Capítulo 6

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-¿Aún no llega?-

Preguntó Remus mientras entraba a la cocina. Su amigo miró el reloj de reojo, sabía reconocer el tono de preocupación en el y como para no estarlo, eran las 2 de la mañana.

-No- Negó concentrado en no tirar las tazas de vidrio que estaba guardando en la alacena. -Quizás fue a su departamento Rem... -

-Dijo que volvería para las 12- Expresó sentado en la silla de madera. -¿y si algo le paso?-

-Es fuerte- Lo miró con una pequeña sonrisa. -Creo que ayer te lo demostro en la paliza que te dio ¿Verdad?-

Ambos sonrieron y Remus se sonrojó un poco.

-Estuvo muy empatado- Negó.

-Ahh claro que si-

Rió Sirius girando sus ojos ahora sentándose a su lado. Lo miró con un rostro que Remus reconocía de otras charlas y dió un suspiro antes de que el comience a hablar.

-¿Acaso te gusta, Remus Lupin?- Preguntó pícaramente.

-Eso no te interesa- Negó. -Ademas, si me gustara, ¿crees que una mujer así estaría con este viejo licántropo?-

-Yo la veo muy coqueta cuando está al rededor tuyo- Se encogió de hombros.

-Hmm no lo creo- Dijo un poco decepcionado. -Anoche casi sale corriendo cuando estuvimos cerca... seguro se dio cuenta de que...-

-Agh vamos Remus!- Se quejó. -¿Otra vez con tu baja autoestima amigo? Date cuenta que tienes potencial, solo debes dejar de actuar como un miserable.-

-Soy miserable Sirius.-

-¡Y lo seguirás siendo a menos que hagas algo al respecto!- Le gritó. -¡Despierta! ¿Cuando te decidirás a vivir tu vida?-

-No es tan sencillo...- Negó. -... Ni siquiera puedo encontrar un trabajo decente y quieres que ande coqueteando con...-

De pronto, un sonido fuerte se escuchó del lado de afuera de la puerta principal de la casa de los Black. Ambos se pusieron de pie, varitas en mano y un rostro de preocupación. Se quedaron en silencio unos segundos pero el toquido de la puerta, lento y fuerte lo animó a moverse.

-Padfoot- Dijo Remus serio mientras veía a su amigo comenzar a caminar. -Quédate aquí.-

-No- Le desobedeció.

-Padfoot...-

Sirius estaba frente de la puerta de un momento al otro y apoyó su oreja sobre ella.

-¿Quien es?- Preguntó serio y concentrado.

No se escuchó nada mas que silencio y el corazón de Sirius comenzó a latir con mas fuerza.

Remus se acercó y con su varita en alto tomó el picaporte de la puerta para abrirla rápidamente, lo que se encontró lo dejó paralizado.

La joven Aurora se encontraba desplomada en el piso de la entrada de la casa, con la mitad de su rostro cubierto de sangre y la espalda de su remera rota. Su capa no estaba y sus rodillas tenían también hilos de sangre corriendo por ellas.

Remus se agachó rápidamente y la tomó en sus brazos desesperado.

-¡Alondra!- Gritó. -¡Alondra responde!-

-Traela adentro, rápido Remus- Dijo Sirius.

Ni bien cerraron la puerta, Sirius perfeccionó el hechizo que protegía la casa con un movimiento de varita.

Vió como su amigo depositó el cuerpo desmayado y moribundo de Alondra sobre la mesa de la cocina inspeccionando cada centímetro de ella. Corrió a su lado y vió sus botas rasgadas y también manchadas de sangre.

-Alondra porfavor- Decía desesperado Remus mientras tomaba su cabeza entre sus manos buscando la herida que hacía que tanta sangre saliera. -¿Quien te hizo esto?-

-Remus...-

Dijo Sirius provocando que los ojos celestes lo miraran. Su amigo sostenía el hombro delgado de Alondra, desnudo debido a la rotura de su remera y en su piel, pudo ver una herida que decía "Sangre sucia".

Se miraron serios y en silencio por unos segundos, hasta que un movimiento brusco de la joven que yacía sobre la mesa los hizo reaccionar. Con un chasquido, su varita se puso en sus manos, ensangrentadas y temblorosas. Se sentó como pudo y los apuntó a ambos con una mirada aterrada y seria a la vez.

-Alondra...- Dijo Remus con sus manos levantadas.

-Oye nena somos nosotros- Sirius intentó acercarse pero solo recibió un chispazo proveniente de su varita. -¡Tranquila!- Gritó.

-¡Alondra somos Remus y Sirius!- Dijo desesperado. -¿Recuerdas? Remus...- Se señaló a si mismo algo asustado. -Estamos viviendo juntos hace tiempo... Dumbledore te envió.-

Los ojos color miel de Alondra se llenaron de lágrimas y bajó su varita lentamente antes de derramar la primer gota de sus ojos.

-Al...- La voz de Remus era suave y tranquilizadora. -..Dinos que pasó ¿Quien te hizo esto?-

-Es un mensaje...- Susurró con sus ojos desorbitados. -...un hombre me... -Negó llorando. -Tenía la guardia baja... estaba por llegar aquí y...-

Cerró sus ojos y su cuerpo volvió a recostarse sobre la mesa, rendida y furiosa, muy furiosa.

-Malditos...- Dijo Sirius enojado. -Debo avisarle a Dumbledore de esto, con urgencia.-

Salió corriendo de la cocina. Remus volvió a tomarla en sus brazos y comenzó a caminar con ella hasta el baño.

-¿Estas conmigo Alondra?- Preguntó mientras subía las escaleras. -¿Me escuchas? Debes permanecer despierta ¿Si?-

-Me atacó por detrás...- Lloró desconsolada. -...Como a una novata idiota...-

-No eres una idiota, solo los cobardes atacan por detras.- Le afirmó serio, con una voz llena de ira y tristeza. -Vamos a curarte y te sentirás como nueva para darles su merecido ¿Si? ¿Me escuchas?-

La chica apenas podía mantener sus ojos abiertos y eso lo desesperaba cada vez más. La dejó dentro de la bañera y con un Aguamenti, estaba sumergida en el agua en unos segundos con su ropa completamente empapada. Tomó el tónico del botiquin, su propio tónico que usaba para calmar las heridas que se ocasionaba 3 noches al mes y lo arrojó al agua tornando a esta de un color algo amarillenta.

Los ojos de Alondra estaban cerrados y su boca entreabierta, intentando decir palabras.

-Debo sacarte las botas- Le avisó buscando su mirada, pero no recibió respuesta.

Las deslizó suavemente por sus piernas y... se llevó una sorpresa aún mas grande. 

Quizás Nunca -  Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora