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No sé cómo había llegado a esta situación. Estaba sola en una casa que no era mía, me sentía temerosa, impaciente y quería largarme de ahí cuanto antes. Definitivo, esto es de valientes. Aunque si me dieran a escoger una palabra adecuada sería como ir al matadero.

Haremos un recuento de todo en este mes. Estuvimos como locos por los detalles del demo. La película duró poco más de dos horas, tuvimos que editar varias escenas y repetir otras, cambiar algunas cosas del guión, pero en lo que más nos tardamos fue en la música de fondo, queríamos que cada pieza fuera adecuada a cada escena.

Kiba, Neiji, Shikamaru, Temari y yo nos encargamos de hacer un tráiler decente de cinco minutos para entregarlo como demo. Hicimos dos para enseñarlo a nuestro equipo y a los profesores. Todos votamos por el más llamativo e intrigante, dejando a varios – los que no sabían de que trataba – con un toque de intriga; la promesa que hicimos es que si calificábamos dentro de los 10, mostraríamos lo que hicimos a toda la universidad. Claro, después de que el concurso acabara. Una semana antes de la fecha límite mandamos nuestro video por paquetería con el nombre del equipo, Konoha, el nombre de la universidad y el número de participante 503, al igual que todos los nombres de los integrantes del equipo y una carta donde expresamos nuestra gratitud por habernos dado la oportunidad a nosotros y otras universidades de hacer esto. No era un soborno, como lo decía Kiba, pero era lo poco que podíamos decir si no ganábamos.

Nos fuimos a celebrar a un bar cerca de la universidad, cerca del centro. Era un gran triunfo, además de que celebramos el final del semestre, sólo uno más y acabaríamos la universidad.

Estábamos satisfechos con todo lo que habíamos hecho hasta ahora. A los tres días recibí un email de parte de Bellas Artes de Japón, diciendo que nuestro video ya había llegado y nos deseaban suerte en el concurso, mandarían un oficio a las universidades participantes con los diez candidatos. Dicha lista saldría el 20 de agosto. Avisamos a nuestros profesores y ellos estarían al tanto de la llegada de dicho informe. Tenía miedo, una porque no sabíamos exactamente el objetivo de ese concurso, no había una motivación, pues aún no daban detalles del premio... además no sabíamos que íbamos a hacer o más bien que pasaría después si es que ganábamos.

Nosotros tratamos de transmitir en ese vídeo no solamente una historia, si no nuestras ganas de salir adelante y mostrar a nuestra cultura lo que es capaz de hacer nuestra generación. Tratábamos de ser positivos y durante las vacaciones decidimos descansar y olvidarnos un poco de ello. En cuanto la universidad estuviera enterada de los ganadores, yo, como líder del equipo de Konoha iría y les diría a mis amigos la noticia. Pero ahora... había una pequeña preocupación... algo así como una fechoría.

¡Fuga!

–Descuide señor Haruno – dijo Ino –todo va salir bien, mis padres no  tienen ningún inconveniente con ello.

–Si necesitas algo, no importa la hora hija, me llamas –me alentó mi papá.

––Papá – inflé mis cachetes algo molesta – sólo va ser un viaje a Shizuoka, no al otro lado del globo.

–Pero es que...

–Querido – dijo mi madre acercándose a mi padre – ya no es una niña de cinco años.

Y con eso bastó para que mi padre no dijera nada más.

–Bien – dijo Ino tomando una de mis maletas – vámonos, nos esperan en casa para irnos.

Me despedí de mis padres... no los vería en 15 días, el viaje a "Shizuoka" decidiría muchas cosas. Metimos mi equipaje al maletero del auto de Ino y nos dirigimos a nuestro destino... el aeropuerto.

El diario de mi corazón II: Saitama.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora