Capítulo 4

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El rubio se despertó por la mañana, bastante tranquilo, bajó a la cocina para desayunar y comió con su tía y posterior a eso fue a alistarse, el día anterior no vio a Albus, pero en su intercambio de cartas por medio de lechuzas, quedaron de verse hoy, el pelirrojo lo había invitado a almorzar a su casa para que conociera a sus hermanos y poder hablar un poco. Albus le había hablado de ellos, Aberforth y Ariana, quienes eran menores que él. No sabía cómo era tener hermanos, siempre fue solo él en su casa, así que no sabía qué esperar.

Salió de su casa al rededor de las 11, y caminó por los vacíos senderos. Aquí las personas eran amables con todos, siempre le sonreían aunque no lo conocieran, y esto le extrañaba, en la ciudad donde vivía con sus padres antes nadie miraba a nadie, todos ignoraban su presencia o lo miraban con desagrado. Aquí algunos vecinos fueron a dejar frutas o comida al darse cuenta de que había llegado. Y sonrió al recordar esa mañana en la que conoció al pelirrojo, su sonrisa nerviosa al verlo, su fascinación por sus ojos, y ese leve rubor que se formaba cada que lo descubría viéndolo. Sin duda, había hecho bien en acercarse a él.

Sin darse cuenta ya había llegado a la pequeña casa de los Dumbledore, solo la había visto por fuera, pero se veía acogedora. Se acercó a la puerta y tocó tres veces, al momento escuchó como alguien se acercaba y abría la puerta, esperaba encontrarse con Albus, pero era otro chico más joven y al igual pelirrojo, este se le quedó viendo a su rubio cabello y luego a sus bicolores ojos, hasta que decidió hablar.

- ¿Eres Gellert?- preguntó el chico algo inseguro.

- Sí, un gusto, soy amigo de Albus- dijo con una leve sonrisa, sin duda el hermanito de Albus se parecía bastante a él, tenía esa mirada insegura, el cabello rojizo, y esos ojos avellana que se ven tan lindos a la luz del sol. El chico le sonrió un poco y lo dejó pasar- Albus está en su habitación ahorita, puedes ir a buscarlo, es la tercera puerta a la derecha, subiendo las gradas.- dijo indicándole a donde ir, a pesar de que ya conocía el camino por la ultima vez que había venido.

- Gracias- dijo por último antes de subir. El pasillo donde estaban las habitaciones tenía bastantes pinturas de ellos y sus padres. Siguió hasta estar frente a la puerta de Albus. Tocó la puerta.

- ¿Aberforth qué pasa?- escuchó la voz de Albus antes de que se abriera la puerta, dejándole ver a un Albus a medio vestir. Llevaba los pantalones de siempre, una camiseta delgada blanca y sobre esta la camiseta de botones que siempre se ponía, su cabello mojado y sus mejillas sonrojadas.- oh.. ya llegaste- dijo con los ojos algo abiertos viendo al rubio.

En un impulso por decir algo, Albus hizo lo que especialmente no quería- p-pasa- dijo abriendo la puerta de su habitación dejando al rubio pasar con una sonrisa burlona.

- Tu hermano se parece mucho a ti, cuando abrió la puerta tenia la misma mirada nerviosa que tenías cuando fuiste aquella mañana a casa de mi tía- dijo recostándose en la cama de Albus viéndolo con su característica sonrisa.

- Nos lo dicen bastante- dijo recordando cómo en sus días de Hogwarts todos amaban a su hermanito por ser su hermano. Sus manos temblaban al abotonarse la camisa, sentía la mirada atenta del rubio, y eso lo volvía más torpe de lo usual.

Gellert amaba poner así a Albus, le parecía demasiado adorable, así que se levantó y se acercó a él tanto como quiso y habló en su oído- Creo que necesitas ayuda con eso- dejó su rostro en el cuello del pelirrojo que se encontraba bastante tenso por la repentina acción de Gellert. Este retiró las manos de Albus de los botones y empezó a abotonarlos uno por uno lentamente.

Había descubierto que Albus tenía un olor bastante agradable, podía sentir su piel erizarse bajo su respiración y al terminar con su camisa sus manos fueron a los hombros de este y dejó un leve beso, que más que beso fue un roce de labios contra su cuello. Quería quedarse más tiempo ahí, pero ya había traspasado por mucho el espacio personal de Albus, y no quería que lo sacara de su casa por eso, así que se separó lentamente de él y se encontró con la sorprendida mirada y cara completamente roja del pelirrojo, sus ojos fueron a los rosados labios que este tenía, se preguntaba qué se sentiría besarlos.

- Gell...- dijo viendo como el rubio se alejaba lentamente de él, puso su mano donde sentía su piel quemar donde los labios de Gellert habían estado brevemente en su cuello.

- Deberíamos bajar a comer, tus hermanos deben estar esperándonos- dijo el rubio saliendo de la habitación guiñándole el ojo antes de salir de la habitación de Albus.

El pelirrojo se encontraba sintiendo muchísimas cosas, su piel quemaba, sentía su corazón latiendo extremadamente rápido, y quería volver a estar así de cerca del rubio, se sintió bien.

Rápidamente terminó de ponerse el chaleco, salió de su habitación y bajó las gradas, se encontró a sus hermanos poniendo la mesa y a Gellert ayudándoles.

Tuvieron una comida bastante tranquila, los hermanos de Albus querían que les contara cómo era donde vivía antes, y su escuela, obviamente se saltó las partes en las que sus padres le decían que era un desperdicio de tiempo, dinero, y espacio.

- Gellert y yo saldremos después de comer, ¿no necesitan nada?- preguntó el hermano mayor, viendo a sus hermanos negar y diciéndole que estarían en casa probablemente se quedarían leyendo o jugando ahí.

Cuando Albus y Gellert salieron de casa, caminaron en silencio hasta el bosque, Albus estaba llevándolo al pequeño claro a donde solía ir con su madre, sus manos temblaban un poco por estar nuevamente a solas con Gellert.
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Hola!! Muchas gracias por sus votos, me alegra muchísimo que les guste la historia, hoy mismo trataré de subir el siguiente capítulo, o mañana.
Que les parece?

Grindeldore- Albus eres mi luzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora