Capitulo 7

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SIGO VIVA!!!! A si es amores míos, no estoy muerta solo andaba de parranda, no se crean -.-! (bueno fuera pero con lo del covid, nada de nada), en fin, he regresado y les traigo el cap 7 y en un rato mas el cap 8, revisados por mi estimada beta (gracias por tu enorme paciencia y apoyo), bueno sin mas palabras que ya parece discurso de político, de esos que hay aqui en Mexico (pobre de mi país) les dejo leer cómodamente, espero sus comentarios y votos. :D

Una vez que la figura del príncipe se perdió en el castillo, A-Yi y los demás comenzaron a caminar rumbo al invernadero como el príncipe les había sugerido

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Una vez que la figura del príncipe se perdió en el castillo, A-Yi y los demás comenzaron a caminar rumbo al invernadero como el príncipe les había sugerido.

Habían recorrido un tramo corto cuando, al pasar por los establos, se detuvieron momentáneamente y curiosos se acercaron a observar a los animales que allí residían.

Al llegar A-Yi se percató que uno de esos animales, un cerdo de gran tamaño, intentaba sin conseguirlo, quitarse una picazón en su lomo utilizando uno de los postes del corral, así que se compadeció de él.

—Ah, ah, sí justo allí —murmuraba el cerdito, quien desesperado continuaba rascándose contra la cerca de madera—, gracias —exclamó satisfecho al sentir que alguien le rascaba el área que le causaba irritación.

—De nada —contesto A-Yi .

—¡Él me contestó! —chilló sorprendido el cerdito al percatarse que era un ser humano quien le había hablado.

—¿Cómo hizo eso? —preguntó el caballo entre relinchidos, observando aquello desde su lugar dentro del establo.

Al ver el mal comportamiento de aquellos animales, la señora cerdita les regañó—. Cuidado con lo que dices. —el regaño fue para ambos animales que se avergonzaron por su actitud.

—Sí, lo siento, me tomaste por sorpresa. —se disculpó el señor cerdito.

—Oh, no hay problema —tranquilizó a los pobres animales—. Mi nombre es A-Yi, mucho gusto.

El primero en presentarse fue aquel cerdito—. Encantado, soy Guangshan, jefe de los cerdos —murmuró con gran orgullo.

Aunque aquel momento se arruino cuando la señora cerdita agregó entre risas—. Eso cree el, nosotros solo le seguimos la corriente. —lo que causo indignación en su marido.

—¿Podrían decirnos hacia donde está el invernadero real?, creo que nos hemos perdido —pidió Fengmian a los cerditos.

—¡El invernadero, eh! —exclamó el señor cerdito—. Claro, claro, oh, podrían quedarse aquí, hay mucho espacio para ustedes —ofreció mientras se revolcaba en el lodo.

—No queremos molestarlos, el invernadero está bien —dijo Zixuan con falso agradecimiento, pues cuando aquel cerdito se revolcó en el lodo, parte de este salpico muy cerca de donde él estaba parado y tuvo que dar un salto para evitar que le cayera encima.

—Por supuesto, permitan nos llevarlos —agregó la señora cerdita.

—Muchas gracias —respondió A-Yi .

El Príncipe de la IslaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora