Capítulo 21

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Alondra nunca había visto un hombre tan nervioso como Sirius Black en ese momento. Su cabello con rulos se balanceaba de un lado al otro mientras caminaba frenéticamente por la casa de los Black.

-¿Y por que Alondra no va?- Preguntó desesperado.

-La señorita Studd trabaja para el ministerio Sirius- Respondió Ojo loco Moody mientras preparaba su escoba junto a los otros aurores. -De seguro en cualquier momento Fudge la querrá en su despacho.-

-Ya me envió su patronus-

Dijo a joven entrando a la sala de estar apurada mientras terminaba de ponerse sus botas.

-Debo ir si o si, si no sería muy sospechoso-

Sirius la perseguía con sus ojos mientras la señora Weasley le acariciaba su espalda intentando tranquilizarlo. Remus sabía que eso solo lo volverÍa mas loco, pero optó por no entrometerse.

-¿Harry esta bien?- Preguntó el mas joven de los Weasley, Ron, quien observaba la escena con su amiga Hermione y su hermanita Ginny. -¿El dementor...?

-De seguro esta bien- Afirmó Arthur mientras los encaminaba hacia la puerta. -Ustedes deberían subir y dejar que los aurores...-

-Alondra es la mejor aurora- Exclamó Ginny. -Ella debería ir.-

Alondra se sentía algo avergonzada cuando hacían ese tipo de comentarios, de echo le daban bastante pudor. Aclaró su garganta mirando a la niña y le dedicó lo mas parecido a una sonrisa que pudo.

-No te preocupes, de seguro el ya esta fuera de peligro y por lo que me comentaron a su amigo no le falta habilidad para la magia.-

Remus se moría en sus palabras. Claramente el intento de tranqulizar a los mas jovenes no fue muy efectivo, pero su tono de voz le recordó a la Alondra que conoció aquella tarde en casa de sus padres junto a su hermana pequeña.

-Yo ya debo irme- Dijo ella.

-Si, vete de una vez. No queremos que el ministerio sospeche nada sobre esto.- Respondió Alastor Moody mientras comenzaba a caminar hacia la puerta.

Todos comenzaron a tomar sus posiciones, incluso los mas jovenes fueron a sus habitaciones como Molly les ordenó. Severus Snape llegó justo cuando estaban por partir y claramente solo fue bien recibido por Arthur, el cual rara vez le dedicaba malas caras a alguien. Sirius se quejó abiertamente de su presencia en momentos tan arriesgados.

-Alondra...- Dijo Remus en la puerta de la gran casa.

La joven lo miró con sus profundos ojos avellana.

-Yo también debo ir al ministerio, mi jefe quiere verme. De seguro no es nada importante pero no quiero arriesgarme a que se sospeche de mi hoy.-

Alondra levantó su ceja derecha y se encogió de hombros.

-¿Y eso a mi me interesa por que...?-

-Por que podemos ir juntos- Afirmó. -Vamos Alondra... escuchaste a Albus la ultima vez, debemos permanecer juntos..-

-No necesito guarda espaldas Remus, pero como quieras.-

Remus vió como ella extendió su delicada y fina mano frente a sus ojos. Ese peculiar anillo trepador siempre le llamaba la atención pero nunca se animaba a preguntar al respecto.

Sin decir una palabra, le tomó su mano con mucha suavidad y en cuanto empezó a reconocer el sentimiento de su piel con suya, se hicieron casi diminutos entrando en ese portal que parecía aplastarte los huesos y dejarte sin respiración por un segundo hasta que aparecieron en donde debían estar. Claro que en la mente de Lupin, hubiese cambiado mil años de falta de aire con tal de estar un segundo mas tan cerca de ella.


-¡Joe! ¡Joe!-

Gritaba la voz de Alondra en su capa negra y verde de Slytherin mientras corría por los pasillos de Hogwarts. Su amigo, corría tambien unos metros mas adelante con una sonrisa de oreja a oreja mostrando sus dientes blancos brillar.

-¡No es justo!- Rió ella. -¡Empezaste a correr mucho antes de que dijeras "Ya"! -

-¡Lo siento por que seas tan lenta Alondra!-

Sus risas a penas les permitían seguir corriendo y lo unico que detuvo al joven de cabello color café fueron sus pies al tropezarse con un pequeño agujero en el piso.
Ella soltó una carcajada y se arodilló a su lado con una sonrisa enorme a diferencia de el quien la miraba con su ceño fruncido y sus ojos verdes esmeralda clavados en su rostro.

-¿Alguien obtuvo su merecido?-

Joe se puso de pie de inmediato y se sacudió su capa la cual parecia siempre estar impoluta.

-Para nada.- Respondió serio elevando su mentón. -Solo que no deberíamos correr en los pasillos, si el profesor Snape nos viera nos mataría.-

-Ah si si claro- Alondra giró sus ojos y siguió caminando a su lado. -El profesor Snape jamas te diría nada, es obvio que eres su preferido.-

-Bueno- Aclaró su garganta. -Soy muy bueno en pociones-

-¡Y yo en duelo!- Sonrió.

-Eso es porque jamas luchaste contra mi- Le guiñó el ojo.

Alondra soltó una risita. Siempre se sentía muy a gusto a pesar del temperamento de su amigo, encontraba en el un compañero de aventuras y largas charlas sobre sus sueños y objetivos en Hogwarts.

-¿Ya sabes que haras para navidad?-
Le preguntó el mientras apoyaba sus codos en el borde de las ventanas del castillo con sus ojos clavados en el rio.

-Nop- Negó. -¡Pero se me ocurrió algo genial! Podrias venir a mi casa y conocer a mis padres! De seguro la pasaras mejor que en tu casa y..-

-Alondra- La interrumpió friamente. - ¿Cuantas veces tengo que repetírtelo? Mis padres no pueden enterarse que eres mi amiga-

-Pero no hace falta que les digas que mis padres son muggles- Lo miró con sus ojos avellana. -Podemos decirles que son magos y ya-

-No es tan sencillo- Negó frunciendo su ceño. -Ellos tienen muchos contactos y seguramente quiera conocerlos antes de que vaya, ademas preguntarían sus profesiones y descubrirían de inmediato que son muggles-

Alondra bajó su vista algo triste. Le dolía que sus padres no pertenecieran a su mundo, y sobretodo no poder compartir el mundo de sus padres con su amigo. Joe dió un suspiro algo enojado y cansado. Volvió su mirada al lago y refregó sus ojos con frustración.

-El año pasado casi se me escapa y me hicieron mil preguntas. Si se enteran estaría en muchísimos problemas-

-Pero yo no soy mala contigo- Se encogió de hombros. -No entiendo por que les caería mal-

-Ya basta- Sentenció. -No quiero arruinar esta tarde y debemos llegar a transformaciones, te dejare convertir la taza primero si quieres-

Le dió una palmada en su espalda y comenzó a caminar en dirección a la clase de la profesora McGonagall.
Alondra no lo siguió, quería ver un poco mas el rio y perderse en sus pequeñas olas que el viento provocaba.

-¿No vienes o que?- Le dijo girando sobre sus talones.

Ella lo miró, sus ojos verdes sonreían. Siempre hacía eso luego de hablar sobre sus padres, actuaba como si nada pasara y se ponía mas amable con ella luego de ser todo lo contrario antes.
Se separó de la ventana y caminó seria hacia el.

-Vamos- Dijo sin si quiera mirarlo.

Quizás Nunca -  Remus LupinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora