Capítulo 48

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Unas semanas habían pasado desde aquella cena donde Mora les confesó a Marizza y Pablo de su enfermedad, por lo mismo éste último estaba totalmente asustado pues la idea de perder a su mamá, lo aterraba. Además, aparte del miedo, sentía bronca de saber que él no podía hacer nada por curar a su mamá y esa misma rabia que sentía se le estaba saliendo de las manos ya que al más mínimo problema, explotaba.

Una tarde de día viernes, luego del colegio, decidieron que era el mejor momento para decirles a Rita y Santiago que tendrían un hermano o hermana así que fueron a comer en el centro comercial cuando Pablo tomó la palabra.

Pablo: ¿Saben por qué los trajimos hasta acá?
Rita: ¿Nos mudamos a la casa nueva?
Pablo: No todavía pero hoy tenemos podemos ir a empacar algunas cosas
Santiago: ¿Entonces que?
Marizza: Van a tener un hermanito o hermanita
Rita: ¿De verdad?
Santiago: ¿Hay un bebé en tu panza como la tía Luján? - sí, en esos días Luján había anunciado que Tito sería hermano mayor
Marizza: Sí, ¿Están contentos?
Santiago: Re
Rita: Sí, solo espero que sea nene así sigo siendo la princesa de papá - sonrió sentándose sobre las piernas de su papá
Santiago: No, que sea nena
Pablo: Bueno aún falta para saber si será nene o nena pero quiero que sepan que siempre pero siempre

Ya en la noche, Pablo había terminado de hacer acostar a Santiago y Rita así que fue hasta su cuarto cuando se encontró a Marizza con ropa interior mientras se llenaba de crema por todo el cuerpo.

Marizza: ¿Ya se durmieron los chicos?
Pablo: Rita iba a leer un libro y Santiago sí
Marizza: ¿Le dejaste la luz de noche encendida?
Pablo: Sí, aunque creo que debe aprender a dormir sin luz
Marizza: Tiene 4 años, es normal que le tema a la oscuridad
Pablo: Tenés razón - suspiró y se acercó a ella
Marizza: ¿Que pasa?
Pablo: Me tenés loco - contestó abrazándola por detrás mientras le dejaba besos en el cuello... Poco a poco ese beso aumentaba de pasión hasta que Marizza lo detuvo.
Marizza: No podemos
Pablo: ¿Por qué?
Marizza: Daniela lo dijo, lo mejor es evitar tener relaciones
Pablo: ¿Nada de nada?
Marizza: Depende - sonrió coqueta y volvieron a besarse.
Pablo: Te amo demasiado - suspiró
Marizza: ¿Viste lo contentos que están Santiago y Rita con la noticia?
Pablo: Sí, sabía que se iban a poner felices pero me sorprendieron
Marizza: Es verdad
Pablo:  ¿Te imaginas sea como yo? Así guapa o guapo, de pelo y ojos claros. Cuando yo nací era de re rubio
Marizza: ¿Tenés algo contra los morochos de ojos oscuros? - preguntó alzando una ceja
Pablo: ¿Cómo pensas eso? Si para mí vos sos la más hermosa del mundo.
Solo digo que Santi es igual a vos y Rita igual a Consuelo
Marizza: Es verdad - sonrió mientras se terminaba de poner su pijama - Voy a ver a Rita
Pablo: Bueno, yo me voy a dar una ducha rápida

Así Marizza fue hasta el cuarto de Rita quien estaba con un libro pero no estaba leyendo sino que tenía su mirada en un punto fijo.

Marizza: ¿Que pasa, ratoncita?
Rita: Nada, estoy leyendo
Marizza: No te creo nada - dijo sentándose en la cama
Rita: De verdad, no me pasa nada pero ¿Te puedo hacer una pregunta?
Marizza: Decime
Rita: Si el bebé que hay en tu panza es nena, ¿Vos me vas a querer igual?
Marizza: ¿Que pregunta es esa? ¡Claro que te voy a querer!
Rita: Pero como yo no soy tu hija, si ahora tenías una hija con papá
Marizza: No Ratón, yo a vos te amo mucho y aunque no te tuve en mi panza como a tus hermanos igual te quiero como una hija
Rita: ¿De verdad?
Marizza: Obvio y mira, yo no quiero sacarle el puesto a Consuelo, ella es tu mamá y siempre lo será pero cuando ella no está, quiero que vos sientas que tenés como una mamá del corazón
Rita: Para mí si sos mi segunda mamá y te amo con todo mi corazón
Marizza: Yo igual a vos ratoncito - sonrió y le dejó un beso en la frente.

