daniel gritaba en su frente “MUJERIEGO AQUÍ”, solo quería pasar el rato. Algo más sería un desastre.

– ¡Demonios Kate! –El rubio que respondía al nombre de Kyle le grito a la pantalla de su celular. – Oh, yo lo siento chicos, chicas–dijo girándose a nosotras–. Kate esta furiosa porque olvide nuestro aniversario, tengo que ir a comprar flores y tal vez chocolates para ella, y un paquete de condones por si hay reconciliación–dijo con la mirada perdida–. Como sea, un gusto, Larisah –dijo saludándome y luego dándole un beso en la mejilla a Ellie–. Nos vemos luego chicos.

Daniel y Ted se despidieron con un “suerte”.

– Bueno, el plan básicamente era ir al bar de Strech, y beber hasta que alguna chica linda y no psicópata se ofreciera a llevarnos a su casa o pagaré nuestro taxi a la nuestra.

– ¡Están de suerte! Somos las chicas lindas que los acompañan a beber y no tienen que impresionarnos con sus anécdotas de chicos rockeros. Vamos, niñitas, este lugar es un nido de mujeres que se mueren por descubrir lo malo que son en la cama.

Daniel cerró de una vez su cuaderno.

–¿Strech? Vamos.

Así de simple y así de seco. Vaya hombre.


Deje este capítulo algo corto ya que hoy subí dos, saludos. Instagram: @sugeymerino

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