Un paraíso en el infierno.

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-Yun... -Deja un casto beso sobre mis labios. -No creerás que esto termina acá, ¿o si?

Mi cuerpo fue volteado sin esfuerzo, sintiendo esas enormes y cálidas manos a los costados de mis caderas débiles y temblorosas; Manos que antes de apartarse, se deslizaron dolorosamente con lascivia por mis hematomas.

Unos segundos de expectativa se hicieron presentes en la habitación. Sin dudarlo, decido abrir mis ojos al no sentir el peso de su cuerpo sobre la cama; lejos de sentir paz, sentí angustia y poca seguridad.

Mis manos se apoyaron en el colchón con algo de timidez al intentar reincorporarme, pero...

...

...

Una canción entró por mis oídos de repente, acaparando toda la habitación gracias al alto nivel del volumen; una melodía sexy y algo tétrica que me provocó un pequeño escalofrío.

Estaba a punto de levantarme con dificultad, cuando sentí un tirón en mi cabello desde la parte de atrás sin previo aviso.

-De rodillas... Ahora. -Su voz intimidante sobresalía ferozmente entre las letras de la canción obligándome a obedecer.

Jaló aún más mi cabello antes de reincorporarme sobre el colchón llevándome casi a la orilla de esta, poniéndome como me había pedido anteriormente. Estaba completamente desnuda sobre su cama, mientras su mano seguía aferrada en mi cabello con fuerza.

Abrí mis ojos con inocencia al sentir cómo se inclinaba sobre mi cabeza desde la parte atrás para dar un beso en mis labios, su altura le permitía tenerme a su antojo... Y eso me estaba empezando a encantar.

-No sabes lo que me encanta verte tan sumisa... -Su voz era realmente gruesa y poderosa en estos momentos.

Mi cabeza siguió mirando hacia arriba por voluntad propia al ser soltado mi cabello; sólo para alimentar el morbo de seguir viendo a mi profesor en su postura dominante con ojos dilatados, cabello desaliñado en comparación a lo habitual, labios rojizos y levemente hinchados.

Era una vista hipnotizante.

-... No sabes lo que me encanta tu sufrimiento.

Mis ojos se abrieron como platos al sentir un artefacto de cuero rodear mi cuello mientras que, con agilidad y experiencia, mis manos eran amarradas a mi espalda de igual manera. Bajé mi mirada al sentir cómo pasaba unas cuerdas por debajo de mis senos, apretando y ciñendo mi piel con brusquedad, resaltando aquellos lugares de mi cuerpo provocativamente.

-D-duele... -Digo al sentir cómo amarraba mi cuerpo sin detenerse mientras mis manos se inmovilizaban más y más a mis espaldas.

-¿Ah, si? -Dice de forma burlona antes de que una mordaza negra con una pequeña bolita de plástico fuese colocada en mi boca con crueldad. -Entonces... Es perfecto para ti.

Un quejido ahogado se escapó de mi garganta gracias a el dolor del ajuste de la mordaza en la parte de atrás de mi cabeza.

-¿Qué te parece si empezamos de verdad, mi niña...?

Mi respiración se empezó a descontrolar al oír sus palabras, no sabía qué tenía planeado hacer... No sabía qué iba a hacer conmigo.

Una corriente eléctrica recorrió toda mi espalda erizándome la piel al sentir sus dos manos rodeándome antes de subir desde mi pelvis hasta mis senos, con dureza y provocación.

El Sadismo En Mis Manos. - KTH/MYGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora