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Había sido un verano fabuloso. A Luke le gustaba pasar el día en la playa jugando con la arena a pesar que terminaba cubierto de toda esta en su cuerpo. Era como si hubiese sido enterrado en ella por horas y horas pero la verdad era que le gustaba revolcarse en ella, haciendo ángeles de arena. No tenía sentido prácticamente porque no estábamos en invierno y cuando estábamos en invierno, Luke no salía de casa. No le gustaba hacer ángeles en la nieve pero si en la arena. Ahora nos encontrábamos tumbados sobre mi cama, mirando al techo y en algunas ocasiones la mano de él rozaba la mía por accidente haciendo que mi corazón diera un vuelco al sentir su tacto.

– ¿Erin?

– ¿Qué sucede? –Le pregunte girándome lentamente a su dirección y encontrarme con sus brillantes ojos azules mirándome con preocupación.

– ¿Te molestaría si invito a salir a Mia?

Mis ojos se abrieron ligeramente al escuchar el nombre de mi mejor amiga. Sabía que, aunque lo pareciéramos, no éramos novios y Mía sabía que estaba perdida y ridículamente enamorada de mi mejor amigo desde hace años. Le respondí que no me importaba y que podía hacer lo que él quisiera.

– ¿Hablas en serio?

–¿Por qué no lo haría? –Dije encogiéndome de hombros.

–Es tu mejor amiga –Respondió el rubio tranquilamente.

–Y tú eres mi mejor amigo.

– ¿Y eso qué?

–Pensé que te molestaría si salía con tu mejor amiga.

Negué con la cabeza un par de veces asegurándole que invitara a Mia y que le ayudaría a que ella aceptara salir con él. No quería que Luke descubriera mis verdaderos sentimientos hacia él.

–Entonces si me ayudarás a salir con tu amiga, también quiero que salgas con alguien. –Murmuro y se enderezo permitiéndole mirarme ahora de frente. En un hábil movimiento ya lo tenía encima de mí, sus largas piernas a cada lado de mi cintura y sus codos apoyados en el edredón. Se inclinó en mi dirección logrando rozar la punta de nuestras narices. –Una cita doble.

– ¿Con quién?

– ¿Recuerdas a Michael?

– ¿El chico que tiñe su cabello de colores? –Le pregunte en voz baja. Él asintió con la cabeza y beso cortamente mi frente. –Quítate de encima.

–Bueno, le gustas –Dijo después de unos segundos. – ¿Qué dices?

-Ya veremos –Dije yo apartándolo lejos de mí. Me gustaba tenerlo cerca, pues podía tocar su tersa piel y sentir su respiración contra mi cuello pero no quería enamorarme más de lo que estaba. –Primero necesitamos conseguirte a Mia.

–Eso será fácil.

– ¿Qué te hace pensar eso, Lucas? –Arquee una ceja tomando su rostro entre mis manos, obligándole a que me mirara a los ojos.

–Vamos, Erin solo mírame.

Puse los ojos en blanco golpeando juguetonamente su hombro. Él me lo devolvió segundos después.

– ¿A qué hora tienes que estar en casa?

–A mamá no le importa que esté contigo –Respondió él al mismos tiempo que sus piernas se cruzaban con las mías. Sus manos me sostuvieron fuertemente de la cintura, pegándome a su pecho lo más posible. –Le encantas.

– ¿A quién no?

Luke soltó una pequeña carcajada hundiendo su rostro en el hueco de mi cuello. –Una vez que alguien te conoce ya nunca más puede dejarte.

– ¿De qué hablas? –Pregunte desconcertada.

–Nada, tengo hambre –Me interrumpió, deslizando sus manos dentro de mi camiseta y acariciar suavemente mi piel. – ¿Ordenamos pizza?

–No tengo dinero para pagar –Le respondí. –Mamá no está en casa y no vuelve hasta tarde.

–Yo la pagare –Dijo él besando suavemente mi cuello. –No pensaba dejarte pagar de todos modos.

Al cabo de unos segundos nos encontrábamos acurrucados en el sofá en espera de la pizza. Su cabeza estaba recargada en mis piernas mientras jugueteaba con su rubia melena, despeinándola y peinándola a cada rato. Luke no se quejaba pero si emitía gruñidos cuando jalaba muy fuerte su pelo.

 – ¿Todavía sigues enamorado del chico que me contaste la última vez? –Pregunto él al cabo de unos minutos de silencio.

– ¿Tu qué crees?

No había ningún chico aparte del que estuviera enamorada pero hace un par de meses cuando Luke no dejaba de preguntarme si estaba enamorada de alguien en secreto tuve que decirle que había un chico del cual estaba perdidamente enamorada.

–Apuesto lo que quieras a que te acostaste con ese tipo.

– ¿Te da celos? –Pregunte, sintiendo calor en mis mejillas.

–La verdad es que si, muchos –Replico él mirándome con esos hermosos ojos azules que tanto me gustaban. Me había enamorado de sus ojos desde el primer día en que nos conocíamos. Simplemente tenían una chispa. Me tomo de la mano y la beso.

–No hagas eso, idiota.

– ¿Por qué siempre me llamas idiota? –Se quejó haciendo un mohín.

–Por qué lo eres.

Antes de que pudiera responder a eso un golpe en la puerta nos hizo ponernos de pie. Luke me tomo de la cintura, impidiéndome avanzar y me echo sobre el sofá. Abrió la puerta y recibió la pizza.

–El chico me ha preguntado si tuve sexo –Dijo él con una sonrisa torcida adorando su rostro. –Mi cabello debe lucir terrible.

–No hemos hecho nada –Dije en voz baja. –Siéntate, iré por los platos.

–Erin –Me llamo, cogiéndome de la mano. –No es necesario, solo comámosla en el sofá.

–Mi madre me matara, idiota.

–Tienes que dejar a esa niña buena cuanto antes y vivir un poco –Me respondió guiñándome un ojo. –Solo será en esta ocasión.

 –Que esto quede entre nos, ¿de acuerdo? –Le advertí.

–Solo ven a comer conmigo –Casi grito, poniendo los ojos en blanco.

–Si llegas a manchar el sofá, juro por Dios que te matare, Lucas Roberto.

Esta vez no me respondió pero si cogió fuertemente mi brazo y me sentó en su regazo. Sentía como mis mejillas se tornaban rojas al sentir su roce una vez más en mi cintura.

  –Siento tu pene presionar mi trasero –Me quejé. Le di un golpe en las costillas, logrando salir y sentarme a su lado. Él soltó una ronca risa.

–Le gustas.

Entonces casi escupo el trozo de pizza.

–Es broma, tranquila. 

idiot // luke auDonde viven las historias. Descúbrelo ahora