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Esta Navidad está resultando muy divertida. Y somos muchas personas en la casa.
Los hombres, es decir Ian, Adam, Lion y Jeremy están en la otra punta de la mesa bebiendo y hablando sobre cosas de hombres, supongo. Mientras que mi mamá, Liz, Noah, Summer y yo estamos jugando al digalo con mímica.
—¡Te estas electrocutando! —grita Noah hacia su mamá, la cual niega con su cabeza y vuelve a estirar su cuerpo en el sillón— ¡Yo que sé mujer, me rindo!
—¡El exorcista, Noah! —exclama como una queja— ¿Acaso no viste el Exorcismo de Emily Rose?
—Sí pero ella se estiraba de mejor forma y hasta quebraba sus huesos, tu parecías que te electrocutabas con todos los cortes que dabas.
Ella rueda sus ojos.
—No voy a quebrar mis huesos.
—Bien —se encoje de hombros—, entonces perderemos por tu culpa.—Será por la tuya, niña, no sabes adivinar nada.
—Y tú no sabes interpretar una película, vieja.
—¿A quién le dices vieja, mocosa maleducada?
Y así es como una guerra de madre e hija se desata en la sala de mi casa. Todas comenzamos a reír, me río tanto que tengo que tomarme el estómago ya que el dolor empieza a aparecer para molestarme. Estoy a punto de llorar de la risa.
Las fiestas no son fiestas si no hay, al menos, una pelea entre Liz y Noah.
—Bien —dice mi mamá cuando el caos termina—, nos toca.
—Sip —digo con una sonrisa y saco una tarjeta del mazo de cartas— ¿Lista? —pregunto después de haberla leído.
—Más ready que nunca.Suelto una carcajada alta al escucharla y la actuación comienza.
Primero comienzo con esconderme detrás del sofá y asomar mi cabeza por la parte de arriba de adelante hacia atrás, como si estuviera saliendo y entrando de algún lado. Repito esa acción por varios segundos hasta que procedo a llevarme las manos arriba de la cabeza y juntarlas, para así comenzar a caminar con rapidez por la sala.
—¡El tiburón! —niego con mi cabeza sin detenerme— ¡Buscando a Nemo!
—¡Sí! —chillo mientras abrazo a mi mamá.
—Faltan cinco minutos para las doce —avisa Summer y allí es cuando las dos mujeres, es decir Liz y mi mamá, se levantan corriendo hacia la cocina para buscar más copas con las que brindar.
—¡Coloquen los postres! —grita Summer sin dejar de jugar con el teléfono de Liz.
—Ve a buscarlo tú, pequeño demonio, no seas cómoda.
—Cállate, Noah. Tú tampoco haces mucho que digamos.
—Estoy guardándoles el lugar.
—Sí, claro.
—¡Ya estamos, hay que apurarse! Falta un minuto —exclama mi mamá.
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Lexie
Teen FictionLexie no está preparada, ni siquiera se imagina, para el giro que va a dar su vida en tan pocos meses. La presencia de una sola persona hace que todo se ponga patas para arriba.