Las rosas siempre representan amor, un amor puro y único. A su vez cada color que las hace deslumbrar representa unas características y unos sentimientos más enfocados dejando así que tengan destinatarios claves para cada persona.
Park Jimin lleva e...
El siguiente capítulo contiene escenas narradas e imágenes:
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-¿Tus padres lo saben? -Preguntó Jimin sorprendido cuando terminé de contarle que había pasado la noche con ellos
-Obvio, he dormido en su cama llorando en sus brazos. -Dije con desdén, él sonrió.
-Bebé. -Canturreó aferrándose más a mi tronco. Ambos estábamos tumbados en esa cama que la señora Im le había cedido en su casa y nos abrazamos con fuerza, Minnie reposaba su cabeza sobre mi pecho.
Habíamos hablado más detenidamente sobre lo sucedido, como nos habíamos sentido desde el principio de nuestra relación hasta el casi fin, ahora el ambiente era tan ligero y cómodo que creía estar en las nubes.
Ahora, no solo conocíamos todo del otro, sino que comprendíamos todo del otro. Éramos felices, solo teniéndonos entre nuestros brazos.
-Tú bebé, de nadie más. -Aseguro, su cuerpo se mueve para comprarse del todo sobre el mío, rápido siento sus abultados labios darme un ligero beso. -Por cierto Minnie, tengo que contarte algo. -Tranquilamente asiente. -Ayer fui a casa de tus padres...
-¿Por qué? -Me interrumpe, amaba que no se hubiera callado en las dos horas que llevábamos juntos. Pero tenía contarle esa parte de mi viaje, aún así debía hacerlo. Porque nos habíamos prometido no tener más secretos entre nosotros, queríamos funcionar y lo íbamos a lograr.
-Buscándote. -Sus cejas se fruncen confusas pero asiente. -Era la única pista que tenía. -Acaricio su lacio cabello rubio entre mis dedos, sus ojos se cierran como aquella primera noche en la fogata del circo con su cabello rosa lo que me hace sonreir. -La cosa es que hablé un poco con tu madre y hoy también, ella me dijo donde podrías estar. -Siento su cuerpo tensarse y se separa de mis caricias para sentarse del todo sobre mis muslos, me incorporo para seguir ofreciéndole caricias relajantes. -Ha dejado a tu padre, parece arrepentida de lo que os hizo a tu hermano y a ti. -Susurró inclinando mi cabeza, tratando de adivinar que ocurre en su mente.
-Es igual, es tarde. -Dice desganado, mirando por encima de mi hombro a la pared.
-No finjas desinterés, eres una bolita de amor. -Sonrío, rodeando su cintura y besando una de sus mullidas mejillas con fuerza. Su respuesta es una tierna risita adorable. -Pero ya habrá momento de ver si realmente ha cambiado y si quieres hablar con ella te acompañaré. -Todavía riendo, pero más apagado, por mis cariños asiente. -Ahora hay algo más importante y que es una gran noticia.
-¿Qué? -Pregunta ilusionado, ciertamente intrigado y confuso, mientras rodea mi cuello con sus brazos estrechando el abrazo.
-Tu madre me dijo que tu hermano se mudó a Seúl. -Su cuerpo se tensa tan mal que creo haberla cagado, sin embargo la sonrisa radiante y el grito ahogado con su mano derecha es la viva imagen de la felicidad en Minnie.
