Bienvenidos de regreso a quienes aún leen esta locura, como prometi, aqui tienen el capitulo 8, ojala les guste.
A-Yi caminaba de manera distraída, iba contemplando al príncipe, no entendía bien porque le atraía tanto pero disfrutaba ver como la suave brisa movía su cabello y la hermosa sonrisa que adornaba su rostro.
Iba tan concentrado en observar al príncipe que tardó en darse cuenta que este se había detenido inesperadamente, lo que causo que terminara chocando con él y tropezando brevemente a causa del choque, rápidamente procedió a sobarse el rostro, pues había recibido un pequeño golpe en la nariz.
—¿Te encuentras bien? —preguntó Xichen al percatarse del golpe.
—¿Ah? Sí, claro —respondió A-Yi, aunque su voz se escuchó un poco nasal, cosa que hizo reír a Xichen y posteriormente también a A-Yi.
Ambos se perdieron en su mundo tras eso, para Xichen, el resto del mundo desapareció y solo podía observar a A-Yi, quien lucía algo ruborizado por la pena y algo cohibido por la intensa mirada de aquellos ojos dorados. No fue hasta que una voz llamó su atención, regresándoles al mundo real.
A-Yi pareció congelarse por el miedo al ver que ya habían arribado al lugar donde se debían encontrar con los padres de Xichen, quienes no se encontraban solos, acompañándoles se encontraban la Princesa Yanli y su madre.
Al ver a la Reina Ziyuan, un escalofrió recorrió su espalda, esa mujer le causaba gran temor, había algo en ella que gritaba "peligro".
Sintiéndose inseguro de haber aceptado el haber asistido al té, un gran pánico le recorrió y estaba listo para dar la media vuelta y marcharse aun cuando le había dicho a Xichen que asistiría.
Sin embargo antes de si quiera poder escapar, sintió un suave apretón en su mano que aún estaba entrelazada a la del Príncipe, un sonrojo apareció en sus mejillas, alzando la vista hacia Xichen, se percató de la suave sonrisa tranquilizadora que le ofrecía y al verle a los ojos todo temor desapareció; armándose de valor devolvió el apretón, reanudando su camino.
Poco tiempo después se encontraban todos reunidos a la mesa, los sirvientes habían traído una gran variedad de bocadillos para acompañar el té.
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El Príncipe de la Isla
Roman d'amour"Espesas nubes negras se podían distinguir en el horizonte, un silencioso presagio de una tormenta que rápidamente cubría el cielo azul; con increíble furia y un viento feroz picaba el mar que anteriormente se encontraba en completa calma, con su ir...