Al día siguiente, Marizza despertó cerca de las 7 de la mañana con un antojo muy claro así que comenzó a mover a Pablo.

Pablo: ¿Qué pasa?
Marizza: Quiero chocolate - con un puchero
Pablo: Decime qué tenés guardado por favor
Marizza: No hay
Pablo: Ay Dios - bostezó y comenzó a hablarle a la panza de Marizza - Vos bebé, dejá de antojarte tan temprano que hace frío y tengo que ir a comprar
Marizza: Gracias mi amor - lo besó
Pablo: Me voy - le dejó un pico y se fue mientras Marizza quedaba con el celular hasta que llegó Rita
Rita: ¿Qué pasó Mar? ¿Por qué papá salió diciendo malas palabras?
Marizza: El bebé quería chocolate y tuvo que ir a comprar
Rita: ¿Papá va ir a comprar chocolate? - sonrió acostándose a un lado de Mar
Marizza: Sí - contestó y vio asomarse a su pequeño hijo aún un poco dormido ya que como siempre tenía muy mal humor al despertar - Vení
Santiago: Mamá - dijo metiéndose en la cama sin hablar mucho
Rita: Santi, papá va a traer chocolate
Santiago: ¿De verdad?
Marizza: Sí - sonrió mientras los nenes comenzaban a jugar entre ellos hasta que sintieron que la puerta se abrió.
Pablo: Ya llegué amor - dijo entrando por la puerta - ¿Y por qué hay dos ratoncitos en mi cama?
Marizza: Vos los despertaste cuando saliste
Rita: Sí, diciendo malas palabras
Marizza: ¿Encontraste chocolate?
Pablo: Me extraña señorita, ¿Cuando no le he cumplido un antojo?
Marizza: Nunca - sonrió y recibió el chocolate - Gracias mi amor
Pablo: Y cómo sabía que iba a haber una invasión cuando llegara les traje a ustedes - les entrego una barra a cada uno - ahora déjenme un espacio en la cama
Santiago: Gracias papá
Rita: Sí, gracias Papi

Así cada uno se comió su chocolate, lo que fue una inyección de energía para los chicos que comenzaron a saltar en la cama y jugar entre ellos mientras Pablo se quejaba que no podía dormir.

Ya pasadas las 10 de la mañana, Marizza salió con los nenes ya que Santiago tenía su última revisión con el kinesiologo para la rehabilitación de su pierna y después pasarían a hacer unas compras para la casa nueva, por otro lado Pablo no quiso ir porque tenía sueño y los chicos no lo habían dejado dormir.

Ya en la noche, a la hora de cenar, Marizza y Pablo estaban cocinando mientras los nenes estaban cada uno en su cuarto.

Pablo: Estaba pensando que mi mamá podría irse a vivir con nosotros en la casa nueva
Marizza: Yo había pensado igual
Pablo: Tengo tanto miedo de perderla
Marizza: No la vas a perder, vas a ver qué Mora saldrá de esto
Pablo: Pero vos no me entendés, no me imagino una vida sin mi mamá
Marizza: ¿De verdad pensas que no te entiendo? Tenía 18 años, estaba de joda en la costa cuando me llamaron que mis papás habían tenido un accidente
Pablo: Sí tenés razón, perdóname - suspiró y sonó el celular de Pablo - ¿Hola?... ¿Quién?... ¿Qué pasó?... ¿Cuando?.... ¿Dónde?.... Voy para allá
Marizza: ¿Qué pasó? - preguntó preocupada cuando Pablo cortó la llamada
Pablo: Me llamó Cinthia, la vecina de mi mamá, me dijo que la llevan a la clínica porque se siente muy mal - contestó angustiado
Marizza: Yo te acompaño
Pablo: No, no quiero llevar a los nenes
Marizza: Pero los pasamos a dejar a lo de Mía o Luján
Pablo: No, yo me voy, no tengo tiempo. Nos vemos, te amo - dijo tomando su chaqueta y yendo saliendo de ahí.

Una hora más tarde, Pablo estaba en la clínica sentado en una banca de la sala de espera en urgencias mientras tenía su cara escondida en sus manos cuando sintió unos brazos que lo rodeaban y con sentir el olor sabía que era su mujer.

Marizza: ¿Cómo está?
Pablo: Mi amor - la abrazó y se refugió en sus brazos mientras lloraba
Marizza: ¿Qué pasa, Pablo? No me asustes

Hasta aquí el capítulo.
Luego de muchos días he vuelto, y trataré de actualizar más seguido, igualmente trataré de mañana actualizar la novela Benjamila
Gracias por el aguante y todo ♥️
Voten y comenten qué les pareció el capítulo.
♥️⭐💬

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