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Viernes 9 de enero, 2009
Me encuentro con Trent en el sofá grande de mi casa, mis piernas están estiradas y apoyadas sobre su regazo mientras que mi cabeza está sobre el reposabrazo y su espalda está ubicada contra el respaldar del sillón. Después de clases decidimos venir aquí ya que no estuvimos pasando mucho tiempo juntos durante la semana y lo extrañaba demasiado. Aún los problemas con su madre lo tienen distraído y quiero que, por un rato, se sienta bien y deje de lado aquellos problemas.
Me dedico a observar su perfil, la forma en que su mandíbula se marca. Sin darme cuenta, siento unas ganas inmensas de inclinarme hacia él y besarlo justo allí. Ni siquiera me preocupa besar sus labios, mi mente está centrada en su mandíbula, nada más. Me remuevo en mi lugar tratando de apartar esos pensamientos pero jamás sucede, cada vez incrementan más y más.
Noto cómo el calor asciende por mis mejillas y gran parte de mi cuerpo. Por todos los Santos, me provoca vergüenza y me molesta estar teniendo estos pensamientos sobre mi novio. Aunque, bien lo dije, es mi novio y puedo besarlo cuándo y dónde yo quiera, ¿no es así?
Tomo una bocanada de aire al decantarme por seguir mis impulsos. Espero que Trent no logre ver el color rojo que se adueñó de mi rostro porque eso aumentaría mi vergüenza que en este momento está decayendo. Levanto la parte superior de mi cuerpo, haciendo presión con mis piernas y apoyando mis manos sobre el sofá para darme más impulso. La mirada desconcertante de Trent llega enseguida hacia mi.
—¿Pasa algo?
Niego atrayendo mis piernas y quedándome de rodillas.
—No, nada —le sonrío con las pocas fuerzas que tengo. Trent frunce su ceño confundido y asiente para después girar su cabeza y centrar su atención en la película de acción que encontró haciendo zapping.
Inhalo con profundidad. Mi corazón está a punto de salirse de su lugar, sé que no es nada del otro mundo besar a tu novio, pero entre nosotros siempre es él el que da el primer paso y yo me escondo como la chica cobarde y vergonzosa que soy. Me gustaría ser un poco más atrevida, desde que estuvimos juntos por primera vez no ha vuelto a tocarme y no sé si es porque lo hice mal o porque quiere respetarme. Deseo que sea la segunda porque de ser la primera mi autoestima caería en picada.
Gateo muy pocos centímetros hasta llegar a él. Su rostro vuelve a encontrarse con el mío pero esta vez no dice nada, mantiene su boca cerrada a la espera de lo que vaya a suceder. Sin desviar mis ojos de los suyos, aproximo mis labios hasta el costado izquierdo de su mentón y planto un beso, dejando mis labios plasmado durante unos segundos. Su mano atrapa la mía que se encuentra libre, ya que la otra la tengo apoyada sobre su hombro, y le da un leve apretón.
Si sentía que el corazón iba a salirseme por un pensamiento, ante ese apretón siento que puedo desfallecer en este preciso momento.
Me voy separando con lentitud, como si hacerlo doliera, y mantengo mis ojos cerrados. Me avergüenza verlo a los ojos como lo hice hace unos segundos y con mis ojos cerrados me lo imagino nuevamente en la posición en la que estábamos, quiero retratar ese recuerdo para siempre.
Siento la mano de Trent apoyarse sobre mi mejilla y repartir caricias con su dedo pulgar y su dedo índice. Inclino un poco mi cabeza hacia el lado derecho, donde está su mano, y me permito disfrutar de sus caricias tanto como me es posible. Decido abrir mis ojos cuando ya me conformé con la imagen de nosotros dos reproduciéndose varias veces, quedándome sin aire durante pocos segundos al notar la intensidad con la que me observa.
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Lexie
Teen FictionLexie no está preparada, ni siquiera se imagina, para el giro que va a dar su vida en tan pocos meses. La presencia de una sola persona hace que todo se ponga patas para arriba.