CAPÍTULO DOCE

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REFLEXIONES EN UNA NOCHE DE BORRACHERA 




Mastico lentamente la grasosa hamburguesa que estoy comiendo, sintiendo como un poco de aceite se chorrea por mi barbilla y comienza su descenso, sin embargo lo ignoro y sigo comiendo, porque este pedazo de lo que creo que es carne me sabe a gloria y ayuda a disipar un poco mi estado de ebriedad.

Isabella se encuentra a mi lado, también masticando su hamburguesa en silencio, con un enorme vaso plástico lleno de coca dietética y hielo.

Si, sé lo que estás pensando, no quiero siquiera imaginar la cantidad de calorías que posee esta hamburguesa que estamos comiendo, pero mi amiga a mi lado insistió y yo no fui capaz de contradecirla y pedir una coca regular.

Estamos sentadas en un banco al lado del puesto donde pedimos dichas hamburguesas, masticando en silencio y con la mirada en frente.

Sé que Isabella está a nada de explotar por todo lo que pasó hace menos de una hora, es por eso que me mantengo a su lado, comiendo y respetando su silencio, creo que lo prefiero antes de que su llanto desconsolado o su instinto asesino.

De Dante ni noticias, le perdimos el rastro una vez que fuimos arrastrados fuera del antro por provocar disturbios.

¡Ha! Menudos gilipollas clasistas...

—Esto tiene que terminar —murmura ella, con la mirada perdida en la plaza iluminada solo por las farolas que pintan el césped de colores amarillos—, no puedo seguir de esta manera —agrega, como si estuviera reflexionando en voz alta. —De una forma u otra, lo que sea que hayamos tenido alguna vez, ha muerto...

Las lágrimas comienzan a caer en grandes gotas de sus ojos color celeste, y habla con tal abatimiento, que siento como mi corazón se rompe un poco junto con el de ella.

—Yo... —susurra con la voz rota y jugueteando con la servilleta que vino con su hamburguesa. —Yo realmente creí que podíamos volver a tener algo, pero... —solloza, negando con la cabeza.

Pasó mi brazo por su hombro, haciendo que se recueste en mi costado mientras frotó su espalda con cariño en un vago intento de reconfortarla.

¿Recuerdan el baile caliente que estaba teniendo con el que no debe ser nombrado? Si, a partir de ahora, llamaremos a mi jefe de esa manera, será como Voldemort o jefe, está prohibido decir su nombre. Bueno, lo que pasó en realidad, fue que mientras yo estaba teniendo el momento más caliente que tuve en toda mi vida, Xander había perdido los papeles cuando vio a Isabella carcajearse con el musculoso que se nos había acercado. Pero volverse loco es decirlo con palabras, porque cuando estaban a punto de besarse, el ex novio de Isabella se abalanzó sobre el muchacho y comenzó a golpearlo como un poseso. Isabella —en un vago intento de detenerlo— se colgó sobre su espalda como si fuera un mono y comenzó a despotricar en su contra. Cuando quise acercarme a ellos, Voldemort me tomó por la cintura y me dejó detrás de él, impidiendo que me metiera y susurró en mi oído que si me acercaba, terminaría lastimada, que él lo sabía de mano propia.

Xander terminó olvidando al musculoso y se giró para encarar a mi amiga —que aún seguía colgada de él— y la tomó fuertemente de las manos para detener sus golpes. Para todo esto ya se había formado un círculo a nuestro alrededor, mientras mi amiga lloraba y farfullaba entre gritos eufóricos inentendibles lo mucho que odiaba a Xander.

Este simplemente la miraba con la mandíbula apretada, dejándose golpear por ella —que por suerte ya no seguia con las piernas alrededor de su cintura y tenía los tacos sobre el suelo—. Y si, el bartender no se defendía, porque mi amiga había tenido que ver cómo él estaba con esa tal Gina en su cara y se había comportado con madurez, sin embargo no su ex, que nada más verla divertirse con otro no pudo soportarlo y a ver, qué lo que digo lo digo solo como un pensamiento que nunca se debe tener, ¿okey? Pero es que me dio mucha impotencia que Isabella pasara por todo lo que pasara y Xander saliera de rositas, cuando ella también se merecía ser feliz. Y por más que en su momento sentí una mínima pizca de satisfacción cuando los amigos del musculoso vinieron a encarar a Xander y lo golpearon por detrás, casi de inmediato me arrepentí, porque no estoy a favor de ninguna manera con la violencia, así esta sea merecida.

Pecado con sabor a chocolate [+21] ©️ LIBRO 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora