Ambu

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(..Z..)

¿No era una broma? ¿Era cierto? Realmente ella me estaba ofreciendo convertirme en un Ambu de la aldea, a pesar de que yo soy aún una forastera.

Me lo pensé como por aproximadamente 15 segundos antes de que mis pensamientos fuesen interrumpidos abruptamente por Tsunade-sama.

-Leí tu historial y expediente, eres un shinobi único en verdad.-Me halagó, a lo que yo asentí gustosa. A Haruka le gusta que le alaben, es algo vanidoso.-Pienso que incluso alguien como tu desea una segunda oportunidad.-Esta vez, parecía un poco impaciente por mi respuesta.

¿Tanto me quería para trabajar bajo sus estrictas ordenes?

Volví a mis pensamientos, prácticamente ignorando todo ese rollo de segundas oportunidades y comencé a ver si Haruka estaba de acuerdo.

¿Qué piensas?

Pregunté a Haruka.

Me agrada que este tan determinada a que aceptemos.

Haruka rió encantado y después me miró.

La verdad es que no me interesa.

Haruka se encogió de hombros.

Vamos, sé que quieres. Además, todos sabrán que somos poderosos con tener el mayor rango.

Tarte de convencerlo, usando la única débilidad que él tiene, yo.

Haruka me miró por largos segundos y después suspiro derrotado.

Bien. Sabes muy bien que no me puedo resistir a ti.

-De acuerdo. Me uniré a Ambu.

-Bien, presentate aquí mismo a primera hora de la mañana.-Tsunade me dio un asentimiento de aprobación y yo me fui de su oficina.

Suspire. Mirando como el vapor de calor se esparcía y desaparecía entre el viento helado.

Ya estabamos a mediados de invierno, cada techo, árbol y superficie en Konoha estaba totalmente cubierta de nieve blanca, pura y fresca.

Froté un poco mis manos enguantadas y ajuste mi bufanda al cuello. Mis guantes negros, mi bufanda roja y mi gabardina negra era lo único que tenía contra el frío.

No era porque no puediera comprar más ropa -de hecho tenía demasiado dinero y no sabía que hacer con el- sino que me sentía muy incomoda con llevar algo más encima aparte de mi ropa habitual.

Un débil sonido familiar llegó a mis oídos, me detuve para mirar un restaurante de dango al lado mío. Agudizando más mi vista, pude divisar a varias personas que conocía. En una mesa al fondo, se encontraban Kakashi-sensei, Kurenai, Azuma, Gai e Iruka. Incluso podía eacuchar su ánimada conversación con algunas que otras risas.

Suspire.

Quizá ir a pasar el rato no es mala idea. Pensé.

La tensión no va tanto con nosotros.

Haruka concordó.

Al entrar -y después de haber saludado amablemente al tendero- fui recibida por ellos con agrado, platicaron un rato -yo me mantuve casi por completo callada- y después de un tiempo salimos del restaurante más relajados y por supuesto menos tensos.

Cuando me había sentado en la mesa, Gai me recibio con un gran saludo, muy entusiasta, casi pensé que comenzaría uno de sus largos discursos sobre la primavera de la juventud. A Haruka no le agradaban porque le aburrían mucho.

Hija De Una Luna Sangrienta[Editada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora