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Madrid, 1984

Los pasos de Alicia eran cada vez más rápidos a medida que se acercaba a su destino. Iba casi corriendo.
Pero quién podía culparla? Estaba ansiosa!
Ya era viernes!
Y eso solo significaba una cosa: noche de películas en casa de Raquel.
Corrió por todo su patio trasero, hasta llegar hacia esa pequeña puerta que unía ambas casa.
Ya había perdido la cuenta de cuántas veces había entrado y salido por esa puerta de madera que su padre había hecho cuando ella tenía tres años.
Se pasaba todo el tiempo posible en casa de Raquel, o sino al revés. La cuestión es que siempre estaban juntas. Sin importar nada.
Ese viernes habían decidido ver Blancanieves en la vieja videocasetera de los Murillo, la cual había Sido colocada en la habitación de la castaña.
Una noche de pelis y palomitas!! Qué más podía desear?!
Sobre todo luego de una semana de castigo.
Aquella semana había Sido dura para la pelirroja, debido a que su "adorable" maestra había decidido darle todas las quejas sobre ella a su madre. La cual, por su puesto, había tomado represalias.
Castigada sin salir y sin Raquel!
El peor castigo del mundo.
Menos mal que decidió perdonarme, pensó para sus adentros Alicia recordando como su madre había decidido quitarle el castigo esa misma mañana.
Una sonrisa fue el recibimiento de Mariví al verla entrar por la puerta de su casa
El hogar de los Murillos ya era casi suyo. Era más el tiempo que pasaba con su mejor amiga que en su casa propia.
-Está en la casa del árbol, hija- dijo Mariví -Espera, Alicia- la llamó dándole una bandeja con tres vasos de jugo
Tres? Se preguntó la pelirroja extrañada. Para que tres? Quién más estaba?? O quizás era que Mariví sabía lo glotona que era ella y le ponía ya uno doble para que no tuviera que bajar.
-Lleva esto para las chicas. Y más tarde le pides a Raquel que baje a por los panquecitos de chocolate- colocando la bandeja en sus manos
Las  chicas?? Que chicas?? Solo serían ella y Raquel, no? A quién más había invitado??
Con una extraña sensación y un solo pensamiento en la cabeza, la pelirroja se dirigió hacia la casa del árbol con la bandeja en las manos.
Coloco la bandeja en aquella mesilla que subía y bajaba, invento del padre de Raquel, y tras darle a la soga y subir la bandeja se dispuso a subir ella.
A medida que avanzaba su ceño se fruncía más. Debido a la confusión y a ese sentimiento tan extraño que de repente había surgido. El cual fue en aumento al escuchar las risas provenientes de la casa del árbol.
Era su casa del árbol! Solo suya y de Raquel! Era  su refugio!!!! A quién más había invitado??
Las risas se hicieron más fuerte una vez estuvo arriba, y al quitar la cortina azul que tenían como puerta, fue recibida por la imagen de su mejor amiga encima de una chica de cabellos rubios.
Raquel le hacía cosquillas a la chica, mientras está trataba de zafarse alegando que esa no podía ser su derrota.
-Soy una guerrera!! No me puede ganar una mocosa ñoña!!- dijo la rubia de pelos rizados, dándole la vuelta a Raquel y ganando ella está vez.
La risa de Raquel se escuchaba en todo el lugar, sin embargo la otra había desaparecido.
La rubia ahora se encontraba en silencio, y sus ojos había ido a parar a Alicia quién continuaba con cara de pocos amigos parada en la puerta.
Raquel siguió la mirada de su nueva amiga, descubriendo a Alicia.
Los ojos de Raquel brillaron como de costumbre al ver a la pelirroja, y sin decirle nada quitó de encima de su cuerpo a la rubia que aún observaba extrañada a Alicia.
-Ali- dijo feliz llegando hasta ella y abrazándola fuerte como siempre acostumbraba a hacer.
Pero Alicia no respondió a su abrazo, no. Estaba demasiado ocupada en su guerra de miradas con la intrusa.
Porque si. Esa rubia era una puta intrusa en su castillo.
Quién le dió permiso para sentarse en sus cojines?? Y lo más importante, quién le dió permiso para jugar con su Raquel?
Sintiendo la ausencia de los brazos de Alicia sobre su cuerpo, Raquel se separó para mirarla a los ojos, dándose cuenta de lo que pasaba.
-Ah, se me olvidó presentarlas- dijo alejándose de la pelirroja y cambiando hacia la otra chica -Ella es Mónica. Y es mi nueva compañera de curso- señalando a la rubia quién le brindó una sonrisa a Alicia -Y Mónica, ella es Alicia. Mi mejor amiga- tomando la mano de Alicia y acercándola a dónde estaba la rubia -Invité a Mónica a ver la peli. No te molesta?-
-A mi?- por su puesto que sí, fue lo primero que pensó en contestar. Pero al ver esos ojos de bambi que le ponía su castaña no pudo contestar otra cosa que -Que va, me encanta!- fingiendo una sonrisa.
Y así comenzó la noche de chicas...
La cara de pocos  amigos de Alicia no cambio en ningún momento, al contrario se hizo más aguda al ver como Mónica se acomodaba al lado de Raquel sobre aquel colchón.
Su ceño no dejo de estar fruncido durante toda la primera hora de la película, y ese sentimiento raro fue creciendo en aumento a ver cómo la rubia se acomodaba sobre la barriga de su amiga.
Quién demonios le había dado tanta confianza???!! Quién se cree que es?!!!
Inconscientemente un bufido se escapó de sus labios, llamando la atención de su compañera.
Raquel la miró intrigada. Preguntándose cual era el motivo de su mala cara?
-Ay que lindo!! Mira , Raquel! Mira como la besa!- dijo Mónica emocionada viendo la pantalla
El príncipe se inclinaba para besar a la princesa, despertándola de su eterno sueño.
Alicia miró con detenimiento la unión de los labios de los dibujos animados. Y sus mejillas ardieron inevitablemente de solo pensar que aquello mismo ella y Raquel lo había hecho meses atrás.
Nunca más habían hablado de ello. Pero las ganas de repetirlo seguían intactas, al menos por su parte.
Sus ojos fueron al perfil de su amiga, preguntándose si ella también pensaría en aquello. Nah, ya se lo hubiera dicho, concluyó mirando nuevamente la mirada.
Mejor nunca más pensar en ello, se dijo a si misma sonando convincente en su cabeza... Hasta...
Su mano...
La mano de Raquel se posó sobre la suya, buscándola, entrelazándola con la suya, apretándola.
Una sonrisa boba se dibujo en el rostro de ambas viendo aquella unión. Por qué se sentía tan bien??
Por qué todo lo que tenía que ver con Raquel era tan maravilloso? Se preguntó Alicia observando el contraste de pieles.
La de ella tan pálida y la de Raquel más morena... La combinación perfecta.
-Ahhh, que lindo es el amor- exclamó Mónica haciendo que ambas se soltaran con rapidez, fingiendo ver la película tranquilas -Yo quisiera que llegará mi príncipe azul. Ustedes no?- dijo emocionada
Ambas se miraron entre sí, buscando la respuesta de la otra.
-Bah, yo pasó de príncipes- Alicia fue la primera en contestar
-Pero... Cómo??!! Te vas a quedar solterona si sigues así- señaló Mónica para luego mirar a Raquel -Y tu? Eh? Quieres que llegue tu príncipe?-
-Yo... Eh...- nerviosa mirando a la pelirroja de re ojo. Por algún motivo que aún no comprendía totalmente le resultaba incómodo hablar de estas cosas delante de ella. Cosa irónica debido a que Alicia era la persona que más la conocía en la vida.
-O es acaso que ya  llegó??-  dijo Mónica abriendo bien los ojos de forma pícara haciendo sonrojar a la castaña
-Cómo?!- fueron las palabras que salieron de la boca de Alicia al oír aquello.
Sus ojos se clavaron con una fuerza casi sobrehumana sobre la castaña, la cual se sonrojó de tal manera que parecía un tomate
-Si!! No te ha contado!! Raquel ya encontró a su príncipe azul- dijo Mónica brincando de la emoción
Alicia no decía nada, solo miraba a su amiga confundida, contrariada. Y con ese sentimiento tan extraño creciendo de una manera inmensa en su interior.
-Si! Se llama Álvaro- canturreó Mónica -Y ayer en la tarde invitó a Raquel a un helado-
Si las miradas matasen ya la rubia se encontraría muerta en esos momentos. Raquel quería ahorcarla con sus propias manos para así hacerla callar de una vez.
No quería que Alicia se enterara de Álvaro. No así!!
-Y mañana le quiere invitar al parque!! Para de seguro darle un besito!! Uhhhh!!- continuó Mónica sin darse cuenta de lo que realmente estaba pasando
La mandíbula de Alicia estaba tan tensa que pensó que en cualquier momento sus huesos de quebrarían. Las venas de su cuello palpitaban como nunca. Y sus ojos... Sus ojos estaban cada vez más rojos de aquellas estúpidas lágrimas acumuladas.
Por qué se ponía así?? Ni ella misma lo entendía. Pero el solo pensamiento de Raquel tomando helado con otro chico le hacía hervir la sangre
Su príncipe azul... Así lo había llamado Mónica al tal Álvaro. Y lo sería? Tan pronto habría llegado?? Por qué??
Alicia aún no estaba lista para dejarla ir...
Ella era su guerrera... Su defensora del castillo... Un castillo en el que sin duda no había espacio para un tonto y estúpido príncipe.
-Ali...- habló Raquel tocando su mano tratando de traerla de vuelta de sus pensamientos.
Pero antes de que pudiera decir algo más, la pelirroja se levantó con rapidez de los cojines. No iba a romperse delante de sus ojos.
Y sin decir ni una sola palabra salió hecha una fiera de ahí...
-Alicia!!- sintió la voz de Raquel llamándola tras sus espaldas pero fue en vano.
Ella no quería verla... No quería hablarle... Al menos no en esos momentos.
Se sentía mal... Se sentía enojada.
Y lo peor de todo es que no estaba segura del por qué?
Su mente de niña de 13 años aún no era capaz de asumir lo que le pasaba. Los sentimientos que estaban creciendo en ella sin control.
Lo único que sabía con certeza es que no podría... No soportaría jamás ver a la castaña de la mano de otro...
No tenía ni idea de quién era ese Álvaro. Ni siquiera conocía su cara. Pero esa noche, mientras lloraba como nunca encerrada en su habitación maldijo la hora en que llegó a sus vidas.

Contando tus pecas // RaliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora