Los besos desesperados aparecieron de inmediato mientras sus manos recorrían todo el cuerpo de su acompañante.
Remus la tomó de sus piernas apegando a la joven a su cuerpo mientras sus labios se devoraban los de ella fundiéndose en un hermoso aroma a peonías.
Alondra estiró su cuello dejándose hipnotizar por los labios del hombre que la había capturado por segunda vez en sus brazos.
-¿Crees que esto será suficiente?- Preguntó entre jadeos.
Remus sonrió con picardía mientras intentaba no distraerse de la suave piel de su cuello.
Sus dedos se dirigieron al primer botón de su camisa mientras que los de Alondra solo se enroscaban entre el cabello de el.
-Creo que quizas con esto dejes de odiarme un poco...- Susurró en su oído.
Un gemido salió de la boca de la joven aurora haciendo que Remus perdiera la poca cordura que tenía y soltó un gruñido para cargarla en sus brazos y rápidamente aprisionarla contra la pared de la casa oscura y completamente en silencio.
-Wow...- Sonrió mordiendo su labio inferior mientras acariciaba sus mejillas con deseo absoluto. -...hola lobito.-
-Vas a volverme loco- Negó agitado mientras la sostenía en sus brazos. -No puedo mantenerme mas calmado frente a ti ¿entiendes?-
-Remus Lupin creí que iba a ser mejor si no repetíamos lo sucedido...- Negó.
Lupin solo podía mirar sus labios mientras se movían delicadamente y el negaba tan frustrado como desesperado por besarla.
-Lo es.- Confesó. -Pero no puedo contenerme ¿entiendes?-
-Muéstrame...- Le respondió sonriente.
El licántropo perdió su control y sin soltarla ni un segundo comenzó a caminar hacia las escaleras con ella mientras soltaba una risita pequeña.
-Oye oye...- Susurró sonriente. -...Hay niños en la casa-
-No me importa- Dijo mientras subía las escaleras de a un escalón lentamente. -Hoy solo me importa estar contigo.-
Remus besó sus labios intentando hacer el menor ruido posible pero ni siquiera habían llegado a la mitad del trayecto hacia arriba cuando escucharon como la puerta principal comenzaba a girar su perilla con suavidad.
Alondra giró su cabeza de inmediato y en cuanto sintió las manos de Remus aflojandose un poco, se puso de pie rápidamente y tomó su varita de su bota izquierda para apuntarla a la puerta.
El hombre hizo lo mismo y caminaba detrás de ella con el mismo sigilo.
-Quédate aquí- Susurró Remus mientras su mano la tomaba del hombro apenas tocándola y sus ojos celestes se clavaban en la puerta principal.
-Te daré la misma recomendación- Le respondió ella pasando frente a él para apresurarse a llegar al pasillo que la dirigía a la puerta principal.
Remus giró sus ojos fastidiado. El clima se volvió tenso y la perilla oscura que apenas brillaba en lo negro de la noche seguía moviendose tan lentamente que a Alondra le ponía los pelos de punta.
-¿A quién esperamos?- Susurró ella.
-A nadie. Sirius ya está durmiendo arriba y...-
Un movimiento repentino y brusco de la puerta hizo que la varita de la aurora se moviera con agilidad soltando un perfecto Petrificus Totalus sin necesidad de siquiera nombrarlo. El hechizo estuvo tan bien realizado que aunque la puerta no se encontraba del todo abierta pudo petrificar a la perfección a la joven de cabello color rosa que ahora caía en el piso con sus brazos y piernas rígidas y pegadas a su cuerpo. Sus ojos estaban abiertos como dos platos mientras la brisa de afuera hacía que el cabello de Alondra bailara sin cesar.
-¿¡Quien te envía a estas horas?!- Gritó Alondra sin bajar su varita con su ceño fruncido y mirada clavada en el cuerpo de la joven.
-¡Tonks!-
Dijo Remus desesperado mientras corría a su lado poniéndose en cuclillas. Alondra se extrañó por un momento al ver al hombre tomando su cuello con delicadeza y mirada preocupada.
-Es la aurora Nymphadora Tonks- Explicó desesperado. -Es miembro de la orden ¿la recuerdas?-
Con su varita el hombre pudo hacer que Tonks volviera a moverse en un segundo dejando ver su rostro asustado mientras se envolvía entre los brazos de Remus.
Alondra lentamente bajaba su varita sin desfruncir su ceño.
-¡Oh por favor!- Rió entre susto la joven aurora que ahora miraba a Remus con sus ojos brillantes. -Hacía mucho que no me petrificaban...- Sus ojos se depositaron en Alondra. -...Si que eres buena eh...-
Remus sonrió un poco y acarició su espalda corroborando con su mirada que estuviera bien.
-¿Te encuentras bien en serio Tonks?- Le preguntó ayudándole a ponerse de pie.
-Si- Soltó otra risa mientras acomodaba torpemente su ropa con las manos quitando también el polvo que el piso le había pegado.
-¿Qué hacías entrando a esta hora?- Preguntó Alondra con un tono más serio y calmado.
-Oh es que me quedé un rato mas en el bar y...- Se encogió de hombros. -...No lo se, creí que quizás sería más útil que me quedara aquí que en mi casa aburrida.-
-¿Y supongo que intentaste ser sigilosa por una vez en tu vida?- Preguntó Remus con una sonrisa de lado aguantando su carcajada.
Tonks le lanzó un puñetazo en juego sobre su brazo derecho haciendo que este suelte una risa cómplice comenzando una guerra de cosquillas que era adorable de ver para todos, excepto para la aurora que aún estaba de pie frente a ellos con su varita apuntando el suelo y sus ojos color miel clavados en la escena.
-Ok...- Dijo mientras giraba sobre sus talones. -...Volveré a mi puesto.-
-Oye Alonda yo...- Dijo Tonks entre risas intentando separarse de Remus. -Lo siento no quería asustarte...-
Remus ahora la sostenía de sus costillas provocando una risa incontenible. Alondra no podía seguir fingiendo, tuvo que seguir su camino y solamente dijo:
-No hay problema, no estaba haciendo nada importante.-
Y con un chasquido de dedos cerró al puerta de la sala de estar detrás de ella.
--------
Ok. Perdón por el abandono, estoy viviendo unos problemas.... amorosos que me tienen ocupada. Pero ya estoy lista para seguir con esta historia que me encanta. Gracias por leer.
ESTÁS LEYENDO
Quizás Nunca - Remus Lupin
RomanceAlondra solo al verlo entendió que necesitaba ayuda. Ella era fuerte y capaz, al menos así se mostraba por fuera. Remus parecía ser lo que necesitaba y parecía necesitarla a ella pero... no creía merecerla. ¿Iban a estar juntos? Quizás para siempre...