Jimena se apoyó en el mostrador, mirando a Vanesa cuidar de su café.
- Sabes, cuando una llega a mi edad obtiene un pase libre para decir lo que quiera - dijo Jimena después de unos pocos minutos de silencio.
- ¿Y qué es eso, Jimena? - entre la falta de sueño y el cuerpo desnudo de Mónica arriba en su cama caliente, Vanesa no estaba muy aguda esta mañana. De lo contrario, no podría haber preguntado eso, invitando a Jimena a que continuara.
- ¿Vas a casarte con esa chica?
Vanesa se atragantó con el café y le goteó por la barbilla. Alcanzó una servilleta antes de que pudiera caer sobre la mesa.
- ¿Perdona?
- Ya me has oído. He visto mucho en mi tiempo, y sé cuando las personas son felices y están destinadas a estar juntar. Lo vi desde el primer día de Gala y Núria, y lo veo contigo y con Mónica. No se me escapa la forma en que ustedes dos se miran la una a la otra. Es como si desearan desaparecer dentro de la otra. Apuesto a que el sexo es fabuloso, canija.
Vanesa se atragantó de nuevo - La virgen, Jimena, ¿me darías un aviso anticipado antes de que dejes caer otra bomba?
Si hubieran estado hablando de su vida profesional, no habría estado tan desconcertada. Pero Vanesa no estaba acostumbrada a hablar de su vida personal o, más bien, a que alguien le dijera cosas al respecto. Mierda, nunca le había importado lo que la gente pensaba de ella.
Jimena continuó como si no hubiera oído una sola palabra de lo que dijo Vanesa.
- Ustedes dos están hechas la una para la otra - Jimena se puso seria - Vanesa, no desperdiciéis esta oportunidad. Gala y Núria perdieron la oportunidad de ser felices con la persona que amaban. No dejes que eso te suceda a ti y a Mónica.
Jimena dijo las palabras con tanta rapidez, que Vanesa no estaba segura de que las había escuchado correctamente. ¿Se había despertado Jimena esta mañana con Alzheimer? Ella nunca había mencionado nada acerca de que ella y Mónica estuvieras juntas. Pero no sólo Jimena acababa de decir lo que estaba en su mente, sino que estaba esperando una respuesta.
- Jimena, ¿no te parece que esto es un poco pronto?
- No, de hecho, no me lo parece. Llámalo el síndrome de la señora vieja, pero me preocupo por ti, Vanesa, y me preocupo por esa muchacha. Ella ha pasado por muchas cosas con sus inútiles padres y la terrible situación en la que está su hermano. Ella te necesita, Vanesa. Necesita tu apoyo, tu fuerza, y tu amor. Y lo más importante de todo, tú necesitas lo mismo de ella. No la dejes escapar de entre tus dedos.
Entre los combates de hacer el amor la noche anterior, Mónica le dijo a Vanesa que había confiado a Jimena acerca de su madre y de Jesús después de la cena. Dijo que no se había retratado como una víctima, en ninguno de los dos casos, sino que simplemente dijo que sus situación era un hecho de la vida. Tanto Joaquín como Jimena le habían dado su apoyo incondicional y le habían dicho que si alguna vez necesitaba algo, por favor se los hiciera saber. Vanesa sabía que estaban hablando de dinero para la defensa de Jesús.
- ¿Permitir qué cosa deslizarse a través de tus dedos? - preguntó Joaquín, entrando en la habitación oliendo a loción de afeitar.
La mujer besó a su marido en la mejilla - Mónica. Le estaba diciendo a Vanesa que mejor no deje escapar a esa chica. Necesita casarse con ella.
Joaquín se echó a reír y le dio a su esposa un abrazo juguetón.
- Disculpa a mi esposa, Rubia. Es una romántica empedernida, y es por eso que la quiero. Piensa que todo el mundo está destinado a ser feliz para siempre - él se detuvo y la miró críticamente - Pero en este caso creo que tiene razón. Me encantaría verlas a ustedes dos juntas - se detuvo un momento, y luego la miró a los ojos - Y tengo el regalo de bodas perfecto.
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Solo un negocio
AcakLo que debería haber sido únicamente un tema de negocios se convierte en mucho más cuando dos mujeres acuerdan un trato que cambia sus vidas. Adaptación Vanica, todos los derechos reservados a la autora.