Que pasaría si tus padres te obligan a casarte con un hombre al que no amas?
pero y si ese hombre tiene un oscuro secreto ....
Que harías si es un demonio ?
Ese fue el caso de Verónica Alexa Evans, descubre que pasara en esta interesante historia.
Dejo mi vaso en la encimera, no puedo resistir el mirar su torso desnudo, con ese pantalón de chándal- ¿Cómo debería tomarme ese comentario exactamente?- le digo con una ceja alzada, pero no creo que se percate, por la oscuridad.
El me mira, y da un paso con su sonrisa socarrona, que malditamente le queda bien; me quedo observándolo unos segundos, que parecen eternos, pero es ahí donde me doy cuenta, de cuanto lo deseo.
-una foto te duraría más muñeca- me dice guiñándome un ojo y sacando jugo del refrigerador.
- ya quisieras engreído- le digo disipando mis pensamientos- me alegra que la madrugada te ponga de buen humor- le digo bebiendo de nuevo de mi vaso y mirándolo.
-hay mañas que se pegan -me dice guiñando un ojos- es habitual para mí, me siento más cómodo a esta hora de la noche- miro por arriba de su cabeza y son las 3:00 am de la madrugada.
El queda enfrente de mí, y yo me quedo fijamente mirándolo; es tan malditamente hermoso que duele, como me puede gustar tanto una persona que no conozco de nada y ni siquiera nos llevamos bien; suelto un suspiro y el mira mis labios y después sube a mis ojos, su mirada es tan intensa que me hace bajar la mira; ¿Cómo he llegado a desear algo que me hace tanto daño? Esto es un maldito círculo vicioso del cual no quiero salir porque quiero besarlo, Dios... quiero que lo haga.
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-hazlo si quieres- automáticamente lo miro confusa, pero al procesar sus palabras me doy cuento que pensé lo último en voz alta, y siento mi cara roja- no te avergüences y toma lo que quieres, a veces hay que arriesgarse aunque las consecuencias no sean las esperadas.
Lo miro fijamente porque realmente soy muy impulsiva, no me gusta arrepentirme de haber hecho algo, pero con él nunca se cómo actuar o que pensar, por eso mientras mas lejos me siento mejor.
Cuando el ve mi duda en mis ojos, da dos pasos acortando nuestra distancia, y no puedo ni respirar bien, siento mi corazón como si estuviera galopeando; me toma mi mejilla, siento como su tacto me produce una corriente eléctrica que hace que lo mire fijamente, me percato que la luz se filtra hasta dejar sus ojos expuesto y estos están de un amarillo muy claro, es como si estuvieran encendidos.
Sus dedos acarician mis labios, y veo como se humedece los de él, sin esperar nada más acorta los milímetros que nos separaban; cuando sus labios tocan los míos es como si siempre lo hubiéramos hecho, la facilidad con que encajan, el aura que nos envuelve, Dios... si este es el cielo no me dejes caer.
Sus labios son tan suaves y carnoso, soy yo la que lo vuelvo más exigente, y envuelvo mis brazos alrededor de su cuello, el me agarra de las caderas y me envuelve entre sus brazos, el beso se vuelve exigente feroz y necesitado; en un rápido movimiento me sube arriba de la encimera y tira el frutero mientras se abre espacio entre mis piernas, en medio del beso se me escapa un gemido y escucho como gruñe; comienza a explorar mi boca, me besa el lóbulo de mi oreja y siento que me voy a derretir en cualquier momento, es una energía, un fuego como nunca lo había sentido, ni siquiera cuando nos casamos.
Sigue repartiendo besos hasta llegar al monte de mis senos, yo le quito la cola y entro mis dedos en su perfecto cabello negro y lo halo.
-lo siento- dice Carlos apagando de nuevo el bombillo de la cocina.
Rápidamente nos separamos, quedo delante de el con mi cara roja y sintiéndome reprochada por algo que no podía hacer.
-idiota- dice Williams- que oportuno de tu parte- dice yéndose de la cocina, dejándonos solos.
-lo siento- me dice nuevamente- solo escuche el ruido y vine a ver que era- me dice apenado.
-no pasa nada Carlos- le digo un poco más relajada- no ha pasado nada, descuida, que descanses- le digo saliendo de la cocina.
