Daddy's Little Girl {MYG}

Capítulo I

— Y pensar que me ponías reglas cuando me trajiste aquí — recordé y me reí —

Yoongi miró a Holly quien caminaba delante de nosotros, habíamos salido ambos a pasearlo por el parque del vecindario.

— Sí bueno, tenías cara de querer salir corriendo o apuñalarme nada más que te diera la espalda —

— Por supuesto, te comportabas como un imbécil — bufé — Siendo sincera te tenía un poco de miedo —

Ahora fue él quien bufó.

— ¿Miedo de qué? Ni que fuera un asesino —

— Te acababa de conocer, eso no lo sabía — me encogí de hombros —

Yoongi se detuvo para mirarme, por ende yo hice lo mismo.

— ¿Aún me tienes miedo? — la inseguridad resaltaba en sus palabras —

— Por supuesto que no — reí levemente — ¿Por qué te tendría miedo ahora? —

— ¿Qué sientes por mí entonces? — cuestionó ignorando mi pregunta —

Me sentí descolocada por un segundo, ¿A qué se refería con sentir? ¿Cómo me siento con él o qué siento por él? Sí fuera la segunda sería un poco más complicada de responder.

— E-Estoy cómoda contigo —

— Me refiero a — carraspeó — ¿Qué sientes cuando me ves? Odio, rencor, ¿Desprecio? —

Sus puños se apretaron junto a su cuerpo, apretando incluso la correa de Holly.

No supe que responder entonces, por eso me hice una pregunta a mí misma: ¿Qué sentiría si Yoongi ya no formara parte de mi vida?

— Cariño — pronuncié, el pelinegro se sobresaltó — Creo que te he cogido cariño — dije entre dientes mientras miraba mis manos, eso fue incómodo de admitir —

Ví la cabeza de Yoongi mirar al suelo y sus hombros sacudirse. Volvió a alzar el rostro para mirarme, su boca parecía querer irse hacia un lado para sonreír pero se contuvo.

— Eso es algo — murmuró más para sí mismo que para mí —

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— ¡Soyeon! — el grito de Yeji me hizo dar un salto desconectandome de mis pensamientos, corrió hasta llegar a mí  — No sabes cuanto lo siento se me cayó el celular en el inodoro esta mañana por eso no pude escribirte, vamos al baño buscaré ropa en mi casillero para que... te cambies — interrumpió su monólogo apresurados para darme un vistazo de arriba a abajo — Pero si estas perfecta — arrugó el entrecejo —

Por inercia me miré, jeans oscuros ajustados, botas de tacón negras, una camisa blanca y encima un suéter cerrado negro.

— Gracias — sonreí y me encogí de hombros — Supongo que ya le pillé la vuelta —

— Ya no necesitarás mi ayuda entonces — fingió un lloriqueo — Crecen tan rápido —

— Pff — bufé —

— ¿Tienes examen hoy? — se enganchó en mi brazo y comenzamos a caminar hacia las puertas de la escuela —

— Sí... el último, gracias al cielo — suspiro —

— Tranquila, estás a nada de salir de la presión que debes sentir ahora y después de esto podremos hablar sobre lo que te pondrás el viernes para el baile —