Capítulo 13

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A pesar de estar nerviosa, Mónica había disfrutado de esta noche, y había disfrutado viendo a Vanesa aún más. Varias veces durante la noche la había estudiado en forma encubierta. Vanesa no era alta, pero se desenvolvía con un sentido de autoridad que venía con el éxito conseguido con esfuerzo propio. Su lenguaje corporal era el mismo si le hablaba a un grupo de hombres o mujeres. Parecía respetar las opiniones de cada grupo y no rehuir de una o la otra, pensaba Mónica mientras se ajustaba el cinturón de seguridad.

Vanesa puso en marcha el coche y se retiró del estacionamiento.

- Espero que hayas pasado buen momento. Jimena apenas te dejo alejarte de su vista.

Mónica rió - Me dijo que le recordaba a su nieta. Lo pasé muy bien. Voy a admitir que estaba un poco intimidada al principio, pero los Sabina son maravillosos anfitriones y sus amigos fueron agradables y cálidos también.

- Me alegro de que te sientas así, porque Joaquín nos invitó a su casa en Mallorca el próximo fin de semana. - Vanesa no estaba segura de cómo iba a reaccionar su acompañante, y ni siquiera estaba segura de lo que ella misma estaba pensando.

Mónica se echó a reír - Ciertamente son un equipo. Jimena nos invitó también. Dijo que tienen una casa en una playa con arena blanca como la nieve. Si su casa aquí es alguna indicación, estoy segura de que es magnífica.

Vanesa aceleró el coche mientras pensaba la propuesta. ¿Debería preguntarle a Mónica si quería ir o simplemente inventar una excusa que les permitiera liberarse del compromiso? - Sí, son todo un par, ¿no es así? Él la adora, eso es seguro, y sé quien lleva los pantalones en la familia.

- Como debe ser.

La sonrisa de Vanesa se hizo más profunda y se volvió de frente a Mónica por un momento antes de regresar su atención a la carretera. Mientras que Mónica, una vez más, se sentía atraída por los hoyuelos de Vanesa. Su estómago se contrajo y tuvo que recordarse que debía tener cuidado con su encanto.

- ¿Cómo funciona eso entre dos mujeres? - preguntó Mónica - Leí en alguna parte que la que se preocupa menos en una relación tiene todo el poder. - Le había tomado unos minutos comprender el concepto la primera vez que lo escuchó, pero Vanesa pareció entenderlo de inmediato.

- Eso tiene sentido. La persona que tiene más que perder hará casi cualquier cosa para no hacerlo, sea lo que sea. Es lo mismo en los negocios. Si deseas algo que alguien más tiene, es por sus aros por los que saltarás para conseguirlo. Por lo tanto, definitivamente no eres quien tiene el control.

A Mónica le interesó la visión de Vanesa. - ¿Crees que siempre alguien debe tener el control?

- ¿No lo crees tú? Alguien tiene que estar a cargo o todo se tambalearía. Si van a cenar, una de las dos tiene que hacer la primera recomendación o morirían de hambre.

- ¿Pero qué pasa en una relación?

-  No lo veo como algo diferente. - dijo Vanesa, como un hecho.

- Pero se supone que es dar y recibir, equitativamente. 

Por lo menos esa era la idea de Mónica sobre cómo deberían ser las cosas. Se preguntó si Vanesa había estado seriamente involucrada con muchas mujeres y, en caso de ser así, si siempre había estado "a cargo".

- Por supuesto que lo es, es un trabajo en equipo. Sin embargo, en cada relación, ya sea en los negocios o en el placer, alguien dirige todo el tiempo. El líder puede cambiar dependiendo de la situación, pero siempre hay alguien al frente.

- Estás acostumbrada a ser la que manda, ¿no? - preguntó Mónica, esperando no sonar acusatoria mediante el uso de una palabra tan fuerte.

- Tengo un negocio multimillonario. Soy responsable de cientos de personas y decenas de propiedades. Mi nombre está en el papel membretado. 

Solo un negocioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora