Capítulo 5

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Resultaba que Strech era un no tan pequeño bar a cuatro cuadras del edificio en el que Ellie y yo vivíamos. El lugar era bastante iluminado, todo en un estilo muy rustico y con mesas por todos lados. Había mucha gente, desde jóvenes que lucían de dieciséis hasta algunos hombres que rondaban los cuarenta. Diversidad. Esto era bueno.

Nos sentamos los cuatro en una mesa y dos minutos después había alguien atendiéndonos. Lo bueno de Strech era al parecer que no solo podías beber una estupenda cerveza escocesa llamada Amber Ale, sino que también podías ordenar una gran porción de papas fritas o nachos con mucho queso.

Con cuatro cervezas en mi organismo me sentía lo bastante bien como para no beber una más, blandengue con el alcohol, eso era yo.

– ¡En definitiva no, Lari! Tienes que probar esta cerveza, sí o sí.

No me sentía cómoda rebasando el límite de alcohol que mi cuerpo soportaba. Pero qué diablos, tampoco era la gran cosa una cerveza más. Termine pidiendo una orden de papas y una cerveza, a excepción de Ted que había pedido nachos las ordenes eran iguales.

– Así que, Larisah, ¿de qué parte de Estados Unidos eres? –preguntó Ted poco después de que se marchara la mesera.

– California.

– ¡California es excelente! ¿Por qué lo cambiaste por este frío Londres?

Mi novio me puso el cuerno frente a todos mis amigos y luego descubrí a mi madre besando al mejor amigo de mi padre en mi cuarto. ¿Algo más?

–Quería tener una experiencia fuera de casa–respondí. Intentando sonar lo más aburrida posible.

–Sus padres son una especie de millonarios o algo así. Larisah va ese colegio de ricos al que solía ir Daniel–soltó Ellie.

Daniel enarco una ceja desde su asiento.

– ¿Vas a Bloud K? –preguntó Daniel.

Asentí.

Cuando amenace a mi madre con decirle a mi padre de su engaño si no me enviaba fuera del país había obtenido todo menos la escuela en la que estudiaría. Nadie haría preguntas pero tenía que asistir a la escuela que ellos eligieran. Era lo único que aún controlaban de mí.

– Pero mis padres no son millonarios…mi padre es dueño de un bufete de abogados y mi madre maneja una perfumería. No son realmente gran cosa.

–Aún así vas a una escuela de ricos, bebé–. Ted seguía llamándome así. No parecía nada especial, era más como un apodo.

La mesera llego un minuto después con nuestros pedidos. Nos concentramos en comer y beber. También hablar sobre la vida de ellos.

Ted tenía 18, trabajaba en una cafetería y aún vivía con sus padres. Daniel tenía 19, vivía con con Kyle en un apartamento no tan lejos del nuestro, no estudiaba y vivía de las tocadas que daban. Y Kyle, quien no estaba, vivía de lo que ganaba en las tocadas y también vendía playeras que el mismo diseñaba, y su novia, Kate, era lo que más amaba.

Deje que hablaran de ellos porque no quería hablar de mí. Así que cuando preguntaban solo decía que vivía una vida bastante aburrida en California.

Después de pagar decidimos caminar hasta nuestras casas, Ted se quedaría con nosotros a dormir, al parecer se quedaba en el piso de la habitación de Ellie muy seguido.

– Mierda–masculló Daniel cuando habíamos llegado al edificio. – ¿Creen que tienen espacio para uno más?

Ellie y yo nos miramos mutuamente.

–No creo que haya problema. ¿Puede dormir en tu habitación, Lari? –preguntó Ellie–. La estúpida ventana de la sala no cierra, así que ya sabrás que temperatura hay por las noches.

Daniel me miró esperando una respuesta. Sus ojos eran verdes, y en la oscuridad parecían negros.

–Claro, puedo prestarte una colcha–respondí.

–Gracias, en serio–dijo dedicándome un retazo de sonrisa. ¿Qué tenía este hombre con sonreír? No era un crimen–. Al parecer Kyle va a reconciliarse con Kate esta noche.

Recordaba su pequeña despedida, así que la reconciliación de Kyle involucraba condones.

Después despedirnos mutuamente cada quien se fue a su cuarto.

Al parecer si iba a compartir el cuarto con Daniel esta noche. Claro que no de la manera que había pensado.

Estar cerca de Daniel me ponía nerviosa. Daniel no hablaba demasiado, nunca sabías que estaba pensando, si estaba enojado o emocionado. Me fascinaba y asustaba en tantos sentidos. Y aunque nunca lo admitiría sí que me moría por quitarle la camisa. No era del tipo musculoso, pero su piel parecía llamar a todas. Tocarlo parecía una tentación. Algo que te mueres por hacer.

Llegamos a mi habitación que consistía en una cama, un armario, una mesita de noche, un librero y una pequeña mesa que usaba de escritorio.

– Puedes acomodarte donde gustes, siéntete libre de elegir–le dije.

– Gracias–respondió. ¿POR QUÉ ERA TAN SIMPLE?

Busque una colcha y una cobija en el fondo del armario y se la pase.

– Yo me daré un baño rápido –le avise.

Deje mi celular y el resto del dinero sobre la cama y tome mi toalla y mi pijama.

El cuarto tenía un pequeño baño propio donde me bañe, me metí en mi pijama y cepille mi cabello.

Cuando salí Daniel viví lo que era quedarse sin respiración por segunda vez en el día.

Daniel estaba acostado en el piso a un lado de mi cama. Uno de sus brazos detrás de su cabeza, el otro sostenía su celular en su cara. Nada de eso me altero tanto como el hecho de que no tenía camisa.

Oh. Dios. Este. Hombre.

No era como si fuera un físico culturista, pero todo su abdomen estaba perfectamente marcado. Y espero no haya notado que me quede viendo hacía su abdomen, donde su pantalón no dejaba ver lo que parecía un tatuaje.

Mierda. En serio quería meterlo a mi cama. Y no exactamente para dormir.

–  Tú teléfono ha estado sonando–dijo.

Fruncí mi ceño.

– ¿En serio? –pregunté acercándome a mi celular.

Cuatro llamadas pérdidas de un número desconocido.

Solo tenía cuatro contactos en mi celular: mi madre, mi padre, Ellie y una amiga de la escuela a la que iba.

– Sí, ha sonado mucho. No conteste porque pensé que preferías hacerlo tú.

–Gracias–respondí.

Justo en ese momento mi celular comenzó a vibrar en mi mano.

Deslice el botón verde y me lleve el celular a mi oído.

– ¿Sí? –pregunté.

– ¿Larisah? –la voz sonó del otro lado de la línea.

Corté la llamada enseguida.

Solo una llamada podría haber deseado que nunca llegará.

Y era esa.

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¡Capítulo largo! Espero les guste. :)

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