Una mujer inocente e ingenua es vulnerable. Es presa fácil ante los ojos de un sádico; un sádico que encuentra placer y deleite al manipular, al degradar y al ejercer dolor físico.
Sí, es atemorizante, ¿no?
Pero estas personas son las encargadas d...
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SEÑOR KIM.
Me causaba mucha ternura ver a Yun sentada en el sofá de mi oficina avergonzada, con sus manitas sobre sus rodillas, sin saber hacia dónde mirar.
Por alguna razón no quiero que se sienta incómoda, ni mucho menos insegura de sí misma.
Tampoco quiero que piense que por lo que dije anteriormente la veo muy chiquilla y por eso no quisiera nada con ell...
¿Qué, qué estoy pensando?, ¿desde cuándo me inquieta siquiera lo que pueda pensar una mujer de mi?, ¿y desde cuándo estoy pensando en tener "algo" con Yun?
Pfff, Debo dejar estos pensamientos tan gilipollas.
Por otro lado, por lo nerviosa que se puso Yun cuando iba a introducir mis dedos en su intimidad me daba a entender que ni siquiera se ha autoexplorado alguna vez, es obvio que no sabe cómo darse placer y mucho menos cómo darlo.
-Yun. -Llamo su atención logrando que me mire. -Ven acá. -Doy unas palmadas en mis piernas para que se sentara en ellas.
Ella frunce el ceño confundida, pero se levanta segundos después algo dudosa para hacer lo que le pido.
Amaba su actitud obediente.
Logro que se siente en mis piernas, acomodándola un poco más tomando sus hermosas caderas.
Y, ¿por qué no?, también acomodándola de cierta forma de que mi miembro quedara un poco cerca a su glúteo derecho.
No puedo desaprovechar una oportunidad así.
-Yun, ¿jamás te has tocado? -Digo tomándola de la barbilla quedando un poco más cerca de su cara.
-¿T-tocarme?, ¿a qué se refiere? -Dice mirando mis ojos, su cara confundida logró sacarme una sonrisa.
-Tocarte, cielo, ¿no has sentido curiosidad cuando te bañas o en la privacidad de tu habitación de explorar tu zona íntima? -Digo subiendo mi mano por su muslo descubierto, a una velocidad tortuosa.
La miro directamente a los ojos para que no se distraiga, tratando de darle confianza para que me respondiera.
-N-no señor, jamás he hecho tal cosa, no siento que esté bien hacerlo. -La miro extrañado, dándole a entender que estaba equivocada.
-Cielo, ¿por qué crees que está mal? -Digo aún con mi mano en su muslo, estaba muy tentado, quería tocarla ya.
-Mi familia núnca me ha hablado de eso, simplemente es algo que no conozco, por eso no lo he hecho. -Estaba mordiendome el labio tratando de evitar salir un suspiro, estaba más que maravillado de tener a esta preciosura, ahora mismo, sentada sobre mis piernas.
Me limitaba a mirarla asintiendo levemente con mi cabeza, para tratar de verme comprensivo.
Decido subir más mi mano por su muslo, subiendo un poco su falda para darme paso nuevamente.
