Navidad con Luna

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Navidad. Ya eran las vacaciones de Navidad y había ayudado a Remus después de las lunas llenas desde la primera del curso. Aunque había tenido que inventarme algunas cosas para despistar a los chicos y que no descubrieran el secreto de mi mejor amigo, había merecido la pena para que no se sintiera tan solo.

No había ido con él durante sus transformaciones tal y como me hizo prometer, pero eso no significaba que no fuera temprano a la mañana siguiente para ayudarlo a ir a la enfermería sin problemas.

Peter se había ido esas vacaciones con su familia, al igual que James, Alice y Cristina. Lily se había quedado porque, según ella, sus padres iban a ver a un familiar que a ella no le caía demasiado bien. Pero había un inconveniente...

-Feliz Nochebuena, hermanita -me saludó Sirius la mañana antes de Navidad, abrazándome por los hombros, cuando bajaba a la Sala Común.

-Feliz Nochebuena a ti también, pelo estropajo -contesté aguantándome las ganas de reír.

-Eh, mi pelo es genial.

-Feliz Nochebuena, Sandra -escuché detrás de mí.

-Feliz Nochebuena, Remus.

Nos abrazamos a modo de saludo mientras se escuchaban pasos bajar las escaleras de las chicas.

-¿Para mí no hay abrazos?

-Todos tuyos, pelirroja -dije abrazando a mi mejor amiga. Después la abrazó Remus.

-Feliz Nochebuena, Black -comentó seca mirando a Sirius. Reí disimuladamente ante la cara que puso cuando Lily pasó a su lado sin abrazarlo, cuando él tenía los brazos abiertos para recibir uno.

-¿Por qué me odia? -preguntó ofendido por el acto de la pelirroja.

-No te odia -contestó Remus.

-Solo odia a James -añadí-. Y como sois mejores amigos, pues...

Dejé la frase en el aire mientras salía de la Sala Común para ir a desayunar. Al llegar al Gran Comedor me senté en una esquina de la mesa Gryffindor, alejada de oídos cotillas. Los últimos meses, me sentaba ahí con Remus para hablar sobre sus transformaciones. No había mucha gente aquellas fiestas, pero sí más de un oído cotilla dispuesto a escuchar nuestras conversaciones y descubrir el secreto de Lupin.

Como era de esperar, Remus, al entrar, se acercó a donde estaba y se sentó a mi lado.

-¿Cómo te encuentras? -pregunté mientras cogía el desayuno.

-A pesar de que la luna es mañana... Bien -contestó poniéndose un trozo de pastel de chocolate en el plato.

-Espera -reaccioné al poco rato-. ¿Mañana? -Asintió con la cabeza mirando su comida.- Remus, no me lo habías dicho.

-Ya has hecho bastante por mí, no quería darte más problemas -dijo sin mirarme. Esquivaba mis ojos.

-Remus, hago todo esto para ayudarte. Si no me avisas de las lunas, no podré ayudarte. Tienes que confiar en mí.

-Y confío en ti -se defendió dejando los cubiertos sobre la mesa-. Pero no quiero darte problemas. James y Sirius empiezan a sospechar de mis desapariciones nocturnas. Creen que me voy para quedar con una chica y ligar.

-Bueno, quedas con una chica. Conmigo. Aunque no precisamente para ligar, hay algo en lo que no se equivocan.

-Por favor, no vengas mañana -suplicó, ya sí, mirándome a los ojos. Me fijé en que los tenía cristalizados.

-Remus, sabes que no puedo prometerte eso. Te prometí no ir contigo durante tus transformaciones, pero no puedo prometerte no ir a la mañana siguiente. Por favor... Déjame ayudarte...

Mi licántropo.💗🐺 Problema: mi hermano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora