Capítulo XIV

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Los temblores de Yoongi eran más frecuentes, llevaba más de media hora así, temblaba por cinco minutos y se calmaba dos y así sucesivamente, nunca había tenido temblores estando enferma - además de que no era de enfermarme mucho - por mero instinto fuí hasta el baño de la habitación de Yoongi y revisando los cajones del lavabo encontré un termómetro y compresas de algodón, en el botiquín de detrás del espejo habían distintos botes de pastillas pero las que más habían llamado mi atención eran la cantidad de recipientes naranjas de diazepam, tenían el nombre escrito pero no venían con la etiqueta que dice la frecuencia con las que había que consumirlas ni el nombre del paciente, parecían los típicos frascos de pastillas de las películas que contienen drogas, aunque el diazepam es prácticamente una droga. Un ruido de algo rompiéndose hizo que el frasco que tenía en mis manos callera al piso, salí hacia la habitación de nuevo y me encontré con el pelinegro sentado en el borde de la cama con su respiración agitada y la lámpara de mesa hecha añicos en el suelo.

- Yoongi - le llamé, despegó su mirada del piso, me observó y cerró sus ojos apretándolos -

- Que alivio - murmuró bajo, pero fuí capaz de escucharlo -

- Recuéstate - le tendí el termómetro - póntelo debemos saber cuanto tienes de fiebre - Dejé las compresas de algodón sobre la cama y me senté en la orilla ayudando a Yoongi a incorporarse de vuelta en esta - ¿Qué te pasó? - pregunté mirando de reojo la lámpara rota en el suelo -

- Nada - su voz se escuchó ronca y trago en seco - tal vez la fiebre me hizo confundir un sueño que tuve con la realidad - suspiró -

- Entonces supongo que fue una pesadilla - el termómetro comenzó a pitar y esperé a los 3 para quitarselo -

- La peor de todas - cerró de nueva cuenta sus ojos y apoyó su cabeza en el respaldo de la cama dejando a la vista su cuello blanquecino y las venas azuladas que se marcaban en este, tragué en seco, de repente tenía mucha sed - ¿Cuánto tengo? -

- ¿Eh? -

- De fiebre ¿Cuánto tengo? -

- A sí sí - miré el aparato en mis manos - ¡Dios mío! Yoongi tienes 40 grados -

Él sonrió un poco.

- Lo sabía -

- ¿Lo sabías? - fruncí el ceño - espera aquí, ahora vuelvo -

Salí en dirección a la cocina para buscar leche del refrigerador, la vertí en un vaso y regresé a la habitación.

- ¿Qué es eso? - preguntó dejando su teléfono celular en la mesita de noche -

- Es leche - cerré la puerta suavemente -

- No quiero leche -

- ¿Quién dijo que te la vas a beber? - me burlé y me senté en el borde de su lado de la cama y dejé el vaso sobre la mesita - acuéstate - sin decir nada hizo lo que le pedí y se acostó boca arriba, alcancé el paquete de compresas de algodón, saqué un par y las metí dentro del vaso con leche, todo esto bajo su atenta mirada -

- Ya sé lo que vas a hacer - susurró con la voz apagada y rasposa -

- ¿A sí? - alcé una ceja y removí con mis manos el algodón para que absorbiera la leche -

- Mi madre siempre lo hace cuando me enfermo - hace una mueca que casi parece una sonrisa - ¿Dónde aprendiste eso? -

- ¿Quieres saberlo? - Yoongi me mira interrogante - Cuando suelo hablar de mi vida en el orfanato siento que te pones incómodo -

- No me pone incómodo solo-

- Te da lástima - sonreí pero lo que sentía en ese momento no era precisamente felicidad, él solo se quedó callado con una expresión incómoda - Ya me lo habías dicho una vez no pongas esa cara - reí, pero no fue una risa sincera, espero que esto no se haga muy común en mí de ahora en adelante -

Daddy's Little Girl {MYG}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora