~ Yoonmin ~ 👑 ||Omegaverse||
Un rey cegado y dominado por la lujuria, el poder, la dominación, prepotente, orgulloso, amado por muchos y odiado por otros, queda a cargo del Reino de Daegu cuando su padre muere.
El Rey Min, desea librarse unas hora...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
(Narra Yoongi)
Un bosque luminoso, brillante, resplandeciente, un bosque vivo y con colores hermosos.
Este era mi hogar, brillante como siempre, me hacía sentir en casa, que estaba en el lugar correcto. Vivía sin ataduras o responsabilidades, podía ser yo mismo y nadie me juzgaba.
Pasaba mis tardes y día entero sonriendo y sintiéndome tranquilo, ¿Por qué querría alguien irse de aquí?, Además por qué yo era el único aquí, no necesitaba de nada ni de nadie.
Era feliz.
Este bosque era todo lo que necesitaba en mi vida, caminaba por su brillante pasto, comía la fruta que quería de los árboles, el agua del río tocaba mi piel y la bañaba cálidamente.
Podía seguir así el resto de mi vida y jamás me cansaría. Sin embargo, no entendía porque yo estaba solo aquí, ¿Por qué nadie más estaba conmigo?
Al principio eso era algo que no me importaba, me sentía bien, no sentía que necesitará de nadie, pero después empecé a tener la nececidad de tener a alguien junto a mi, sentía como si alguien me llamará, gritara mi nombre, pero no lo escuchaba o sentía bien.
Tan pronto como llegaba, se iba, así que seguía explorando todo el bosque. Caminé y caminé durante lo que parecían horas, este bosque era de nunca acabar y en cada esquina resplandecía en todo su esplendor.
Decidí descansar bajo la copa de un árbol, me recosté sobre el duro tronco, esperando poder dar un breve descansó, para después poder seguir con mi camino.
No sé cuánto tiempo logré descansar, pero al abrir mis ojos, vi algo que antes no note y es que frente a mi a unos cuantos pasos había lo que parecía ser una cueva, algo iluminada y con flores a su alrededor.
Enfoqué bien mi vista y logré ver perfectamente a un lobo de pelaje platinado echado sobre sus patas delanteras, observándome con sus expresivos ojos negros.
Fruncí mi ceño y refregue mis ojos, para serciorarme de que no estaba viendo alucinaciones. Pero no fue así, el lobo seguía ahí, viéndome fijamente, su cola de movía elegantemente de vez en cuando, ladeaba la cabeza ligeramente, cada que yo lo hacía.
- ¿Estás... Copiando lo que yo hago? - Le dije y después reí por qué parecía tonto hablando con un lobo.
- No, tú haces lo que yo hago - Mi risa se detuvo y los vellos de mi piel se erizaron cuando lo escuché hablar.
- ¿Estás... Hablando? - Cerré mis ojos y lo volví a observar después.
- No, me escuchas en tu mente, tú eres yo y yo soy tú, soy tu forma lobuna - Lo escuché y sentí un poco de temor en todo mi cuerpo.
- Debes estar bromeando, no, yo estoy alucinando, quizá debo seguir dormido, si eso debe ser - Susurré para mí mismo.
- Si te sigues encerrando en este mundo, no podrás presenciar el nacimiento de nuestro cachorro - Abrí mis ojos nuevamente y lo vi fijamente - El pequeño está a un solo mes de nacer y tú no quieres despertar, por aferrarte a este mundo, uno que no es real y solo es producto de tu imaginación.
