Capítulo 41

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Marizza: ¿Y? ¿Fue la única vez?
Pablo: No - bajó la mirada - la primera vez fue en el verano, pero yo
Marizza: Déjame adivinar, no querías
Pablo: Fue una calentura, me sentí fatal pero no tuve corazón para confesar la verdad
Marizza: No tuviste huevos
Pablo: Dame una oportunidad, te lo suplico
Marizza: Quiero que hablemos con Santiago, es importante que estemos los dos.

Marizza no dijo nada, solo siguió sacando cosas del cuarto de Santiago y del suyo mientras aguantaba sus ganas de llorar. Cuando terminó, cómo Manuel la estaba esperando en el auto, se bajó para ayudarla con las valijas y se subieron al auto pero apenas avanzaron una cuadra y Marizza se largó a llorar

Marizza: Soy una tarada, Manu
Manuel: Deja de torturarte, tenés un hijo por el cual salir adelante. Ya va a pasar esto
Marizza: No fue la primera vez que me cagó
Manuel: ¿Cómo?
Marizza: Ya lo había hecho una vez - dijo secando sus lágrimas - No quiero que Santi me vea así
Manuel: Tu hijo te conoce como nadie

Cuando llegaron a la casa se encontraron encontraron con Santiago y Cande ordenando la mesa para comer. Luego de cenar, los nenes se fueron a dormir y Marizza quedó conversando con Mía.

Mía: ¿Cuando van a hablar con Santi?
Marizza: Pablo me escribió que mañana
Mía: Hoy me preguntó si Pablo había hecho algo malo y por eso vos llorabas
Marizza: ¿Y que le dijiste?
Mía: Que eran temas de grandes
Marizza: Gracias Mí, pasamos al departamento y no está mal, tengo que comprar ropa de cama para Santiago y para mi cama
Mía: ¿Tenés claro que ahora que Santi va a cambiar de vida a estar muy dependiente de vos, de querer 100% tu atención?
Marizza: Sí - suspiró - Todo esto es una real mierda
Mía: Sí, la verdad es que sí. Mejor anda a descansar, amiguita
Marizza: Sí, buenas noches Miíta mía de mi corazón
Mía: Hace años no me llamaban así - sonrió triste
Marizza: Cómo necesito un abrazo de Sonia hoy
Mía: Con sus besos ventosa
Marizza: Cómo odiaba que me hiciera eso - rió y abrazó a su amiga para irse a dormir.

Al día siguiente, a la hora de almuerzo, estaban Pablo, Santiago, Rita y Marizza en el centro comercial mientras buscaban cómo comenzar a hablar.

Marizza: Con papá queríamos hablar con ustedes porque tienen que enterarse de algo
Rita: ¿Nos vamos de vacaciones?
Santiago: ¿Es bueno o malo?
Pablo: Más que bueno o malo es una decisión que tuvimos que tomar con Marizza sobre nosotros
Rita: ¿Van a tener otro hijo?
Santiago: ¿Qué?
Marizza: No - suspiró - para lo que les vamos a contar quiero que sepan que ni vos Rita ni vos Santiago tienen culpa de lo que pasa
Pablo: Pero Marizza y yo, ya no estamos juntos
Santiago: ¿Cómo?
Rita: Ya no somos una familia
Santiago: ¿Por qué?
Pablo: No, nosotros seguiremos siendo una familia. Una familia distinta, pero familia
Santiago: ¿Así como Rita que tiene 2 casas?
Marizza: Sí mi amor, vos ahora vas a tener 2 casitas. Una donde vas a estar con mamá y otra donde vas a estar con papá
Santiago: Me quiero ir a casa - dijo sentándose sobre las piernas de su mamá
Pablo: ¿Te querés ir conmigo?
Santiago: No, es que me quiero ir de acá con mi mami - contestó sin dejar de esconderse en su mamá
Pablo: ¿Por qué no se van a quedar ahí y yo me voy?
Marizza: ¿Vamos a comprar unas cosas para la casa nueva y tú nuevo cuarto?
Santiago: Bueno - asintió pero no sé quiso despegar en ningún momento de Marizza. Ni siquiera para despedirse de su papá y Rita.

