Las rosas siempre representan amor, un amor puro y único. A su vez cada color que las hace deslumbrar representa unas características y unos sentimientos más enfocados dejando así que tengan destinatarios claves para cada persona.
Park Jimin lleva e...
El siguiente capítulo contiene escenas narradas e imágenes:
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Mis piernas dolían de tanto correr para cuando llegué a la tienda de la señora Im. Sobre la puerta había un bello letrero casero y me sentí estúpido por nunca haber reparado en esa pequeña tienda. Entré dudoso y tratando de relajar mis nervios.
-Buenas tard... -La voz de una mujer mayor ahogada me dio la bienvenida, pero rápido su saludo quedó a medias al verme. Me emocioné por ello, ella sabía quién era.
-Buenas tardes señora Im. -Saludé haciendo una reverencia, tras ella una niña pequeña y un adolescente mi miraban atónitos. -Hola chicos. -Saludé, ellos hicieron ahora una reverencia. -Supongo por su actitud que no me he equivocado y Jimin está aquí. -Para mí fue innevitable sonreír ante la idea. -¿Dónde está?
-Hijo, no sé si es buena idea. -Me respondió dudosa, yo me llené de nervios.
-Sé que él no querrá verme pero se lo suplico, ¿sí? -La mujer estudio mi rostro demacrado y miró a sus hijos que tampoco sabían que responderme.
Pero antes de poder agregar nada más mi pecho se contrajo, mis ojos se inundaron de lágrimas, mi mundo tembló y mis oídos escucharon de nuevo la más bella y melodiosa de las voces jamás oída.
-Nayeon, Jaebum, no quedan galletas. ¿Puedo más? -Mi vista fue directa a las escaleras que no había notado a mano derecha del mostrador, arriba de ellas estaba el amor de mi vida pero no podía verlo.
-¡Sí! Espere que yo se las subo Oppa. -La niña, llamada Nayeon, cogió un paquete de galletas y quiso encaminarse hacia las escaleras. Pero yo fui más rápido al llegar a ellas, mas el adolescente Jaebum se interpuso en mi camino.
-Déjame pasar, necesito verlo. -El chico de ojos felinos niega viendo a su madre acercarse a nosotros, miro a la mujer. -Le prometo que si él me pide que me marche lo haré, pero no puedo permitir que avandone su sueño de la danza por mi culpa. -La mujer me comprendía, ya no era mi egoísmo lo que me movía a ver a Jimin, sino su propia felicidad y que ella sabía compartía. Ella fue su maestra. -¡Por favor! -Grito cuando ella sigue sin responder y sintiendo que me vuelvo loco
-¿Qué pasa? -De nuevo su voz, al fin su adorado cuerpo visto por mis ojos después de días de anhelo, a los pies de la escalera arriba. -Kookie.
No puedo ver su rostro reaccionando a mí, escuchar mi nombre viniendo de él me ha hecho perder del todo mis fuerzas y caigo automáticamente al suelo haciendo una reverencia completa con mi frente en el suelo y suplicando con mis manos fregándose una con la otra.
-Minnie, por favor, escúchame. -Las palabra salen atropelladas entre mi llanto y mis nervios. -Perdóname, vuelve a Seúl. Todos están preocupados por ti.