El día siguió y Marizza ya estaba acomodando toda la casa nueva mientras contestaba todas las preguntas de Santiago.

Santiago: ¿Este cuarto era de Lauti?
Marizza: Sip, ¿Te gusta?
Santiago: Sí, es más chiquito pero me gusta
Marizza: ¿Tenés hambre?
Santiago: Sí
Marizza: Vamos que te preparo merienda. ¿Qué querés comer?
Santiago:  Pan con queso y juguito
Marizza: Bueno
Santiago: ¿Mañana voy al colegio?
Marizza: Mañana es domingo. Toma mi vida
Santiago: ¿Vos no comes?
Marizza: No tengo hambre, pero me voy a tomar un vaso de jugo

Cuando terminaron de merendar, Santiago comenzó a jugar mientras veía televisión y Marizza siguió ordenando la casa.

Horas más tarde, le preparó la cena a Santiago pero tampoco comió nada porque no sentía hambre así que luego de comer, lo bañó y lo acostó a dormir.

Ya en la madrugada, cuando Santiago dormía, Marizza se fue a su cuarto a dormir pero no lograba conciliar el sueño y nuevamente las lágrimas se apoderaron de ella ya que mil recuerdos se le vinieron a la cabeza, sobre todo cuando, en ese mismo cuarto habían conversado sobre agrandar la familia.

Flashback 4 años atrás
Pablo: Sos tan hermosa
Marizza: ¿Si?
Pablo: Sí, ¿Será tiempo de buscar una mini Marizza o mini Pablo?
Marizza: ¿Vos querés otro hijo?
Pablo: Sí, pero te lo pregunto porque si no querés aún, yo puedo esperar hasta que estés lista
Marizza: Ves porque sos el hombre más lindo y sí, yo también quiero
Pablo: Entonces podemos dejar de cuidarnos

Marizza limpió sus lágrimas pero no cesaban hasta que se durmió. Al día siguiente, despertó con un dolor de cabeza tremendo y vio a Santiago dormido a su lado así que sin hacer ruido intentó levantarse para tomarse algún remedio porque se sentía realmente fatal.

Las horas pasaban, y cada vez se sentía peor así que tuvo que llamar a Mía porque no se sentía capaz de cuidar a Santiago.

Mía: Hola Santi
Santiago: ¡Tía Mía! ¡Azul!
Azul: Vine a jugar
Santiago: Vení a mi nuevo cuarto - le tomó la mano y se fueron
Marizza: Me siento fatal - suspiró mientas Mía le tocaba la cara
Mía: ¿Y cómo no si tenés fiebre? Mejor anda a la cama y yo me encargo de todo, ¿Desayunaste?
Marizza: Me tomé un té, voy a intentar dormir ahora
Mía: Anda tranquila que yo me encargo de todo
Marizza: Gracias por todo Mía.

Unas horas más tarde, Mía le llevó una bandeja con una sopa a Marizza pero se negaba a comer.

Mía: ¿Te querés enfermar más?
Marizza: Siento un nudo en el estómago
Mía: Santiago me dijo que ayer no comiste nada. Si no querés comer, yo me voy pero me llevo a Santiago porque en esas condiciones no sos capaz de cuidarte ni a vos
Marizza: No me retes
Mía: Vos me haces enojar, tenés que comer o te vas a enfermar y enferma no podés cuidar a Santi, él te necesita bien, fuerte y sana
Marizza: Tengo un atraso
Mía: ¿Qué?
Marizza: Me tendría que haber llegado dos semanas antes que viajara y todavía no - se tapó la cara - me quiero morir, vos sabés lo regular que soy
Mía: Pero no entremos en pánico, mañana vamos a ir a doctor, ¿Si? - le tomó la mano - Vos sabés que si llegas a estar embarazada es como un milagro
Marizza: Vos sabés los riesgos que significan que tenga un hijo
Mía: Primero vamos mañana al doctor para que te hagas los exámenes, ¿Si?
Marizza: Gracias Mía - la abrazó
Mía: Vamos a salir adelante, cómo siempre, te lo prometo




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